martes, 31 de mayo de 2016

Tijeras

Tijera: denominada frecuentemente en su plural, tijeras, es una herramienta manual que sirve para cortar. Está formada por dos cuchillas de acero que giran sobre un eje común respecto al cual se sitúan los filos de corte a un lado y el mango en el lado opuesto. El mango suele tener agujeros para introducir los dedos o un muelle para facilitar la apertura. El mecanismo formado es un ejemplo típico de palanca de primer orden, en la cual el fulcro se sitúa entre la resistencia (esfuerzo resistente) y la potencia (esfuerzo motor).
Existen varios tipos de tijeras, cuyo diseño depende de la aplicación específica para la que se destinan, por ejemplo en oficinas, cocina, costura, peluquería, enfermería, cirugía o jardinería, incluso con varios tipos para cada oficio.(Conforme wikipedia)

Ahora, todos sabemos lo que es una tijera ¿Cierto? O quizás no del todo...

Esta es la historia de Jacinta, una tijera con mucho garbo, que descansaba en el lapicero de una oficina más, de un bufete de abogados corriente.

Nuestra querida Jacinta es entera de acero. Dura como una roca, salvo quizás en su parte más puntiaguda, al finalizar sus hojas. Ya una vez tuvo una caída y se libró por muy poquito de quedarse despuntada. Tal vez, con otro propietario, el tema podría haberse subsanado, pero Miguel, el insigne abogado de casos civiles para el que trabajaba, era algo descuidado. Suerte que Jacinta se moría porque la afilasen, ya que esos afiladores modernos le hacían cosquillas y la dejaban espléndida.

sábado, 28 de mayo de 2016

Paradero transparente

  


Hoy de nuevo os hago una reseña de un libro que leí hace muy poquitos días. Su autor es un joven venezolano, de cuya trayectoria os hablé hace poco en otra de mis reseñas. “Objetos perdidos” Aquí os dejo el enlace, para aquellos que no lo llegasteis a leer http://pergaminodesuenos.blogspot.com.es/2016/02/objetos-perdidos.html

Pues bien, Carlos ataca de nuevo, y esta vez, con aun más arte si es que ello es posible. “Paradero transparente” es un compendio de poesía, relato, juego de palabras y retos dirigidos a la propia imaginación del  lector…

La forma de expresar de Carlos Castro Rincón, es, como siempre, sincera. Es un autor capaz de narrar con la exquisitez máxima, y al mismo tiempo, emplear palabras cotidianas, e incluso a veces, vulgares o malsonantes, que forman parte de nuestro día a día, de nuestro habla coloquial, y que llenan nuestros espacios.

martes, 24 de mayo de 2016

Caminar deambulante

Desnuda, bajo la luz de la luna, los pies descalzos sobre la alfombra de hojarasca seca, el largo cabello blanco y suelto derramado sin cuidado, tapando quizás esos pechos en otra época turgentes, ahora caídos, por el paso de los años, por la fuerza de la voluntad ajena...  Los párpados proyectando recuerdos, las pestañas perdidas, la tez pálida cual la luna que intenta reflejarla, el cuerpo enjuto, delgado quizás en exceso, pero a la vez, algo en él... altivo.

sábado, 21 de mayo de 2016

I Concurso de cuentos Club Literario `El Tintero´





Hola amigos, no hace mucho tiempo, tres mujeres soñadoras de letras decidieron unirse para crear un mundo de historias a compartir.

Esas tres amigas, Esperanza Rodríguez, Mª Carmen Fernández y Noelia Medina, decidieron crear el CLUB LITERARIO "EL TINTERO" 

Pero claro, un club necesita miembros. Cuántos más miembros, mejor. La idea fundamental, potenciar la escritura, bien a través de la lectura, bien a través de juegos de palabras, siempre utilizando la imaginación y la creatividad de cada cual, para ir dando forma a un lugar, un espacio, donde todo aquél que tenga cierta inquietud por escribir, puede entrar y quedarse si lo desea. 

domingo, 15 de mayo de 2016

Sonata de amor




(Con el mayor de los respetos, y siempre, desde el corazón... )

