martes, 29 de septiembre de 2015

Concha de caracol

Anselmo Sotillo, profesor de primaria, camina cabizbajo y algo cansado. Hoy no siente deseos de enseñar y escuchar a un grupo de veinticinco chavales de diez años, revoltosos, inquietos y con cara de lunes. Hoy, su típico traje de chaqueta gris, le pesa más de lo habitual.

Hoy no es un buen día, y no porque sea el primero de la semana, tampoco porque esté a punto de llover, ni tan siquiera porque es día de tutoría y tiene que estar en el colegio mañana y tarde…sino porque para él… tal vez sea el primero de una nueva vida, una vida que no desea y que le aterra.

Una vez más, revive en su mente la conversación con Ana, su esposa. Esa conversación que tuvo lugar en la que tenía que haber sido una tranquila tarde de domingo y se convirtió en un lanza y defiende sin red de palabras dolorosas e innecesarias.

- Eres como el trabajo que has puesto a tus alumnos. Lento. Te escondes en tu concha de caracol y yo necesito otra cosa distinta Anselmo. Necesito aventura, alguien que me valore, que me haga sentir viva… Quiero el divorcio.

Anselmo da vueltas en su cabeza a toda la porquería que intercambiaron entre ellos, a todas esas palabras hirientes que terminaron por lanzarse. Un caracol con una concha pesada, catorce años en los que aplazó la mayoría de las cosas que quería hacer porque a ella no le gustaban. Como un caracol, con lentitud y parsimonia, entra en el colegio y se dirige a su clase, donde el ruido se escucha desde la distancia. Entra en ella, toma asiento, y los niños empiezan a sentarse, entre risas y burlas...

domingo, 27 de septiembre de 2015

Donde los árboles cantan

Laura Gallego me conquistó con su Finis Mundi, el Coleccionista de relojes extraordinarios y Memorias de Idhún. Me gusta el género fantástico, la magia, el que todo sea posible en una historia, tal vez, porque en la vida real, ello es más complicado. 

"Donde los árboles cantan" narra la historia de Viana, única hija del duque de Rocagrís, prometida al joven Robian de Castelmar desde que eran niños. Ambos están enamorados y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, son advertidos de la amenaza de los bárbaros de las estepas, y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra, dejando a Viana en espera de su regreso. 
La situación de la joven empeora por instantes, y quizás sea hora de prestar oídos y creer las leyendas que circulan con respecto al bosque, lugar donde conocerá a alguien muy especial... Uri, y quizás el único sitio donde poder mantenerse a salvo.

"Donde los árboles cantan" os sumergirá en el interior del bosque, sentiréis cada parte y latido de él... sentiréis el sol y el agua en vuestra piel, y os hará soñar y quizás, conocer criaturas de la Naturaleza que ni tan siquiera penséis que existan. 


Su autora, Laura Gallego García, es una escritora que comenzó su aventura de crear a los once años. Comenzó a publicar a los veintiuno, dedicándose a la literatura juvenil con temática fantástica. Estudió Filología Hispánica en la Universidad de Valencia y ganó el Premio Barco de Vapor en 1999 con "Finis Mundi". Entre sus obras favoritas figura "La historia interminable" de Michael Ende y "El Alquimista" del Paulo Coelho. 


viernes, 25 de septiembre de 2015

El asesino de los números

La noche caía con rapidez e Isabel no sabía qué hacer. No recordaba cómo había llegado allí, solo podía observar aterrada el cuerpo que yacía sin vida al fondo del acantilado y la mancha de sangre que se veía extenderse, más y más, bajo él.

Dos semanas antes...
La inspectora de homicidios, Isabel López, es llamada al despacho de su jefe, el Comisario Martínez.

