No se trata de banderas, fronteras o dialectos, se trata de sentimientos, raices, tradiciones y anhelos. Se trata de sentirse orgullosos del suelo, de tocar la tierra fértil y sentir la preñez del campo, elevar la vista al cielo y que la luz te envuelva, aspirar olor a naranja, azahar, fresa y olivo... mientras los acordes de una guitarra y el repiqueteo de unas castañuelas te elevan al olvido de lo cotidiano, y te hacen sentir la calidez en la sangre y el fuego en la mirada. Se trata de sentir el orgullo de los abuelos y la ilusión del que apenas nace... se trata del roce de la luna de abril y las bulerías.
Se trata de ser... ANDALUCÍA.