Hilos de plata. Capítulo 1
Cuenta la leyenda que hay quien es capaz de hilar el destino tejiéndolo con hilos de plata.
Hilos de plata de la propia luna.
¿Acaso ello es posible?
Tan posible como el poder de los sueños y el aura de las premoniciones.
Pocos lo saben, pero en las noches de luna llena, ella sale. La joven tejedora. Una figura que solo algunos privilegiados han logrado ver, atravesando praderas y montes, con sus hilos de plata de luna colgando de los dedos...
¿Qué hace? ¿Qué quiere?
Ella camina en una especie de trance. De caminar lento, va moviendo sus manos como si se encontrase en una danza. De forma elegante eleva sus brazos y elige una estrella. Luego dirige su mirada hacia ella y la estrella baja para formar parte de este hilo de luna. Una tras otra, ella, la tejedora, va entrelazando una red invisible al ojo humano, donde tan solo un destello plateado la delata.
Un velo suave con la fuerza de la red más resistente, se torna seda en sus manos y la sigue como aquella estela que dejan los barcos en el mar... Después, su ritmo se acelera. Sus pies se elevan del suelo y se desliza a pocos metros del suelo, con sigilo, portando las estrellas.
La magia comienza, cuando el velo se deposita con suavidad en el lugar indicado.
Ningún humano podrá verla jamás, o al menos, eso es lo que siempre se ha dicho. Mas aquella noche, ella, la tejedora, voló sobre mi hospicio. Con suavidad y en silencio, nos cubrió con aquél manto de estrellas que de repente se volvió visible. Sentí un aliento fresco y una extraña sensación de alerta y cerré los ojos con fuerza.
Un dedo frío como la noche se colocó bajo mi barbilla, y un canto apenas entonado surcó la noche.
- No tengas miedo, niña... No tengas miedo...
Pero sí que lo tenía. No quería abrir los ojos y los apreté con fuerza, más tan fuerte apreté, que un montón de estrellitas cruzaron mis párpados tornándose puntos de color. Fue entonces que sentí su beso suave en mi frente. Y ahí, sentí tal necesidad, que abrí los ojos.
Mi aliento se detuvo cuando atónita me encontré ante una figura traslúcida, con grandes ojos de un azul tan límpido que se veían las estrellas a través de ella. Su cabellera eran hilos de plata que giraban juguetones y se abrazaban a mi cuerpo.
¿Debía sentir miedo?
La expresión de su rostro respondió a mi pregunta no formulada...
Hilos de plata de la propia luna.
¿Acaso ello es posible?
Tan posible como el poder de los sueños y el aura de las premoniciones.
Pocos lo saben, pero en las noches de luna llena, ella sale. La joven tejedora. Una figura que solo algunos privilegiados han logrado ver, atravesando praderas y montes, con sus hilos de plata de luna colgando de los dedos...
¿Qué hace? ¿Qué quiere?
Ella camina en una especie de trance. De caminar lento, va moviendo sus manos como si se encontrase en una danza. De forma elegante eleva sus brazos y elige una estrella. Luego dirige su mirada hacia ella y la estrella baja para formar parte de este hilo de luna. Una tras otra, ella, la tejedora, va entrelazando una red invisible al ojo humano, donde tan solo un destello plateado la delata.
Un velo suave con la fuerza de la red más resistente, se torna seda en sus manos y la sigue como aquella estela que dejan los barcos en el mar... Después, su ritmo se acelera. Sus pies se elevan del suelo y se desliza a pocos metros del suelo, con sigilo, portando las estrellas.
La magia comienza, cuando el velo se deposita con suavidad en el lugar indicado.
Ningún humano podrá verla jamás, o al menos, eso es lo que siempre se ha dicho. Mas aquella noche, ella, la tejedora, voló sobre mi hospicio. Con suavidad y en silencio, nos cubrió con aquél manto de estrellas que de repente se volvió visible. Sentí un aliento fresco y una extraña sensación de alerta y cerré los ojos con fuerza.
Un dedo frío como la noche se colocó bajo mi barbilla, y un canto apenas entonado surcó la noche.
- No tengas miedo, niña... No tengas miedo...