- Tengo un nuevo caso para ti. Ha aparecido un cuerpo en el parque. Se trata de una mujer, de cincuenta y cinco años. Aún no la hemos identificado. Aparentemente no muestra signos de violencia, no sabremos nada más hasta terminar la autopsia. Sus brazos estaban sujetos a la espalda y sostenían en ellos un trozo de cartulina de color azul con el número 4 escrito en él.
- Comisario, el hombre que encontramos en la biblioteca hace dos días tenía en sus manos un trozo de cartulina de color verde con el número 5.
- Así es. Por ello pienso que pueda tratarse del mismo asesino. Hasta no obtener la autopsia de este nuevo cuerpo y los resultados finales de la autopsia del caso de la biblioteca no podremos estar seguros de ello, pero pueden estar relacionados. Isabel, puede tratarse de un asesino en serie, y el tema de los números me preocupa.
- El número 5, luego el 4 ¿está contando hacia atrás? ¿Nos llevaran las pistas hasta dónde quiere llegar? Me pondré ahora mismo a investigar.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Otoño






























Comienza el otoño, estación para algunos "triste", pues dicen adiós al periodo estival donde los días son más largos, las salidas más frecuentes, los baños y barbacoas casi constantes... 

La melancolía se adueña de algunas almas y la desidia de otras. Regresa la rutina, nuestros hijos vuelven a clase, las actividades extraescolares y los propósitos que nos hayamos planteado durante el verano se presentan ante nosotros como algo real y palpable, que no siempre tenemos deseo de realizar.

Pero querido amigo, piensa un instante en esos momentos agradable de paseos al sol sintiendo su calidez sin esa fuerza abrumadora del verano. Largos paseos para observar las hojas que yacen en el suelo, testigos de otra estación que llega y de sueños que pueden cumplirse. El cielo cambia de tonalidad, la Naturaleza se viste de ocres, rojos y verdes intensos... Los días son algo más cortos y ello también nos permite descansar más, acostarnos antes, leer ante una chimenea o saborear una taza de chocolate viendo una buena película...

Nuestro menú cambia, se fortalecen nuestros estómagos de las aventuras veraniegas, aparece en nuestra mesa de nuevo ese plato de lentejas y garbanzos y sustituimos la cerveza casi congelada por una copita de vino... quizás, observando por la ventana esa lluvia que comienza a caer y nos refresca el alma... 

Florece el pensamiento, la dalia, y el hibisco, mientras el roble, el nogal o el sauce nos regalan sus hojas, tejiendo una alfombra de tonalidades cálidas y apaciguadoras...despertando en los poetas las musas susurrantes, como aquellas que inspiraron a D. Juan Ramón Jiménez para dar sentimiento al Otoño.

OTOÑO
(Juan Ramón Jiménez)

Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y,en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya que mojas
con tu cristal estremecido el viento.

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina.

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.







lunes, 21 de septiembre de 2015

Luna de queso

Mi nombre es Selene, puede que me conozcas, pero lo dudo. Tal vez te cruzaste conmigo al cruzar la calle, la verdad es que de día… suelo pasar desapercibida, invisible. Pero durante la noche… brillo con fuerza.

Mi cabello es plateado a pesar de mi juventud. Mi piel es traslúcida bajo el sol, y pálida bajo la luna. Mis ojos son oscuros y dicen que tengo algo de mágica. Pero lo que más atrae de mí... es que soy hija de la luna.

Mi padre es marino. Mi madre no debió seducirle, pero cada noche, él subía a cubierta y se tumbaba sobre la madera de cedro de su pequeña embarcación, retándola. Supongo que todo es posible en el mundo de los sueños, pero en la vida real, no es fácil llegar hasta ella. Coqueta, con su juego de luces y sombras, meciendo las olas y los corazones, inspira a poetas y amantes, despliega su magia poderosa y hay quien dice que incita a la locura. No sabría que decirte, salvo quizás que esa atracción de la que todos hablan, es cierta.

Para mí no es fácil, esto de vivir entre dos mundos. No siento el hambre, y sueño despierta, mis necesidades no son como las tuyas, solo me alimento de queso, pero no de cualquiera, sino del que crece dentro de mi madre. Hay quien piensa que ella es de nata, o tal vez de algodón... pero es de queso. Uno blanco, esponjoso, sabroso y nutritivo.

Todo eso está bien y es divertido, pero soy hija de un marino, y no sé nadar. No consigo sumergirme. El agua oscura me parece aterradora y está muy, muy fría. Mi padre me dice con cariño que es hermoso nadar bajo la atenta mirada de mamá. Que ella no me dejará morir. Pero cada vez que intento sumergirme, siento mucho miedo y me produce una tristeza inmensa.

