Nerea

Tu nombre pronunció el viento, susurrando caricias al mar, formando blanca espuma en movimiento, creando vida y coral.

Ya tenemos una Nerea en casa. Una Nerea preciosa, de piel muy blanca y rubios cabellos, con el cielo en la mirada y dos hermosos hoyuelos.

El nombre, “Nerea”, viene de la Antigua Grecia y desciende de las hadas Nereidas, aquellas que pueden dar órdenes al mar, aquellas que crean la espuma de sus olas y protegen a los marinos. Aquellas que acompañan a los delfines y adornan sus largos cabellos con estrellitas de mar, portando pendientes de coral.

Ahora, una nueva Nerea acaba de llegar. Muy pequeñita aún, ya crecerá. Y mientras tanto… te entono este canto, para que puedas soñar.

Nerea suena a espuma de mar,

olas blancas…

y sueños de coral.

Pequeña ninfa cristalina,

pequeña hadita de sal marina,

mecida por el vaivén de las mareas y arrullada por el viento

soñadora de alegrías y mágicos encantamientos…

Uno, dos, tres, cuatro, cinco deditos en cada mano y cada pie,

Ojos repletos de magia y sueños,

¿Qué sueños?

¡Averígüelo usted!

Que yo solo sé…

que su boquita sonríe alegre,

mientras su madre la mece,

y la mira con el amor en el alma,

y su padre siente orgullo,

y sus gestos a ambos enternecen,

que a ella le han dado la vida,

y la vida por ella entregarían,

que ya llegó, que ya está aquí,

su pequeña hadita marina.

Envuelta en amor y mieles…

Recibirás todo lo que tú quieres,

Y una visita especial tendrás,

Del hada de los deseos obtendrás;

Un cofrecito repleto de las mejores primaveras,

La caricia de la risa,

la fuerza del amor,

el arrullo de tu risa

y del sol su calor.

Te contaré cuentos,

Historias del mar,

De la brisa y el coral…

Del valor y los delfines

De los sueños y la voluntad

Para que cuando cierres los ojitos y duermas…

Me puedas recordar…

Bienvenida seas, nuestra pequeña y querida  Nerea