Te regalo un pensamiento

Hoy voy a compartir con vosotros una leyenda. Siempre me gustó pensar que en cada leyenda mágica hay una buena dosis de realidad. Supongo que necesitamos creer, soñar; necesitamos magia en nuestras vidas. 

Lo cierto es que conforme a esta leyenda maya, el mundo se creó por completo, y dentro de él, todas las cosas fueron tomando forma. Pero faltaba algo, un detalle que podía suponer una diferencia. Necesitaban a alguien que llevara los deseos y pensamientos de un lado a otro. 

Contrariados, los dioses observaron que ya no les quedaba existencias de barro, ni tampoco de maíz. Por el contrario, si tenían unas hermosas piedras con poder mágico, unas piedras verdes y magníficas llamadas "jade". Qué hermoso material, suave y fuerte a la vez. Sin dudarlo, lo tomaron y crearon con él una flecha muy pequeña. Cuando estuvo lista, soplaron sobre ella, y ésta, salió volando. 

Cuenta la leyenda, que ahora, ya no se trataba de una piedra. Habían creado al x ts'unu'um, más conocido por todos nosotros como "el colibrí".

Este nuevo ser era frágil  y ligero. Era tan frágil y ligero que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover un solo pétalo. Más el hombre, como en tantas otras ocasiones, añoró poseer tal belleza y sutileza. Por tanto, intentó apresarlo. Los dioses enfurecieron y dejaron bien claro que si alguien quería apresar a un colibrí, éste moriría. 

Ante esto, el hombre decidió respetar la libertad del ave, y de esta forma, el colibrí era libre para poder llevar los pensamientos y deseos de los hombres de un lugar a otro. 

Y ahora viene la mejor parte. Si un colibrí vuela cerca de tí, no lo asustes, ni intentes apresarlo. Concéntrate, busca en tu interior y saca de ti lo mejor, el pensamiento más hermoso, tu actitud más positiva, el mejor deseo... y deja que el colibrí lo tome, pues lo llevará a tu persona amada, o a aquél que lo necesita, al igual que también lo traerá hasta tí.

Si un colibrí se acerca a tí, es un buen augurio, un augurio de amor y de felicidad. 

No sé vosotros, pero si yo pudiese, llenaría el mundo de colibríes para así regarlo de buenos pensamientos y deseos. Por ahora me conformaré con cerrar los ojos y enviaros algo bonito, espero que os llegue.