¿Qué puedo hacer? Los cabellos de mi padre se vuelven de plata, como los míos. Estoy segura de que muy pronto cumplirá su promesa y acompañará a mamá allá arriba. Pero veo la pena en sus ojos porque no me ha visto jugar con las olas ni hacer crecer los arrecifes.

- Necesito tu ayuda mamá, quiero nadar -
- ¿Y qué lo impide pequeña?
- Tengo miedo de ahogarme y morir.

Mi madre me mira con cariño.

- ¿Lo intentaste al menos? Para mí no fue fácil tu nacimiento, pero aquí estás... A él le queda muy poco tiempo Selene...

Y por todo esto me veo ahora aquí, colocándome este plástico alrededor de la cintura mientras mi padre me explica que es un flotador y no me hundiré. Tengo que nadar, aunque solo sea una vez y con ayuda de este artilugio.

Por primera vez, entro en el agua. Mi madre me ilumina y sonríe, mientras mi padre no deja de decirme palabras de aliento. Estoy flotando y todo va bien... hasta que el flotador sin saber por qué... empieza a vaciarse. Miro hacia arriba y veo como mi madre me guiña un ojo. Mi padre intenta sujetarme, pero no alcanza y se lanza al mar. Él nada muy bien, pero sin razón aparente también comienza a hundirse. Y soy yo la que va por él. Me doy cuenta de que el agua obedece a mis deseos y se ilumina a mi alrededor. Para mí el agua es igual de respirable que el aire que me rodea al salir a la superficie. 

Toda yo resplandezco mientras me acerco a él. En mi mente pienso "¿Por qué mi madre no me aviso que podía respirar bajo el mar? ¡Qué agradable y fresca sensación recorre mi piel! A mi mente llega la respuesta de la sabia Luna, "A veces, los padres, debemos dejar aprender a nuestros hijos por sí mismos". 

Me siento ligera y feliz y le abrazo con fuerza, rescatando a mi padre de las aguas, mientras él sonríe feliz. Sabe que jugaré con las olas y haré crecer los arrecifes. Y después… duerme.


Hay quien dice que a veces, los marinos ven una luz intensa bajo el mar y escuchan risas. Hay quien incluso alega que una hermosa mujer de pelo plateado le salvó la vida e incluso llegó a dar un ligero beso a sus labios. Labios frescos que sabían ligeramente a queso.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Señora de Carmona

Nervios y emoción se respiran en las calles de Carmona. Mañana, al fin habrá llegado el gran día esperado, ese momento que marcará historia, que supondrá un antes y un después. 

20 de septiembre de 2015. Carmona se engalanará y saldrá a la calle, con fuerza y devoción, a ver, rezar, cantar y llorar, a tirar cohetes al cielo, a cantar baladas de amor maternal, a sentir como la piel se eriza y no es posible contener la emoción y el llanto.

La señora paseará, hermosa y majestuosa, como una ciudadana más, entre las calles que protege, entre la gente que la venera, entre los creyentes que le envían sus rezos y encienden sus velas llenas de añoranzas. Algunos carmonenses serán testigos de este hermoso día por  vocación a su señora,  y otros, contagiados por el espíritu popular y la importancia del momento.


Sea como fuere, y estés en el grupo que estés, hoy es un día especial, pues no todos los días se puede ver pasear sobre las calles de piedra legendarias… a la mismísima Virgen de Gracia. 






Mi más sincero agradecimiento a esa persona que realizó las fotografías, las pasó a una amiga, y ésta amiga a mí. Muchas gracias. También la gracias a la Hermandad de la Virgen de Gracia, de cuyas imágenes he tomado ésta última fotografía, así como por la labor realizada, que estoy segura, les ha llenado muchas horas, muchos días, muchos momentos. 

Solo me queda desearos a todos que mañana sea un día lleno de esperanza, amor y bendiciones.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Suave caricia


 

Hola amigos. Hay días que en lugar de veinticuatro horas, parecen tener cincuenta. Tras un día especialmente largo, llegué a casa... y al fin... sustituyes los vaqueros por el pantalón corto, te lavas la cara, te colocas las chanclas y respiras.

A veces, lo más sencillo y cotidiano que puedas imaginar, te puede ayudar. 

