"Los falsos días", de Jesús Cárdenas

Es capaz de rodar

y oler a lluvia y a jazmín,

ser el jazmín y la lluvia

bajo un cielo demasiado encapotado. 

Puede estremecer nuestros pequeños corazones,

aprisionar la garganta del agua

y detener el vuelo de las palomas.

Quizá el viento llegue a susurrártelo...

Puede ser y es, "La mano del poeta". Pero no de un poeta cualquiera, sino de aquél que vislumbró "La luz entre los cipreses", practicó "Mudanzas de lo azul", se dejó llevar "Después de la música" tras una "Sucesión de lunas", soñando con "Los refugios que olvidamos" y aprisionando con fuerza la necesaria "Raíz olvido". 

El escondite de los calcetines perdidos

Venga, niega que no se pierde algún que otro calcetín en tu casa. Si me dices que no es así, me preocuparás bastante. ¿Por qué? Pues porque existe un lugar donde van todos los calcetines perdidos. No es un lugar cualquiera, no vayas a confundirte.

Todo empezó con una simple colada, en la que uno de los calcetines buscaba anhelante a su compañero sin éxito. ¿Cómo era posible que hubiese desaparecido sin más? El calcetín sobreviviente tenía una teoría. Aquella máquina infernal que los hacía girar y girar era un portal hacia otro mundo.

Como un reloj flojo

Cuarenta grados un 23 de mayo. Y un pimiento, allí hacía por lo menos sesenta, que lo sabré yo. Seis de la tarde, aparcada a bastante distancia de la Plaza Nueva donde tenía yo la firma de mis novelas a las siete de la tarde. Una inmensa cuesta que me mira retadora y con burla. ¿A qué no hay lo que tiene que haber? ¡Qué graciosa! Si la cuesta fuese humana se iba a enterar...

Haiku, LLUEVE ALADAS PALABRAS, de Nuria Espert y Elena Gromaz

Veinticuatro poemas ilustrados que, según la Tradición jajonesa, intentan seguir el espíritu que los caracteriza.

Cada verso atrapa la sutileza de un instante, evocando un universo de sensaciones que serán únicas y distintas según las vivencias de cada lector.

La ilustradora aporta su originalidad al incorporar a la mujer como parte de la naturaleza, su uso minimalista del color da a cada imagen una intensidad y una belleza que juega con la luz y la oscuridad para atrapar tu mirada. 

Te regalo un pensamiento

Hoy voy a compartir con vosotros una leyenda. Siempre me gustó pensar que en cada leyenda mágica hay una buena dosis de realidad. Supongo que necesitamos creer, soñar; necesitamos magia en nuestras vidas. 

Lo cierto es que conforme a esta leyenda maya, el mundo se creó por completo, y dentro de él, todas las cosas fueron tomando forma. Pero faltaba algo, un detalle que podía suponer una diferencia. Necesitaban a alguien que llevara los deseos y pensamientos de un lado a otro. 

Mi maldita droga dura, de Noelia Medina

Nicolle tiene diecisiete años, poca maldad y varios frentes que la obligan a volver a Francia, su ciudad natal. En su vida se cruza irremediablemente Marc Ferrera, un imponente hombre separado, mucho mayor que ella, y padre de su mejor amiga. Será quien pueda ayudarla a solucionar sus problemas. O no. También puede convertirse en la gran piedra de su camino, en su mayor adicción. Por otro lado, Eric, un malabarista callejero que habita en el barrio bohemio de París, capaz de hacer magia con las manos y con los sentimientos. 

Una intensa, morbosa y erótica historia que habla del tabú en su máxima potencia y de manera explícita entre un hombre experimentado y una niña inocente a la que el sexo le cambiará la vida. 

Un hombre adicto al sexo.

El padre de su mejor amiga.

El novio de su madre.

Su maldita droga dura.

Si me das la mano

— Si me das la mano, jamás la soltaré — le dijo ella en un murmullo

— Si te doy la mano, yo seré el que jamás te soltaré — respondió él.

Y así fue como ambos decidieron no darse las manos, pues aquello les aterraba más que les incitaba. No era sujeción lo que buscaban, sino alguien con quien compartir sin ataduras, sin reproches, sin reclamos. Alguien con quién solo ser, solo sentir, solo vivir…

Así fue.

Y así fue también, que por todos lados se les veía juntos, con una sonrisa en aquellos labios que de vez en cuando callaban para juntarse. Sus miradas cómplices, sus caminos alineados. A veces, se le veía a él. A veces, se la veía a ella. A veces, ambos se dejaban ver a la vez. Cada uno tenía su plan de vida, cada uno tenía su sitio en el mundo, y al mismo tiempo, juntos, habían trazado algo en común.

—Si me das la mano, la acariciaré con la mía — le dijo ella en un murmullo.

Y él no respondió. Solo sonrió y enlazó la mano de ella mientras también enlazaba sus labios.

2 de mayo, Día Internacional Contra el Acoso Escolar

Mi papá me ha preguntado hoy qué me gustaría pedir para mi cumpleaños. Pero no puedo pedir a papá, ni tampoco a mamá, lo que quiero de verdad, porque si lo hago, se van a enfadar mucho y después va a ser peor, y tengo mucho miedo.

Y mi mamá me ha dicho que me va a hacer una fiesta de cumple y puedo invitar a mis amiguitos. Y me he hecho pipi encima.