Abracadabra, pata de cabra... Cierra los ojos y abre la mente, agita tus impulsos y sacia tus deseos. Noche de luna llena, conjuro y hechizo. Pies descalzos y ropa ligera, cánticos de fondo necesita una hechicera.
Un pequeño mundo de fantasía se abre ante tí. Podrás leer relatos, poemas, reflexiones, o cualquier cosita loca que se cruce por mi mente. Disfrutarás de imágenes en su mayoría de la web. Por favor, si ves alguna imagen que te pertenece y no quieres que figure en el blog, avísame y se eliminará de inmediato. Si me dejas un comentario, te lo agradeceré de corazón, pues me importa lo que opines, me gusta la sinceridad y tu comentario me hará mejorar. BIENVENIDO A PERGAMINO DE SUEÑOS ESCRITOS
Abracadabra, pata de cabra... Cierra los ojos y abre la mente, agita tus impulsos y sacia tus deseos. Noche de luna llena, conjuro y hechizo. Pies descalzos y ropa ligera, cánticos de fondo necesita una hechicera.
Siempre he defendido que volar en dragón es una forma de viajar como otra cualquiera, eso sí, no libre del peligro de que el dragón tenga un mal día y chamusque algo de camino, que todo puede pasar en esta vida.
Pero claro, mientras sí, y mientras no, seguimos viajando de forma tradicional; así nos va. Si es que somos unos aburridos, ¿no creéis?
Pero bueno, que me voy por las ramas, cuando lo que quiero es irme por los cielos y océanos y proponeros un viaje, un viaje de Tutucán a Cantutú...¿Qué? ¿Te animas tú?
Los sueños poblaron mis noches vacías de imágenes imposibles.
Incapaz de comprender el bullicio desatado, me sentí empequeñecer, no en tamaño, sino más bien en espíritu, como si en lugar de ser adulta, ahora, fuese niña.
De pronto todo cobró sentido y supe, que mi niña interior me pedía espacio entre tanta seriedad cotidiana, y que solo tenía que soñar con los ojos abiertos, y dibujar lazos libres que el señor de los sueños aceptase como regalo, prendidos en su chaqueta como pájaros que se elevan al cielo...
Cada noche, me visitaba un cuento que se hacía letras sobre papel al llegar el alba. Y un día, sin más, ese papel se hizo libro, extendió las tapas que se forraron de plumas y se hicieron alas, se elevó con energía en un cielo donde las estrellas eran ventanas abiertas a unos seres singulares que guardaban "ilusiones" en los bolsillos, y que se llamaban LECTORES.
Mis queridos amigos, este próximo jueves voy a tener la fortuna de acompañar a mi querida Antonia María Carrascal a presentar su último libro: "Caramelos".
En Antonia María he descubierto un espíritu de niña en un cuerpo adulto, un suspiro libre que es capaz de tejer historias y dibujar versos.
Cuando me preguntó si quería acompañarla en la presentación de su última obra, supe que sí, que quería, aunque en aquellos momentos las circunstancias no eran del todo favorables. Pero claro, mi amigo el Universo que es muy listo y me conoce bien, movió los hilos para que al fin, así pudiese ser.
De corte juvenil, "Caramelos", es una novela breve, de ciento cuarenta y cuatro páginas, editada por Pábilo editorial, con un mensaje que no tiene edad.
Fui tierra, océano y cielo.
Fui pájaro y libertad.
Nadé en mi conciencia.
Sentí que me hacía pez y sirena.
Respiré emociones y me volví humana.
Y después...
Comprendí que no estaba sola, y que cada parte de mi proceso me transformaba más en lo que soy ahora.
Ahora, soy VIDA.
Esperaré que las dunas del tiempo se hagan sueño,
que la bruma de la mañana me acerque tu perfume,
que la prisión que ahora me ahoga se haga lámpara de la que liberarme,
que pueda volver a ser humana y no genio,
que el viento me traiga tu nombre,
que el hilo rojo que nos une disuelva el pasado,
que tus besos y el tacto de tu piel, creen el futuro.
Y entonces, solo entonces, valdrá la pena haber sido presa de las dunas del tiempo.
Hola amigos, hoy, una pregunta sencilla. ¿Conocéis al pueblo maorí?¿Sus secretos? ¿Sus leyendas? ¿Su poder...?
Pues adentraros conmigo en el interior de las páginas de este libro, pero eso sí, antes, calzar cómodos y portad todos los instrumentos que necesita un buen aventurero, porque vamos a ser testigos del renacer de una leyenda.
Un buen amigo mío me dijo: "Tienes que leer La familia, de Sara Mesa". En ese momento pensé que no es el tipo de literatura que suelo leer, pero, ¿por qué no?
Y de esa forma tan sencilla, caí en la red de esta familia, nunca mejor dicho, que es como una especie de red de araña.
Pero te cuento desde el principio:
De ilusiones de papel hice barcos. Al principio, los guardaba en estantes polvorientos de olvido, en lo más alto del ático de mi mente.
Un día comprendí que si los almacenaba en tan recóndito lugar, jamás podrían flotar, así que los cosí con el hilo fuerte de la voluntad... y los llevé a mar abierto, para que el sol los bañara y les diera vida propia.
Pronto, mis ilusiones regresaron a mí, investidas de realidad.