Sentada en mi patio, observé a mi alrededor, y comprendí que esa belleza que me rodeaba no era el jardín de Versalles, pero sí, mi jardín. Algo en lo que yo había colaborado, mimado, regado, abonado... La Madre Naturaleza puso el color y la fuerza, y yo quizás... el interés. 

Me sentí sobradamente recompensada. 


Tras la larga jornada,
Tomo asiento, ausente,
Divagando mi mente,
Sobre mi alma cansada

Observo, absorta, lo que me rodea,
Sin búsqueda prefijada,
De mi propia vida soy albacea
Me recuerdan unas hojas ajadas…

Mis ojos se posan en ellas,
Suaves y hermosas,
Efímeras querellas,
Envidiadas por las mismas diosas

La suave caricia de tu tacto
Impregna mis sentidos,
Aletargados por el tiempo,
Dormidos en el olvido…

Tu vida es efímera,
Al igual que la propia…
Pero si a sorbos el sol bebiera,
Y tan solo respirar despacio pudiera,
Se prolongaría en el tiempo

Al igual que tu quimera.









miércoles, 16 de septiembre de 2015

Zapatillas de ballet

Hace ya...mucho tiempo... un enorme palacio de cristal se erigía solemne oculto entre las montañas. Cuando el sol emergía cada mañana, los rayos se reflejaban en sus paredes y devolvían el saludo con destellos de colores, haciendo que los valles que se cobijaban bajo las montañas vistiesen sus mejores galas.

Dentro de este palacio vivía un hechicero poderoso. Construyó allí su palacio porque quería vivir aislado del hombre. Más el paso del tiempo le hizo añorar lo que en su día tuvo, y sintió soledad. Añoraba muchas cosas, pero sobre todo, añoraba la música y ansiaba una compañera.  

La necesidad del hechicero se hizo tan grande, que se transfiguró a sí mismo en gorrión. Cada mañana, emprendía el vuelo y se acercaba a los humanos. Al anochecer, su amiga, la luna, le devolvía su forma humana de nuevo. Pero seguía sintiéndose solo.

Un día, mientras cantaba en una rama, una joven se acercó y empezó a girar al sol de su canto. La muchacha elevó sus brazos al aire, cual pájaro, con un suave giro de muñecas hacia arriba y hacia abajo, mientras su delgado cuerpo se elevaba sobre las puntas de sus pies. Inclinaba su cabeza y elevaba la vista al cielo, mientras en una danza espléndida, giraba y giraba ante él.

El hechicero sintió que su corazón se detenía al verla danzar y se antojó de ella. Deseaba llevarla a su palacio de cristal y que la joven le acompañase por los siglos venideros. 

Pero el espíritu de la montaña le advirtió. Era peligroso usar la magia en propio beneficio durante tanto tiempo, y era irrespetuoso retener a alguien contra su voluntad. El hechicero hizo caso omiso a la advertencia...

lunes, 14 de septiembre de 2015

Momo

 Supongo que si os hablo de Michael Ende y su “Historia interminable”, me seguís al momento. Sin embargo, os voy a recomendar a este autor, pero en este caso, con “MOMO”, una historia fantástica, en teoría, para niños a partir de 12 años.

Os confieso, yo la leí siendo ya una mujer adulta, y puedo aseguraros que me hizo reflexionar. Considero que cuando un libro tiene algo que transmitir, no importa si eres niño o adulto, es más, a más de un adulto le regalaría yo ese libro. A más de uno, y quizás, a más de dos.

A diario escucho como la mayoría de los adultos nos quejamos de “no tener tiempo” para nada. Así mismo, nuestros hijos viven inmersos en una cascada de actividades extraescolares, que les ayudarán en su futuro, no lo discuto. Pero… algunos de esos niños apenas tienen tiempo para jugar entre las tareas escolares y las extraescolares.

sábado, 12 de septiembre de 2015

El perdón

En el año 584 d.C…
El joven aldeano se encontraba en un estado de semiinconsciencia,  allí tumbado en su improvisado lecho, una mezcla de asquerosa ciénaga y del escaso pasto con que alimentaba a los caballos.

Aquellos cuadrúpedos estaban mejor alimentados que él mismo, sin lugar a dudas, pero eran tiempos complicados. Final del S VI, algunos años después del fin de la época clásica… El Imperio Romano había caído en el año 476 d.C y la etapa medieval había dado comienzo.

