Es capaz de rodar
y oler a lluvia y a jazmín,
ser el jazmín y la lluvia
bajo un cielo demasiado encapotado.
Puede estremecer nuestros pequeños corazones,
aprisionar la garganta del agua
y detener el vuelo de las palomas.
Quizá el viento llegue a susurrártelo...
Puede ser y es, "La mano del poeta". Pero no de un poeta cualquiera, sino de aquél que vislumbró "La luz entre los cipreses", practicó "Mudanzas de lo azul", se dejó llevar "Después de la música" tras una "Sucesión de lunas", soñando con "Los refugios que olvidamos" y aprisionando con fuerza la necesaria "Raíz olvido".