Oro, incienso, mirra.
En esta noche mágica donde hay más luz en la mirada de los pequeños que en el propio firmamento, también soñamos los menos jóvenes. La noche de Reyes nos hace suspirar.
Yo este año se lo he puesto algo difícil a sus Majestades de Oriente. Les he pedido que nos ayude a valorar lo que tenemos, a luchar por lo que queremos y a agradecer hasta el más ínfimo detalle que nos alegra el corazón. Que nos enseñen a ser humildes con nosotros mismos, que nos ayuden a saber escuchar, y también a ser empáticos y resilientes.
Les he pedido ni más, ni menos, que magia.
Y ya puestos, también les he pedido que cuando este virus se difumine, no se nos olvide lo que estamos viviendo, y seamos capaces de vivir como solo lo hace la persona que no quiere perder más tiempo.
Feliz noche mágica de Reyes