Quizás os situéis mejor si os aclaro que nos encontramos en la “Hispania visigoda”.  Un conflicto surgido entre el rey Leovigildo y su hijo Hermenegildo había comenzado en el 581 y se prolongó hasta este año. Hermenegildo había perdido el control sobre Sevilla y se trasladó a Córdoba, donde fue traicionado por sus colaboradores y apresado por Leovigildo que dio fin a la rebelión. El ambiente era tenso, las luchas acechaban y Laureano agradecía en su fuero interno no ser más que un simple lacayo, un siervo, un cuidador de caballos.

En su condición de siervo no podía opinar, tampoco exigir, no tenía derecho a quejas, y soñar… era un privilegio destinado a los señores. Dormía en un viejo jergón entre los caballos, y había aprendido a pasar desapercibido. A veces, el señor le recompensaba por su labor con algo de comida que él repartía de inmediato con su familia. Delgado, hambriento, sin futuro… y sin embargo, se sentía afortunado por no tener que luchar cuerpo a cuerpo con otro ser humano.
Todavía no había sido despertado por el rayo del sol, cuando sus compañeros de aposento se inquietaron sobremanera. Los relinchos y patadas de los equinos pusieron nervioso a Laureano. ¿Qué ocurría? Una fuerte luz lo cegó durante un instante y asombrado comprobó como algo caía en picado desde el mismísimo firmamento. Una bola de fuego amenazadora que podría quemar y destruir todo aquello que tocase.

Los caballos asustados levantaban sus patas e intentaban soltarse de sus amarres sin que el joven pudiese detenerlos.  Al fin, aquella bola encendida cayó al suelo sin más. Sin quemar, ni destruir. Los caballos se relajaron al instante, y el joven se acercó atraído por aquel extraño suceso. Tendida en el suelo, con luz propia, brillaba una estrella. Aquello no podía ser real, pues las estrellas no caían del cielo, y de hacerlo… ¿ese era su tamaño? Con sumo cuidado, acercó su mano para comprobar si irradiaba calor. En el acto, la estrella se apagó por completo emitiendo tan solo algo de calidez.

El ruido de los demás lacayos, así como de los señores se acercaba y Laureano, escondió aquella estrella en la palma de su mano sin más. Raudo, corrió al interior de los establos para evitar que nadie le preguntase por aquella estrella y decidió ocultarse tras unos grandes toneles. Abrió su mano y observó que de nuevo, la estrella brillaba. Pero había una fisura, una pequeña abertura que comenzó a abrirse poco a poco, mostrando en su interior un pequeño círculo, como una especie de guisante diminuto de color blanquecino que brillaba con intensidad.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Mariposas azules

Las lepidopteras, más conocidas como “mariposas” conforman una gran familia. ¿Sabías que hay cientos de miles de especies? Estos insectos alados aparecen en multitud de cuentos y fantasías, asociados a las hadas, y a la magia en general. Ello quizás sea debido a que simbolizan la transformación. Si lo pensamos un poco, una viscosa y escurridiza oruga se encierra consigo misma en su propio mundo, renaciendo transformada. Un nuevo estiilo, un nuevo look, cuerpo esbelto y alas de brillantes colores la caracterizan ahora. La gente al verlas dice... "oooooooh", en lugar del "aghhhh" anterior. Y además, sin necesidad de ir de tiendas, someterse a dietas, o sufrir deportes extremos. 

Pero no siempre es así amigo lector. Las mariposas pueden ser diurnas y también nocturnas, y entre éstas últimas destacan las llamadas y conocidas “polillas”. A diferencia de las bellas y atrayentes mariposas de alas de colores y formas insinuantes, las polillas son grises y solemos ahuyentarlas al verlas, pero no por ello dejan de ser mariposas.

Sin entrar en más profundidad, lo que sí queda claro, es que la mariposa es ese símbolo de transformación, e incluso en algunas culturas, puede llegar a verse como la esencia o el alma de una persona.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Una interrupción

Las sombras de la noche acechan mientras Mónica corre a través de la arboleda. Al fin, se detiene ante su objetivo. Tras un último vistazo a su alrededor para asegurarse de no ser descubierta, empuja con suavidad la puerta de madera del viejo caserío, lugar que hasta hace poco, fue el hogar de tía Angustias y su propia abuela.

