Todo comenzó una mañana cualquiera. Apenas había luz cuando abrió los ojos y decidió estirarse a la vida. Atrás quedaba Morfeo y sus sueños sobre lunas, cuevas y paredes de piedra en las que crecen suspiros de amor.
Amaba escuchar el silencio que reinaba en casa a esas horas, horas en las que todos dormían. Era el momento idóneo para escuchar sin oír, para recordar, pensar, dejarse llevar. Gustaba de caminar descalza, sujeta a una taza de café. Le divertía bajar las escaleras al sótano de la casa, de puntillas sobre calcetines de colores. Allí el silencio, la dejaba respirar; y ese era el lugar para grabar los mensajes destinados al corazón del hombre piano.
Amaba escuchar el silencio que reinaba en casa a esas horas, horas en las que todos dormían. Era el momento idóneo para escuchar sin oír, para recordar, pensar, dejarse llevar. Gustaba de caminar descalza, sujeta a una taza de café. Le divertía bajar las escaleras al sótano de la casa, de puntillas sobre calcetines de colores. Allí el silencio, la dejaba respirar; y ese era el lugar para grabar los mensajes destinados al corazón del hombre piano.
Él encendía melodías con su voz. Sus movimientos parecían dibujados en el viento y era capaz de silenciar el mundo con su mirada. Ella amaba cuando él susurraba historias a su oído o las escribía en su espalda desnuda.
Pero aquella mañana, al bajar al sótano, notó algo diferente. Había una sombra, tal vez una premonición.
La mujer sintió frialdad y una mano helada en la espalda que se deslizaba en forma de agua hasta llegar a sus pies. La pared lloraba hilos de agua clara y, un manantial flotaba a la deriva sobre las antiguas losas que cubrían el suelo. Era un mal encantamiento, y así ella lo sintió en su pecho.
Hubo de buscar entre galerías y subterráneos y apuntalar pozos y viguetas. Pero el agua seguía brotando cada vez con más fuerza.
Y ella se sintió mujer tortuga, pues el mundo se ralentizaba y sus pisadas eran cada vez más lentas. Soportaba a sus espaldas demasiado peso y ello la hundía. Intentaba flotar, pues recordó que no sabía nadar. El caparazón la hacía sumergirse.
El hombre piano quiso ayudarla, pero la música se ahoga bajo el agua.
Y fue entonces que ella supo que debía hacer.
Se hizo agua.
Lloró hasta que el caparazón se asustó y se despegó de ella. Lloró hasta que las emociones se hicieron espejo en el que mirarse a los ojos. No se reconoció. Sintió frío, pues sin el caparazón era inmune. Ahora era visible con todos sus defectos y eso aligeró aún más su peso.
El encantamiento se deshizo. El agua dejó de brotar de aquella pared llorosa y emigró bañando cuevas hermosas hasta llegar al mar.
Y la mujer tortuga aprendió a entonar aquellas melodías en las que tantas veces la envolvió el hombre piano. Ahora, sin caparazón, la música fluía libre, danzarina, envolvente, en torno a la mujer que se desnudó de todo salvo de magia. De sus cabellos crecieron notas, de sus dedos teclas de colores. Ahora ella, era mujer piano y estaba bien, pero seguía faltándole algo.
Por ello, bailó y bailó… hasta hacerse viento.
Pero aquella mañana, al bajar al sótano, notó algo diferente. Había una sombra, tal vez una premonición.
La mujer sintió frialdad y una mano helada en la espalda que se deslizaba en forma de agua hasta llegar a sus pies. La pared lloraba hilos de agua clara y, un manantial flotaba a la deriva sobre las antiguas losas que cubrían el suelo. Era un mal encantamiento, y así ella lo sintió en su pecho.
Hubo de buscar entre galerías y subterráneos y apuntalar pozos y viguetas. Pero el agua seguía brotando cada vez con más fuerza.
Y ella se sintió mujer tortuga, pues el mundo se ralentizaba y sus pisadas eran cada vez más lentas. Soportaba a sus espaldas demasiado peso y ello la hundía. Intentaba flotar, pues recordó que no sabía nadar. El caparazón la hacía sumergirse.
El hombre piano quiso ayudarla, pero la música se ahoga bajo el agua.
Y fue entonces que ella supo que debía hacer.
Se hizo agua.
Lloró hasta que el caparazón se asustó y se despegó de ella. Lloró hasta que las emociones se hicieron espejo en el que mirarse a los ojos. No se reconoció. Sintió frío, pues sin el caparazón era inmune. Ahora era visible con todos sus defectos y eso aligeró aún más su peso.
El encantamiento se deshizo. El agua dejó de brotar de aquella pared llorosa y emigró bañando cuevas hermosas hasta llegar al mar.
