Me
gusta el color rojo. Pero no un rojo cualquiera. El rojo sangre que
impregna y tiñe todo a su alrededor cuando al fin se libera de la
cárcel que la oprime dentro del cuerpo. Inhalo. Inhalo y reprimo el
deseo intenso de tocarla y dejarme llevar por el éxtasis que me
produce.
Pocos
me comprenden. Quizás solo me entendía él, el detective Gutierrez.
Él sí me entiende a pesar de la incrédula mirada que ahora dirige
hacia mí. La mano estirada intentado alcanzarme... Lleva tanto
buscándome... Una parte de mí quiere dejarse ir y ¿por qué no?
Tocarle yo a él.