Unas semanas antes, ambas mujeres, se habían visto obligadas a abandonar el lugar debido a su mal estado, trasladándose a la gran casa familiar de Mónica, dando lugar a ciertos conflictos, ya que la abuela era demasiado estricta con respecto a los horarios y costumbres de la joven. 

Sin embargo, la noche anterior, Mónica, vio ante sí la solución. Tía Angustias, le confesó, tras ingerir algunas “gotitas” extras de jerez en su café, que  su abuela tenía trapos sucios. Y le habló de este viejo caserío, testigo de una tórrida historia de amor prohibida. Una pasión protagonizada por la dulce anciana y un misterioso caballero casado. La anciana también confesó que la boba de su hermana había dejado escrito un pequeño diario de aquel pecado, y que éste había sido celosamente escondido. Tras unos sorbitos más, y antes de caer en un sueño intenso, tía Angustias le rebeló donde ocultaba su hermana los objetos de valor.

Ahora, ella se haría con el diario y la abuela la dejaría en paz. Con sigilo sacó la pequeña linterna que llevaba oculta en el bolsillo de su cazadora y rastreó la estancia. Sabía lo que buscaba. Una vieja tabla suelta bajo la alfombra del centro.  Resuelta, se dirigió al lugar en cuestión, levanto la mencionada tela y extasiada, comprobó que una tabla crujía. Se sentó como una niña pequeña ante un juguete que hay que desmembrar, y estudió como levantar la madera. Hasta que lo consiguió, escuchando un clic que la hizo feliz. Despacio, levantó la tabla y observó una pequeña tela polvorienta que envolvía algo. Al tomarla en sus manos comprobó que en su interior había lo que prometía ser un pequeño librito y saboreó su éxito. Desenvolvió lo que parecía su tesoro y acarició aquellas viejas pastas de cuero negro. Con manos temblorosas por la emoción, se dispuso a abrir la cubierta... cuando de pronto, la luz de la estancia inundó el lugar.

- ¿Quién anda ahí?..

sábado, 5 de septiembre de 2015

Cuaderno de memoria

Hace pocos días te hablé de “El ropero de las mujeres”, un libro escrito por un gran escritor y amigo.

Hoy también voy a disfrutar del privilegio de referirme a una obra nacida del seno de una persona cercana. En este caso, una mujer sensible, de cuyo corazón brotan sentimientos, ideas y talento.

Me refiero a “Cuaderno de Memoria”, escrito por Olga María Palmero Gamboa, a quien aún no tengo el gusto de conocer en persona, pero con quien comparto bastante. El amor a los libros, a la escritura, a dejar volar la imaginación, y a centrarse con seriedad cuando el asunto lo requiere. En aquellas ocasiones en las que he entablado comunicación con Olga, me ha mostrado un lado fuerte y a la vez sensible. La imagino sonriendo, dulce y de ideas claras.

Y así es su libro, “Cuaderno de memoria”. Un conjunto de relatos unidos entre sí, nacidos de la imaginación, de la recopilación de datos en verdad acontecidos, y de la gran labor de investigación, llevada a cabo por su autora.

Olga y yo compartimos no sólo familia, sino también lugar de nacimiento, Palma del Río. Si bien yo marché pronto a Cañada Rosal, y posteriormente a Carmona, ella si reside en la localidad que la vio nacer.

En este libro refleja de una forma sencilla, amena, atrayente y espléndida, la sociedad y los cambios políticos y sociales que en ella van teniendo lugar en un tiempo determinado. Cañada Rosal, Sevilla, Palma del Río… son los distintos escenarios de la vida de Ana Arimatea y su búsqueda como mujer, esposa, y madre… en aquellos tiempos de la II República, la Guerra Civil, la dura Postguerra y la Dictadura Franquista.


Su autora obtuvo el Premio Prensa-Escuela organizado por el Diario de Córdoba, y el Premio Seminario de Relatos de la Asociación Ecologista Hornasol. Ha publicado La Triaca (relatos), Cuaderno de Memoria, e Historias de un hombre bueno, entre otros.

Articulista en diversas revistas culturales y también escritora de trabajos relacionados con la dinastía Omeya en el Emirato Cordobés. También ha colaborado con la antología de poetas cordobeses por la donación de órganos.