Y la mujer tortuga aprendió a entonar aquellas melodías en las que tantas veces la envolvió el hombre piano. Ahora, sin caparazón, la música fluía libre, danzarina, envolvente, en torno a la mujer que se desnudó de todo salvo de magia. De sus cabellos crecieron notas, de sus dedos teclas de colores. Ahora ella, era mujer piano y estaba bien, pero seguía faltándole algo.
Por ello, bailó y bailó… hasta hacerse viento.
Pero qué relato más bonito, está lleno de magia.
ResponderEliminarMe encanta.
Besos.
Muchísimas gracias cariño. Besos y a ser viento :D
EliminarUn hermoso cuento mágico, Margarita, un abrazo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias cariño. Muchos besos :D
EliminarEntrega y creatividad genuina en tu cuento, que a todos nos llega al corazón...A veces los sueños nos llevan a esos lugares y sensaciones, Margarita. Mi felicitación por ese amor a las letras, tan necesario para seguir adelante...
ResponderEliminarMi abrazo grande y mi cariño, amiga.
Muchísimas gracias preciosa, un beso muy fuerte :D
Eliminar"estirarse a la vida" me ha encantado esta expresión aunque la verdad es que todo el cuento está lleno de magia. Vengo desde el blog de Ester a darte las gracias por leer mi poema y por las palabras que de dedicas. Un abrazo
ResponderEliminarHola Chelo, muchísimas gracias preciosa :D
EliminarQué precioso cuento, Margarita. Espero tengas un lindo fin de semana. ¡Besos!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Marita. Besos cariño :D
EliminarCongratulations.. I like your article very much.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! ¡Muy bienvenida a mi pequeño mundo! :D
Eliminar"Se hizo agua."
ResponderEliminarAquí se lleno tu relato de magia. Y la magia siguió en mis ojos hasta que terminé de leer...
Y después de leer siguió la magia danzándome, pues qué era ella cuando se hizo viento???
Qué maravillosa imaginación!!! Que deliciosa sensibilidad!!! Qué bello relato, Margarita!!! Admiro a las personas que, como tú, hacéis magia con la imaginación y la prosa. Admiro tu sensibilidad y que, como esa mujer que se hizo viento, tengas la libertad y la generosidad de desnudarla y compartirla. Admirable!!!
Gracias y un enorme abrazo, querida amiga!!! (y disculpa mis idas y venidas sin concierto)
¡Muchísimas gracias Emilio! Se hizo agua, se hizo emoción y sensación, y después, se hizo viento y liberó esas emociones hasta dejarlas volar libres. Besos :D
Eliminar¡Hola, Margarita!
ResponderEliminarMe encantó tu relato, lleno de magia, esperanza y amor.
¡Nos leemos!
¡Muchísimas gracias Erick! Besos :D
EliminarHolaaa =)
ResponderEliminarMe encanta, es muy potente ^^
Besitosss :P
¡Muchísimas gracias Leyna! Besos preciosa :D
Eliminarintenso bello y significado anhelo transformador que la llevo al cielo ...relato que me encantó leerte Margarita
ResponderEliminarquizas la mujer tortuga espiga del aire vuele notas del piano este verano entre los brillos del sol y el agua
arcoiris de esplendor...feliz semana Margarita , enhorabuena y mis saludos . jr.
¡Muchísimas gracias amigo mío! Y sí, espero que lo consiga, seguro que sí, jaja. Besos amigo mio :D
EliminarMuy lindo Margarita,
ResponderEliminarsiempre es agradable leerte n.n
Feliz fin de semana
¡Muchísimas gracias cariño! Besos :D
EliminarMay life bring you beauty. :)
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias! Besos :D
EliminarQué relato más bonito y con duende. Es un placer leerte, Margarita.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz finde!
¡Muchísimas gracias amiga mía! Besos :D
Eliminar¡Qué hermoso!
ResponderEliminarLo ame por completo :D
¡Muchísimas gracias! Muaaakkkk :D
EliminarWaaaooooo...
ResponderEliminarPiano, mujer tortuga, Carmona...
¿Qué me corresponderá a mí, hombre "clarinete" en noches de luna llena? :)))))))
Abrazos Margarita. Siempre un placer.
Jajaja, ¡hola querido Ernesto! Pues... bueno, eso solo depende de tí. A mi me tocó ser la tortuga, así podré volar hasta el norte otra vez, jaja. Besos :D
EliminarHola, muchas gracias por tu relato.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Gracias a tí, preciosa! Besos :D
EliminarCuánto poder, la emoción. Torbellino en acción.
ResponderEliminarSaludos, Margarita. Bella tarde 🏙
¡Muchísimas gracias Apalonn! Besos :D
Eliminar¡Qué bello, Margarita! Me quedé encantada con tu talento, imaginación y lirismo.
ResponderEliminar¿Dónde escribiste esta joya? Es un placer admirar tu escritura.
Que tengas una gran semana y un mes de junio inspirado y feliz. Mi abrazo.
~~~~~~
¡Hola Majo! ¡Muchísimas gracias! Un beso muy fuerte :D
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