Hoy se siente una caricia en el alma, una sonata de amor, unas notas que te envuelven y te susurran,  que te incitan, que te recuerdan… que la vida es breve. Que la vida es caprichosa, que no decides tú, que decide otra cosa, otra cosa que no tiene nombre, pero que está presente y actúa con capricho y poder, haciendo de las suyas, y llevándose a su antojo, a quién decide, a su manera, tenga la edad que tenga, sin más, porque sí, dañe a quién dañe y rompa lo que rompa.

viernes, 13 de mayo de 2016

Estrella diurna



Cuando era pequeña escuchaba historias de terror en torno a la hoguera. Mi abuela Carmen me contaba que en el interior del bosque, había una vieja cabaña derruida, que solo podía verse en el ocaso, pues durante el resto del tiempo no era percibida por el ojo  humano. Conforme a la historia relatada por mi abuela, en el interior de la cabaña vivía una mujer de edad indefinida. Para algunos, era joven y hermosa, mientras otros, la habían conocido como una anciana.

¿Qué más me da a mí la edad de esa señora? Si ella es la solución, la buscaré. O al menos, lo intento, pues ya he venido a este lugar tres noches seguidas, tres ocasos en torno al lugar que mi abuela me indicaba de niña. Tres ocasos temblando de frío y también, no lo voy a negar, de miedo.

No me gustan las historias donde algún tipo de magia o brujería puede estar por medio...

martes, 10 de mayo de 2016

Allá cerquita




Cuando mis abuelos hablaban de “emigrantes”, yo sentía en mi corazón de niña, que aquello era triste, que sus ojitos se veían llorosos, que sus manos temblaban con tan solo mencionar esa  palabra. Que debía ser algo muy malo,  pues hablaban bajito, y con susurros encontrados.

Recuerdo como mencionaban aquellos años de antaño, cuando partieron hatillo en mano, dispuestos a intentar lo imposible, ya que su propia tierra no podía darles lo suficiente. Se envalentonaban y partían, presurosos a probar suerte y quizás, descubrir un filón dorado que les ayudase a regresar a tierra, a casa, pues aunque tal vez de origen humilde, el hogar era aquella meta que siempre se fijaban.

Cuántas lágrimas vi en los ojos de algunos abuelos cuando mencionaban el tiempo que permanecieron lejos de sus familias.

Algunos, tuvieron que marchar en pos de una huida política, que no todo es siempre entendible. Otros, buscando simplemente, un pan que poder colocar bajo el brazo de un pariente cercano y doloroso.

Siempre, recuerdos mezclados, cruzados.

Nadie me dijo ni me previno, que hoy en día, sería yo la que pensaría con miedo en esa partida, en esa búsqueda de un sueño y de una libertad, nadie me previno que mi propia niñita de rizos rebeldes y alma serena, se vería atraída, que no sé si expuesta, a cruzar las fronteras de su país y su bandera, con una sonrisa, con una promesa aventurera, que si la cosa no funciona… regresa. Pero ahí está, dispuesta a lanzar el vuelo…

Quizás por todo ello, y por las dudas que aquejan mi alma de madre, ésa que tanto la ha animado a ella a que intente encontrar su camino, a que luche por sus sueños, a que arañe el pozo de los deseos de su propia alma y encuentre el que necesita… dedico este simulacro de poema, especialmente a ella, y también a quién se sienta identificado, todo ello con el respeto que merece, que al menos, ellos no son refugiados de una guerra impuesta, sino luchadores de una causa, buscadores de un mejor estado.

¡Ni la primera, ni la última! Dirían aquellos abuelos… ay corazoncito mío, a mí eso… no me sirve de consuelo. Y aun así, siento orgullo, porque al fin y al cabo, solo está haciendo lo que siempre le he dicho que haga, recordar su pasado, vivir su presente, luchar por su mañana.


Allá…
cerquita de mi corazón,
sin viento ni distancia,
sin barreras, fronteras o razón

Allá…
en aquel lugar,
donde tu vida probará suerte,
qué nunca se sabe,
si ésta se revierte

Allá…
a tantos kilómetros que no quiero contar,
ausente en tu casa, en tu cama, en tu mesa,
que no en tu hogar,
pues aquí sigues presente,
para cuando toque regresar.

Allá…
donde tu vida se expande,
donde investigas, añoras y arremetes,
donde ojalá encuentres,
donde aunque lejos en distancia,
Te acompañaré siempre

Allá… Tú allá, y yo acá, pero juntas por siempre.