Poco más puedo deciros, salvo quizás, mostraros un trocito de esta obra, que, personalmente, me emocionó y atrajo de principio a fin… quizás porque su protagonista, Ana Arimatea… me recordaba sobremanera a mi bisabuela… una mujer de armas tomar, pero en silencio, con discreción, fuerza y admiración.

Gracias Olga por este libro, compartimos apellido y familia, ojalá en algún momento, compartamos talento. Un beso muy fuerte.

“Pan y chocolate”

Su falda de bajo almidonao abanica el mediodía blanco de sol y de abril que ya quema.

Sus manos finas y fuertes huelen a campo, a vareta de olivo para secar, a jabón verde, a ella.

Alza las rodillas seguras al andar entre las mieses que comienzan a tostar, mientras su cabeza es coronada por las pajas cuidadosamente entrelazadas de su sombrero. En su barbilla se anuda, junto con su pañuelo de batista verde, la belleza y la raza de su cara blanca, oscureciendo más aún sus ojos caídos de color oliva. Su rostro es como un lienzo donde el pincel ha dejado una ligera tristeza difícil de mostrar.

Manuel, junto a la trilla que prepara para los cercanos días de siega, la ve pasar cada vez más bonita, persigue casi de memoria como sus pasos la llevan al hombre que es su marido. Buena y formal, puntual y servicial, porta con dulzura y gracia una quincana hecha de palmas por sus manos hacendosas, cargada con un trozo de pan, tocino y algunas naranjas con sabor acaramelado. Y, cosiendo sus labios con rabia de saber que es de otro, maldice su suerte, su timidez, su cobardía para con ella. Si tiempo atrás le hubiese hablado con valor, aquella tarde cuando asomada a la puerta le dio una rosa blanca de olor, tal vez aquel pelo que se perfumó de primavera, hubiese sido hoy de sus manos y de su sinvivir. Sería a él y no a su primo José al que Ana le llevase aquella mañana la quincana con viandas, y sus tres hijos, también serían los suyos.


“Mi Ana bonita de rosas en el pelo…”

miércoles, 2 de septiembre de 2015

La dama azul




Cuenta la leyenda… que en las noches cálidas de verano de aquel pequeño pueblecito de montaña, se la podía ver los días de luna llena.

            Cuenta la leyenda que se la veía paseando por el monte, con su larga cabellera suelta y su vestido de color azul. Incluso, cuenta la leyenda, que por donde Noelia, la dama azul,  pasaba… una ligera brisa siempre soplaba haciendo que su pelo y su vestido ondulasen al viento. Así como sus deseos y conjuros…

Quizás, sólo quizás… debería  contaros  la historia desde el principio…

La pequeña Inés se sentía cohibida. Allá donde iba era señalada y llamada “la bruja”. Su madre, Olga, una mujer de bellos rasgos, larga cabellera negra y grandes ojos rasgados de color azulado… era bruja. Olga había asistido a más de un parto en aquella recóndita aldea entre las montañas separada del mundo. También había curado más de un hueso roto, más de un corazón roto, más de una vida rota.
Sin embargo, la gente de la aldea la respetaba y temía a partes iguales. Había quien juraba haber visto a la mujer bailar desnuda a la luz de las llamas de una hoguera mientras conjuraba contra algún joven del pueblo que la había rechazado… a lo que ella respondía… “Fum, fum, fum, ¿qué quieres tú?, fum, fum, fum, azul, azul, azul… fíjate bien, esto eres tú…”

Lo que si era más que comprobable, era su afición a las plantas, a la sanación a través del uso de las mismas, y a la inquebrantable voluntad de la mujer a pesar de su edad, consiguiendo cosas “imposibles”.

Sus aceite para masajes eran conocidos en toda la comarca y al parecer sus manos eran mágicas en casos de dolor de articulaciones, dislocamiento de huesos, torceduras… incluso al parecer era bastante efectiva en la preparación de ungüentos para quemaduras y potingues para aliviar resfriados, gripes y otras afecciones más graves del aparato respiratorio o digestivo. Se comentaba además que más de un niño de la aldea había nacido gracias a ella, ya que también era experta en brebajes para ayudar a la fertilidad.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...