jueves, 15 de diciembre de 2022

La guardiana de besos

 


Cada cierto tiempo sentía un pinchazo en el pecho, seguido, casi al instante, de unas gotas de sangre en su blanca blusa. Irene sabía que todo era fruto de esa herida que cruzaba su corazón y la hacía sentir dolor cada vez que veía un beso.

Todo comenzó al perder a su madre, pocos días después de nacer. 

Su corazón ansiaba todos los besos que no había recibido con el paso del tiempo, y que su padre, no fue capaz de darle, pues la culpaba de aquella muerte. Conforme el tiempo pasaba, todo fue a peor, pues Irene era el vivo retrato de aquella cuya vida se apagó entre espasmos y llanto. 

Cada vez que la muchacha intentaba dar un beso, algo en ella se cuarteaba. Si alguien pretendía dárselo a ella, la joven sentía que se asfixiaba.

Y un día, su padre también se fue.

Así que se aisló, de todo y todos. Se hizo invisible al mundo, se volvió invisible a ella misma.

Por ello se sorprendió cuando una noche de tormenta, ante su puerta apenas visible entre árboles y ramas, un anciano golpeó repetidas veces. Venía agotado, cansado hasta el extremo más absoluto. Famélico, derrotado, y sin una sola moneda con la que pagar una noche de descanso y un buen alimento.

En el pueblo, a escasos metros del lugar, todos fueron cerrando sus puertas. Corrían malos tiempos y nadie confiaba en nadie. 

Pero Irene... Irene sintió mariposas que revoloteaban en su interior. Si su padre viviese... si su padre viviese tendría la misma edad, ¿se le parecería? Algo en su interior se derritió, y aunque con cierto recelo, entregó al hombre alimento, y le permitió dormir en el establo. 

El hombre la miró con tal ternura, que la muchacha sintió una inmensa emoción, seguida eso sí, del consabido dolor en el pecho. 

A la mañana siguiente, la joven encontró junto a su almohada un pequeño saco transparente que parecía un farolillo. Su luz era tan potente que la muchacha no pudo evitar abrir el mismo, encontrándose en su interior una luz que se extendió por su propio interior. Un cálido sentimiento hormigueó en sus labios y su mejilla y, la muchacha pensó, que eso bien podría haber sido un beso.

No había rastro del hombre; pero la joven no dejaba de encontrar pequeños faroles iluminados que se elevaban, quedando suspendidos entre las ramas de los árboles. Cada vez que abría uno, sentía un beso cálido que la hacía emocionarse. Pero su corazón, había dejado de sangrar.

Tras un tiempo, los farolillos volvían a brillar y la muchacha descubrió que podía tomarlos como si de una fruta madura se tratase, para después, dejarlo ante las puertas de aquellos que más amor necesitaban; pues por alguna razón, ella lo sabía; al igual que supo que esas luces eran, sin lugar a dudas, todos los besos que no había recibido en su vida. 

Y fue que en una mañana de invierno, la herida de su corazón se abrió, manando de ella tanta luz que la joven no podía respirar. Asustada, se dio cuenta de que ella misma se fragmentaba y se hacía luz, descansado en un lecho de seda suave, que un anciano tomaba en sus manos. 

-¿Padre?

El hombre la abrazó al fin y le dio tantos besos como tenía. 

- Nunca dejes de regalar amor, hija mía. Aunque no lo recibas. Porque con cada beso que entregas, haces florecer una semilla de las que sanan corazones. 

Y así, tal como se había esparcido en fragmentos de luz, volvió a sentir que de nuevo era persona. 

Y lloró, lloró feliz, viéndose rodeada de faroles de luz y supo, que por mucho tiempo que viviese, jamás le faltarían los besos, ni permitiría que les faltase a otros. 



 

27 comentarios:

  1. Un relato precioso y emotivo, Margarita, un abrazo!

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  2. Muy sensible Margarita, mucho, y muy imaginativo.
    Creo que lograste un texto no sólo bello, sino también con un mensaje luminoso no sólo por lo que se describe, más bien por el sentido de lo escrito. Felicito.
    Ah, hay comentarios en mi blog que no salen, pero llegan al mail y los copio y pego para que aparezcan. Con el tuyo me pasó, ojalá blogger se de por enterado.
    Un abrazo.

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    1. Hola Nocturno, no se que pasa con los comentarios de blogger, pero vaya tela. Muchas gracias por copiarlo y pegarlo. Besos :D

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  3. Me gustó.
    Bonita historia
    Tiene una linda enseñanza.

    Saludos Margarita. Que tengas bellísimo día 🏙

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  4. Hola, me ha encantado, el relato es precioso y muy emotivo, capaz de conmover el corazón.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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  5. Es un escrito precioso. Un beso enorme y feliz día.

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  6. HOLAAAAAAAAAA
    Que bonito escrito!
    Perder a seres queridos es doloroso pero me gusto esta frase del papá "Nunca dejes de regalar amor, hija mía. Aunque no lo recibas. Porque con cada beso que entregas, haces florecer una semilla de las que sanan corazones. "

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  7. Un relato conmovedor y bellísimo.
    Te dejo un abrazo

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  8. Hola,
    Un relato hermoso, me has dejado cautivada con tus palabras, cada vez que te leo me dejas con el corazón completamente emocionado.
    Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.

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    1. Muchísimas gracias Miss Bridgerton. Muchos besos, preciosa :D

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  9. Precioso y emotivo!! Gracias por compartirlo.
    ¡Un besote! ♥︎

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  10. ¡Hola, Margarita!

    Por un momento pensé que el relato iba a tomar un rumbo oscuro, pero me gustó mucho cómo acabó.

    ¡Abrazo!

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  11. ¡Hola Margarita!

    Pues me ha gustado mucho y como siempre, la foto acompañando muy bien al relato.
    Creo que es muy difícil cuando no hemos recibido amor de pequeños, ser capaz de entregarlo a los demás... pero si se consigue hacer eso, me parece algo muy muy poderoso.

    ¡besotes!

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  12. Bonita historia de amor y ternura.
    Y oportuno "regalo" de Navidad.
    Abrazos Margarita. ¡Felics días!

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  13. Hola amigo mío, muchísimas gracias. Besos :D

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  14. La imagen es inspiradora, Margarita...Tu escrito es sanador, cuando se da amor se enciende la luz en el corazón del otro...La protagonista era guardiana de besos, los recibió y supo expandirlos prendiendo pequeños "fuegos de amor" sin duda...Has conseguido un relato navideño y mágico, amiga...Que el Niño de Belén te siga dando inspiración y amor para seguir reflejándolo en tus letras, Margarita.
    Mi abrazo entrañable y admirado `por tu generoso buen hacer.

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  15. ¡Hola, Margarita!
    Qué bonito, he llorado y todo T.T, me he emocionado demasiado.
    Un besito.

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  16. Qué gran relato Margarita. Bello, emotivo... el corazón y los besos, tan apátridas en la maldad, pero tan necesarios en la viva imagen de nuestros días. Felicidades

    Besoss

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