(A ti, mi niñita de rizos rebeldes…, mi emigrante valiente)


domingo, 8 de mayo de 2016

Orlando, de Virginia Woolf

Una de mis aficiones favoritas es la lectura, pero mucho me temo que en los últimos años ha sido una afición que he tenido un poco dejada de lado. 

La falta de tiempo y mis muchos quehaceres diarios me tienen apartada de muchas cosas que me gustan, y otras tantas que me gustaría probar. Lo cierto, es que confieso, que en los últimos tres años, la mayoría de proyectos que he conseguido llevar a cabo, han sido de forma rápida, como con prisas. 

Hace poco, en una reunión de amigos, uno de ellos me recomendó leer un libro de Virginia Woolf,  "Orlando". ¿Por qué? , fue mi pregunta. Y él me contestó con una sonrisa. Porque me recuerda a un cuento tuyo, que tú eres mucho de metamorfosis, y además, pienso que te vendrá bien leerlo. Y así fue. 

Tuve que leerlo ¨despacio". Saborearlo. 

La historia en sí llamó mi atención por la forma en que estaba redactada, con gran cantidad de metáforas y comparaciones hermosas, que iban entremezclándose, danzando, hasta conformar la historia. Pero lo que más me sorprendió fue el gran giro que dio la misma, cuando Orlando hombre, se descubrió a sí mismo como Orlando mujer. 

Un libro contado desde dos ángulos, desde vértices distintos, y donde los años van transcurriendo de una forma anormal, detenida, suspendida en un personaje que avanza inexorable a pesar del transcurso del tiempo para los demás. 

Como visión positiva, os diré que tuve que detenerme para comprender, leer con lentitud me ha ayudado a "asentar" mi espíritu y he recobrado por así decirlo el amor por esas incursiones en la biblioteca en la búsqueda incansable de mi amada lectura. 

Orlando ha conseguido hacerme viajar en el tiempo, bailar al son de la autora. Te introduce en un relato elegantemente vestido de prosa en verso, que te va llevando por una especie de mundo imaginario en muchas de sus páginas. 

Como visión, si no negativa, al menos, no favorable, es que es un libro melancólico que necesita concentración para entender todos los detalles. Es un libro con muy pocos diálogos. La mayoría son reflexiones que quizás puedan dar lugar a pensar que es "denso". Pero no es así. Solo hay que leerlo con calma. 

Mi amiga María, del blog "Junto a una taza de te", me mencionó que sería interesante leer "Una habitación propia", de carácter menos melancólico. La verdad, es que me ha gustado muchísimo esta autora, y pienso leer más de ella, pues su forma de lectura, es ese conocimiento suave de tiempos pasados que te hacen sentir por dentro un lago apacible en una mañana serena. 

Quizás solo me quede, como siempre, intentar compartir contigo un pequeño fragmento, escogido al azar, pues en este caso, me cuesta decidirme; pero lo he hecho al fin por esta definición de un cambio de siglo, de época. Disfruta de Virginia Woolf (1882-1943), una de las novelistas británicas más influyentes del siglo XX, tanto por la novedad de los temas que aborda en sus obras, como por la composición formal de las mismas. Sumergirte en sus páginas es... imaginarla a ella, con pluma y tintero en mano, haciendo valer sus palabras en una época no demasiado igualitaria en derechos. Espero que lo disfrutes...

"La enorme nube que pendía no sólo sobre Londres, sino sobre todo el territorio de las Islas Británicas el primer día del siglo diecinueve, se detuvo (mejor dicho, no se detuvo, porque la empujaban de un lado a otro ráfagas tempestuosas) lo suficiente para producir efectos extraordinarios en aquellos que vivían bajo su sombra. El clima de Inglaterra parecía otro. Llovía con frecuencia, pero solo en aguaceros caprichosos, que volvían a empezar apenas concluían. Brillaba el sol, naturalmente, pero lo embozaban tanto las nubes en una atmósfera tan saturada de agua, que sus rayos eran descoloridos; y púrpuras anaranjados y rojos de carácter opaco reemplazaron los paisajes inequívocos del siglo dieciocho. Bajo ese dosel amoratado y huraño, el verde de los repollos era menos intenso, y el blanco de la nieve estaba sucio. Pero - y eso es lo peor - la humedad empezó a meterse en las casas; la humedad, el enemigo más insidioso, porque si al sol lo podemos excluir con persianas y a la helada con un buen fuego, la humedad penetra mientras dormimos; la humedad es callada, ubicua, invisible..." 

