Mientras las hormigas duermen, de Antonio Fernández

Voy de reseña en reseña, y es que Carmona está imparable en cuánto a nuevas obras se refiere. Ya os contaré acerca de la presentación a la que asistí el pasado día 16 de noviembre, conozco bastante bien a la escritora... 

Pero hoy, os hablaré de un poemario excepcional. Tan solo hace unos días os contaba que los sentimientos no tienen precio a través de "El precio de los sentimientos", de Álvaro Camacho. Hoy voy a hablaros sobre el sueño de las hormigas... de Antonio Fernández.

Os contaré una historia muy particular. Ya os he comentado varias veces que estoy en un club literario aquí en Carmona. EL club literario "El tintero" nos ha ayudado a muchos de nosotros, escritores noveles, como apoyo y lanzadera para animarnos a publicar. Pero sobre todo, ha hecho que un grupo de amigos contemos los unos con los otros. 

No hace demasiado tiempo, una maravillosa tarde de verano, tomábamos un refresco en una alameda de la ciudad. Una de los miembros de ese club, fundadora del mismo además, es mi amiga María del Carmen Fernández, escritora de "Alas, paraguas y pócimas mágicas", "Tú no eres mi amigo", "Quién dijo miedo" y "La guinda del pastel". Aquella tarde en pleno debate tertuliano, pasó cerca de nosotros el hermano de María del Carmen, Antonio. Yo ya le conocía a través de un libro que él había publicado, un poemario llamado "Versos rotos". Sí lo deseáis, aquí os dejo el enlace a la que fue mi reseña de aquél primera obra de Antonio. 

http://pergaminodesuenos.blogspot.com/2016/11/versos-rotos-de-antonio-fernandez.html

Antonio dejó caer como si tal cosa en aquella tarde, que "publicar" le daba auténtico miedo. ¡Oh, la la! ¡Pues claro! Cuando vas a publicar un libro te entra un sudor frío y muchísimo de esa sensación llamada pánico. Pero... también es verdad que el mundo es de los valientes. A veces es complicado hasta el movimiento más fácil, por tanto, abrir una parte de ti al mundo es una especie de desfiladero empinado. 

El caso es que el universo me dijo un día... si consideras a alguien tu amigo, dile la verdad. Y así lo hice. Cuando leí "Versos rotos" sentí que los poemas de Antonio son frescos y están vivos. De una forma muy sutil y hermosa, es capaz de compartir contigo la historia más hermosa, la más triste, la más romántica... de tal forma que la sentirás como propia. 

No me mordí la lengua y así se lo dije. Fue entonces, que el universo que es muy juguetón, me puso a prueba. Sí, sí. Mi amigo Antonio me dijo... "Si tú escribes el prólogo". ¡Zas! ¡Sin anestesia ni nada! Uf, jamás de los jamases he escrito antes un prólogo que no fuese para mi propia historia. Eso sí, a un amigo no lo dejo tirado si puedo evitarlo, así que... ¡Trato hecho! 

Y aquí está por fin amigos, "Mientras las hormigas duermen", el poemario vivo de Antonio Fernández, un gran poeta y mejor amigo, con el prólogo de esta servidora. 

Hoy ha sido su puesta de largo. Esta mañana a las 12,30 de la mañana, en la antigua Capilla de San Pedro de Carmona, nos hemos reunido un grupo de amigos y admiradores del trabajo de Antonio. Presentó el acto Ramón Gavira, concejal de cultura; y junto a él, Juan Avila, alcalde de Carmona; José María García, de la editorial Exlibric; el gran poeta y crítico literario Jesús Cárdenas; y la menda lerenda. 

Quizas ante cada nombre debí colocar el "don" correspondiente, pero hoy allí, no había títulos, solo amigos. Yo tuve la suerte de estar sentada al lado de Antonio, y desde esa posición de privilegio observar el nerviosismo que lo dominaba, pero que de una forma suave y segura, consiguió dominar poco a poco. 

