El ciclo del eterno emperador, Laura Gallego

 

¿Imaginas lo que tiene que ser vivir mil años? ¿Puedes llegar a pensar lo que es tener bajo tu dominio el poder absoluto durante todo ese tiempo?  

Pues esta es la historia de Vintanelalandali, eterna emperadora de Akidavia, pero también es la historia de un joven llamado Kelan. 

¿Te apuntas?   

Vida y muerte. Oro y sangre. Tal es el poder del eterno emperador de Akidavia.

El Eterno Emperador gobierna Akidavia durante mil años antes de morir para renacer de nuevo. Tras la muerte de su última encarnación, varios miembros del Consejo Imperial se presentan en una pequeña aldea en busca del recién nacido que alberga el alma de Su Divinidad y que, por tanto, debe ocupar el trono.

Esta es la historia de Vintanelalandali, decimoséptima encarnación del Eterno Emperador, educada desde niña para tomar las riendas del imperio en cuanto sus poderes despierten. Pero también es la historia de Kelan, un muchacho criado en un remoto rincón de Akidavia, cuya vida cambia de golpe el día en que decide desafiar a la autoridad local.

Cuando los destinos de ambos se crucen, el futuro del imperio tomará un giro inesperado.

 

 Cada mil años, al morir el emperador de Akidavia, justo en treinta y tres días, volverá a nacer de nuevo en cualquier familia del Imperio, sin importar su condición social. Su alma se reencarnará, y si bien no recuerda nada de sus vidas anteriores, será llevado a Palacio, donde permanecerá totalmente inmerso en el aprendizaje que le ayudará a ser emperador. Al alcanzar su mayoría de edad, su cabello tornará totalmente blanco y los poderes que ostenta se manifestarán. Vida y muerte. Con una mano, solo con el roce de una mano, podrá matar. Con la otra mano, restaurar, o lo que es lo mismo, regresar a la vida. 

De esta forma conocemos a Vintanelalandali, decimoséptima reencarnación del Emperador, viviendo totalmente aislada y en continuo aprendizaje sobre sus antecesores. 

Por otro lado, Kelan, un joven nacido de la larga noche (en ese periodo de los treinta y tres días), sobrevive a la dureza del hambre y la miseria junto a su padre. Es un joven nacido el mismo día que la emperatriz y que tiene el convencimiento de que todo puede cambiar si se siembra cereal en determinadas zonas del Imperio donde en teoría no podrá crecer. Sin embargo, él tiene una mano prodigiosa para ello.

Cuánto más poder tiene una persona, más sílabas guarda su nombre. Cuando Kelan es condenado de forma injusta por un suceso en el que solo pretendía ayudar, su nombre queda en "Kel" y es enviado a las minas de cultivo de cereal, un trabajo no solo duro, sino en el que es difícil sobrevivir.

Cuando un suceso hace que Kelan sea llevado ante la emperatriz a fin de ser "eliminado", y Vintanelalandali sea la responsable de llevar a cabo la pena impuesta, ambos se mirarán a los ojos y todo cambiará...

He disfrutado intensamente con esta lectura. El mundo que Laura Gallego crea es espléndido, con los personajes, las distintas líneas de poder en el Palacio. La humanidad y dulzura de la joven emperatriz que lucha por hacerse escuchar, pues su pelo aún no ha encanecido. La necesidad de defenderse de todos de Kelan, pues es un peligro para la sociedad tal y como está establecida. 

Es una historia que, además, es preciosa en sí por lo que implica y por la relación entre ambos. Un desenlace inesperado. 

Feliz de esta lectura, tanto es así, que ya tengo más libros de esta autora en casa, esperando su momento.

Y eso sí, si bien está recomendado como literatura juvenil, os puedo asegurar que he disfrutado de lo lindo con ella, y yo ya no soy lo que se dice una adolescente, jaja.  Creo que para los amantes de la fantasía, la edad es solo una concordancia con la edad de los protagonistas. 

¿Os animáis?