Pero sí que lo tenía. No quería abrir los ojos y los apreté con fuerza, más tan fuerte apreté, que un montón de estrellitas cruzaron mis párpados tornándose puntos de color. Fue entonces que sentí su beso suave en mi frente. Y ahí, sentí tal necesidad, que abrí los ojos.
Mi aliento se detuvo cuando atónita me encontré ante una figura traslúcida, con grandes ojos de un azul tan límpido que se veían las estrellas a través de ella. Su cabellera eran hilos de plata que giraban juguetones y se abrazaban a mi cuerpo.
¿Debía sentir miedo?
La expresión de su rostro respondió a mi pregunta no formulada...
(Continuará)
¡Hola amigos! Hacía mucho que no escribía una de estas historias por entregas. Así que bueno, aquí tenéis "Hilos de plata". Espero que la disfrutéis.
¡Besos de luna!
Qué interesante. Un beso
ResponderEliminarHola Susana, muchísimas gracias.
EliminarBesos :D
¡Hola! Uy, que tiene capítulos :D. Me ha gustado mucho y ahora quiero saber más. Estaré atenta a las siguientes entregas :P. Un beso.
ResponderEliminar¡Hola Aida! Síii, estos relatos son los que yo llamo con mi sentido del humor particular "mini-novelas". Suelen tener 3 o 4 capítulos. Aunque al principio eran más largos, hasta siete u ocho. Pero no veas como se inquietaban mis amigos lectores, ja ja.
EliminarBesos :D
Hola preciosa!
ResponderEliminarPues me has dejado con ganas de más, así que estaré atenta.
Feliz Miércoles!
❀ Fantasy Violet ❀
Besotes! 💋💋
¡Hola Violeta! ¡Muchísimas gracias! Muy prontito... el segundo capítulo.
EliminarBesos :D
¡Qué bien, la magia comienza! Y ahí estamos atentos a todo el relato que seguramente nos resultará maravilloso, como todo lo tuyo.
ResponderEliminarBeso grandote.
¡Hola Navegante! ¡Muchísimas gracias! Es cortito, ja ja. Solo tres capítulos. Eso sí... cortito pero intenso...
EliminarMuchos besos :D
Me has dejado en ascuas esperando la siguiente entrega de tu obra. Es bella y delicada, llena de sensibilidad y ternura, y lo que he leído me ha gustado muchísimo. Quedo a la espera de lo siguiente.
ResponderEliminarun beso grande
¡Hola Rita! ¡PUes prontito, en este finde, más! ¡Un beso muy gordo! :D
EliminarClaro que lo disfrutamos, al menos yo, he volado con esa mujercita que lleva en sus dedos hilos de plata. veremos cómo sigue, te espero.
ResponderEliminarmariarosa
¡Gracias María Rosa! En un ratito comparto el segundo capítulo. ¡Muchos besos! :D
EliminarPreciosa la primera... Y garantizadas las otra dos!
ResponderEliminarGran abrazo escritora.
¡Hola Ernesto! ¡Muchisimas gracias! ¡Vamos por el segundo capítulo!
EliminarBesos :D
Gran historia
ResponderEliminaryo quiero un trocito de ese hilo
para colgar en mi pecho
una foto.
Un placer la visita.
¡Hola Javier! Igualmente, acabo de visitar tu mundo. Bueno, tus mundos. Eres un maestro de la poesía y la prosa.
EliminarMuchas gracias por esta visita, ojalá se repita, y bueno, ya he extendido un hilo de plata entre ambos blogs.
Besos :D
¡Es taaan bonito, Margarita!
ResponderEliminarDeseando saber más de está tejedora se sueños de plata.
Un abrazo,
Nuria
¡Gracias amiga Nuria! Ya tienes el segundo capítulo esperándote y el tercero casi a punto de salir del horno.
Eliminar¡Besos! :D
Fantástico! Por un momento mire los dedos .mejor dicho mis alas porque parecían tener hilos de plata desprendiendo de ellas. Como envuelves.picarona! !
ResponderEliminarJa ja ja, ¡¡Gracias chicas!! Muaaakkk Besitos :D
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