Si hay algo que me llama la atención de su autor, es su templanza. Es hombre de hablar calmo, pero sincero. Tímido de naturaleza, y un mago con la pluma. Las musas llegan a su vida de la misma forma en que duermen las hormigas. De ahí el título de la obra. 

Hormigas que duermen en periodos intermitentes, pequeñas siestas de un minuto, unas doscientas cincuenta más o menos (míralas ellas, oye). Eso sí, al despertar de ese pequeño minuto de descanso, comienzan su actividad frenética como si alguien les hubiese recargado las pilas al máximo. Da igual si es de día o de noche, pues las hormigas son trabajadoras que no entienden de ciclos. Pues así es la creatividad en Antonio. Sus musas vienen y van, sin avisar momento ni lugar. Suerte que él sabe aprovecharlo. 

MIENTRAS LAS HORMIGAS DUERMEN

Cuando comienza a plegarse el telón

de mis ojos cansados,

mis manos intentan convertir

los versos que se atreven a subir

a contracorriente por mi cabeza.

Mientras las hormigas duermen,

el brillo fugaz de la inspiración

desvela mis sueños de tinta,

subiendo a oscuras

por los márgenes de mis cuadernos,

dejando sus señales en forma de destellos.

En esos momentos de lucidez efímera

soy consciente

y consiento a mis pensamientos

la libertad trashumante

de recorrer los prados verdes

de la literatura.

A retazos se conjugan mis poemas,

esperando el vuelo

intermitente y lacónico de mis musas

sobre el blanco y mudo papel.

Y seguiré escribiendo...

Mientras las hormigas duermen.

Todo esta obra está repleta de poemas vivos, algunos repletos del amor que le profesa a su encantadora esposa, Inés Naya. Otros, nacidos de la inspiración que un momento, o un desconocido ha hecho nacer. También están aquellos que entona a enfermedades como el alzheimer, y también los que surgen del amor por su tierra. Pero de entre todos ellos... hay uno que deja sin aliento. 

A MI MADRE

Madre,

cómo no voy a quererte

si estuve dentro de ti.

Fuiste mi primer latido,

mi primera piel, mi primer suspiro.

En esta vida que juega a desgastar

las relaciones afectivas,

no hay color que me guste más

que el que dibuja tu sonrisa.

Ni mejor sonido

que el que deja tu voz

cuando alza su vuelo para encontrarme.

Madre,

tienes grabado el corazón en tus pupilas,

que nos miran con buenos ojos,

y un alma dispuesta a la voluntad

de cinco fragmentos en tu piel tatuados.

Sé que la felicidad va de la mano

de la nuestra,

y que tus sueños duermen

a los pies de nuestra cama.

Siempre seremos tus niños,

aunque sé bien que algo de ti se evapora

en cada lágrima que derramas.

Quisiera 

que los sueños fueran azules

como el cielo que nos mira.

Que siempre estés con nosotros

mientras nos quede un soplo de vida.

Aunque sé

que una parte de nuestra piel

marchará contigo

el día que nos separemos.

Y si volvemos la vista atrás,

nuestro corazón

verá de nuevo tus ojos

en el punto de partida.

Cuando de nuevo

todos nos juntemos.

Termino ya con esta reseña, no sin antes pediros que deis una oportunidad a esta obra, pues os aseguro que merece la pena. 

Aquí os dejo el link para que podáis adquirirlo. 

https://www.exlibric.com/libros/mientras-las-hormigas-duermen/

Pero no será este link el que realmente cierre estas letras, sino mi amigo Antonio y yo. 

La poesía es un perfume sin aroma.

Su olor es interpretativo;

huele a lo que nuestro corazón sienta.

Antonio Fernández.

Poeta es aquél que teje sueños con hilos de luna, aquel que danza con las palabras hasta convertirlas en alas de música, aquel que no teme llorar ante el mundo desnudando su alma, aquel que ama y comparte ese amor envuelto en filigranas de esencia de plata cálida. 

Margarita Hans