Comienza el otoño, estación para algunos "triste", pues dicen adiós al periodo estival donde los días son más largos, las salidas más frecuentes, los baños y barbacoas casi constantes...
La melancolía se adueña de algunas almas y la desidia de otras. Regresa la rutina, nuestros hijos vuelven a clase, las actividades extraescolares y los propósitos que nos hayamos planteado durante el verano se presentan ante nosotros como algo real y palpable, que no siempre tenemos deseo de realizar.
Pero querido amigo, piensa un instante en esos momentos agradable de paseos al sol sintiendo su calidez sin esa fuerza abrumadora del verano. Largos paseos para observar las hojas que yacen en el suelo, testigos de otra estación que llega y de sueños que pueden cumplirse. El cielo cambia de tonalidad, la Naturaleza se viste de ocres, rojos y verdes intensos... Los días son algo más cortos y ello también nos permite descansar más, acostarnos antes, leer ante una chimenea o saborear una taza de chocolate viendo una buena película...
Nuestro menú cambia, se fortalecen nuestros estómagos de las aventuras veraniegas, aparece en nuestra mesa de nuevo ese plato de lentejas y garbanzos y sustituimos la cerveza casi congelada por una copita de vino... quizás, observando por la ventana esa lluvia que comienza a caer y nos refresca el alma...
Florece el pensamiento, la dalia, y el hibisco, mientras el roble, el nogal o el sauce nos regalan sus hojas, tejiendo una alfombra de tonalidades cálidas y apaciguadoras...despertando en los poetas las musas susurrantes, como aquellas que inspiraron a D. Juan Ramón Jiménez para dar sentimiento al Otoño.
OTOÑO
(Juan Ramón Jiménez)
Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y,en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.
Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya que mojas
con tu cristal estremecido el viento.
¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina.
En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina.
Precioso guapa :D
ResponderEliminar¡Muchas gracias Cristina! Un beso muy fuerte :)
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