(Virginia Woolf. Orlando)


jueves, 5 de mayo de 2016

Relámpagos plateados

Un fuerte chasquido se escucha en el pequeño interior del coche, mientras las agujas de las distintas esferas del salpicadero se detienen. Un trueno suena con fuerza, y la luz del rayo le deja ver la silueta del fondo, cada vez… más cercana al coche.

El sudor frío cubre su piel mientras vuelve a comprobar los pestillos, con manos temblorosas y ojos empañados de lágrimas, busca a tientas en el interior de su bolso, en la búsqueda de ese móvil dichoso que puede suponer una diferencia.

Un nuevo rayo le hace gritar mientras observa sorprendida que la sombra ha desaparecido. Una especie de esperanza brilla en su pecho. Al mismo tiempo, toca feliz el borde conocido del aparato que buscaba.

Lo toma en sus manos y  lo saca del interior del bolso, dejando caer a causa del temblor de sus manos y el ritmo de su corazón, el resto de cosas que había dentro.

Abre el móvil y desconcertada ve que no tiene apenas batería y menos aún, cobertura. ¡Maldición! ¡Maldición! ¿Cómo fue tan imbécil de no mirar antes de salir que el cargador del coche también iba en el bolso?

Otea de nuevo el horizonte al mismo tiempo que un nuevo relámpago ilumina la noche de forma grotesca, dando vida a la espesura del bosque cercano y haciéndole sentir ahogo en el pecho.

Busca desazonada la forma humana que antes le pareció divisar, mientras a su alocada mente acuden todas las imágenes de terror que ha visto  a lo largo de su vida.

Un nuevo rayo parte el cielo nocturno, justo al mismo tiempo que algo arremete contra el cristal del coche, haciéndole gritar con todas sus fuerzas cuando ve esa figura negra y amenazadora pegada al cristal de la ventanilla del coche, justo a su lado, amenazadora, real…

El brillo plateado de un objeto de hoja punzante se levanta con energía alzándose sobre ella y golpeando con fiereza el cristal rompiéndolo en pedacitos sin vida que riegan su cuerpo de diminutos fragmentos con brillo.

Jamás, Ana, había sentido tanto miedo. Ese temor, ese tiempo detenido en una fracción de segundo, tan sólo roto por un extraño rugido que se escucha en la lejanía…

De golpe, se sienta en la cama, empapada de sudor, llorando, y con la ropa de cama mojada…

Una pesadilla. Solo ha sido una pesadilla y eso la hace sonreír de puro alivio al principio, para terminar con carcajadas histéricas entre respiraciones agitadas, segura ya de que solo ha sido un mal sueño.
Pero la cama está muy mojada, y siente un sabor pastoso en la boca, acompañado de cierta lentitud en sus movimientos.

Hay algo en su mano. Lo mira, e incrédula deja caer al suelo un largo cuchillo de cocina plateado. Fuera llueve, y un rayo ilumina la habitación haciéndola gritar. La luz le ha mostrado de donde procede la humedad.

A su lado, mirándola sin verla, con los ojos desorbitados, está su marido, aquél que la maltrató durante siete años, inerte, terriblemente inerte, con una gran mancha de sangre en su pecho y en su vientre.




lunes, 2 de mayo de 2016

La orquídea asesina

En pocos momentos de  mi vida he sentido tanta frustración como en éste. Me llamo Rosa. Menuda ironía. Tengo nombre de flor y voy a morir a manos de una orquídea de inmensas dimensiones que tiene como diversión preferente, cargarse a la gente.

Es probable que en este instante penséis que he perdido la razón. Por ello, voy a empezar desde el principio y para eso es necesario retroceder en el tiempo un par de semanas aproximadamente.

Trabajo en un laboratorio. Soy una adulta de treinta y cinco años, casada, y madre de una hermosa niña de nueve años llamada Carmen.

Mi misión, modificar, potenciar, abono para plantas. Está científicamente probada su eficacia y hasta ahora, no nos había dado motivos para pensar que no pudiese salir pronto al mercado. Quizás por ello, nadie esperaba lo que iba ocurrir...

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