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CAPÍTULO 3
El médico volvió a
dirigir aquél pequeño haz de luz hacia sus pupilas. En la última semana le
habían hecho tantas pruebas médicas que Rebeca estaba a punto de gritar de pura
impotencia.
El desmayo ocurrido
la semana anterior, unido al hecho en sí de tener aquellos pequeños flashes de
memoria, habían desencadenado una serie de pruebas neurológicas que la tenían
agotada.
Sin embargo, y a
pesar de que seguía mostrando enfado ante el mundo en general, por primera vez
tenía algo de esperanza de volver a recordar.
Se sentía intimidada
por Andrés. Recordó que al despertar, él la llevaba en brazos al interior de la
casa, la mandíbula apretada, la mirada preocupada. María y Luis corrieron hacia
ellos como poseídos por algún tipo de mal. Sus rostros pálidos, sus ojos
húmedos.
También recordó
aquellos pequeños fragmentos de memoria y desde entonces, miraba a los que
ahora reconocía como sus padres con otros ojos. Sin embargo, en el caso de
Andrés, sentía una incertidumbre que la abrumaba. A pesar de lo borroso de la
imagen en su mente, recordaba haberlo visto en ese breve flash dirigiéndose
hacia ella, mientras, alguien, la balanceaba en aquél columpio y le decía algo
que no recordaba. Solo podía (y no estaba
segura) recordar que también era voz de un hombre.
El doctor que la
atendía interrumpió sus pensamientos...
- No hay una
explicación lógica para ese breve resurgir de tus recuerdos Rebeca. No hay
cambios neuronales, pero lo cierto es que has tenido un flash de memoria. El
desmayo pudo ser ocasionado por tu estado de nerviosismo o incluso, la misma
impresión al comprobar que podías recordar. Tal vez, por el esfuerzo. No debes
forzar esos recuerdos.
- Pero doctor, estoy
desesperada. Llevo más de un año en una auténtica oscuridad en cuánto a mi
pasado, o a lo que me pasó. Necesito saber.
- Y lo comprendo.
Pero no puedes forzar una situación que aún no está contigo. Puedes empeorar.
Rebeca sintió
impotencia una vez más.
- ¿Nada de esperanzas
entonces?
- Nada de esperanzas,
pero tampoco de derrota. El por qué tu memoria intenta regresar ahora lo
desconozco científicamente hablando, pero lo cierto es, que lo intenta. Puedes
volver a tener más flashes. Puedes volver a sentir que conoces o no a una persona.
Casi una hora
después, Rebeca salió de la consulta. Fuera, Andrés la esperaba sentado en una
silla de la sala de espera. Había sido muy amable trayéndola a consulta.
Durante esa semana habían hablado más bien poco. Sí es cierto que ella se había
fijado en detalles de él que hasta ahora le habían pasado inadvertidos. La
tensión de él al conducir, por ejemplo, era uno de ellos.
Hasta ahora, cada vez
que subían a un vehículo, Rebeca miraba absorta por la ventanilla. Sin más. No
tenía miedo, pues no recordaba aquél accidente del que le hablaban. Pero
Andrés... se tensaba al conducir de una forma que indicaba de forma clara que
él sí sentía aprensión.
El accidente...
Aquél día...
Le miró durante un
instante antes de que él reparase en ella. Lo había sentido muy tenso desde que
ella perdió el conocimiento. Al principio casi no se percató de ello, y luego
pensó que podría sentirse culpable en cierta forma por azuzarla. Pero, después,
empezó a barajar la posibilidad de que tal vez, él temiese que ella recordase
algo. Pero... ¿qué?
Era atractivo, y
aquello no lo tapaba esa fea cicatriz que le cruzaba la cara. Él le había dicho
algo de cicatrices en el cuerpo. Ella las llevaba en el alma.
Andrés siempre era
amable con ella, pero a la vez, distante. Actuaba con paciencia, y al mismo
tiempo, enfadado en ocasiones. Le había visto con sus padres. Su trato era
amable, cortés, incluso cariñoso. Con ella había una especie de línea que él no
quería cruzar. ¿Por qué?
De pronto él se giró
hacia ella y la vio. Rebeca vio como el rostro de él se alegraba durante tan
solo un segundo para contraerse ligeramente después. Se puso de pie. Era alto.
Una mujer sentada frente a él, le miraba de forma descarada, apreciativamente,
pero él parecía ignorarla. Dirigió sus pasos hacia ella, y Rebeca tuvo de nuevo
la sensación de haber vivido ese momento antes.
- ¿Cómo ha ido todo?
- No tiene una
explicación. Pero tengo cierta esperanza por primera vez – terminó confesando
sin casi darse cuenta de ello.
Él la miró y suspiró.
- ¿Qué recordaste
exactamente Rebeca?
Ella dudó si contarle
o no la verdad, pero al final, decidió que él la merecía.
- Vi a mis padres,
como ya os comenté. Y también te vi a tí.
Andrés se detuvo en
seco como frenado de golpe por un objeto pesado y enorme. Ambos se miraron unos
instantes sin hablar.
- ¿Qué... qué
recordaste exactamente?
Ella le miró con
cierto reto en la mirada.
- ¿A qué tienes tanto
miedo Andrés? Debíamos llevarnos fatal para que estés tan tenso.
Él miró el dolor en
los ojos de ella y pensó que si le contaba la verdad tal vez ella no lo
comprendería. Así que decidió revelar esa verdad a medias.
- Por un instante
temí que hubieses recordado el accidente. No fue agradable.
- Nunca has querido
contarme qué pasó exactamente.
- No quiero que
sufras por algo que ya no tiene solución.
Andrés se dio cuenta
de que le había contestado de forma más brusca de la que pretendía.
- Creo que hay algo más. Algo que te corre por dentro.
- Tal vez esté
enfadado. Pasábamos mucho tiempo juntos y no te acuerdas ni un poco de mí. Con
lo guapo que soy.
La broma de Andrés
hizo efecto en cierta forma y Rebeca se relajó un poco.
- No te creo. Pero te
acepto esa tontería que acabas de decir... por ahora. Pero hay algo por lo que
siento mucha curiosidad y necesito que me respondas.
Andrés tensó la
mandíbula. No le gustó aquél tono. En la última semana, había visto la pequeña
transformación de ella. Su humor se había visto ligeramente mejorado. Volvió a
recobrar algo del brillo que tenía antaño en los ojos. Pero la memoria no
regresaba, y él, empezaba a desear y temer a partes iguales ese momento.
- Tú dirás.
- Cuando tuve esa
pequeña visión, tú te acercabas hacia donde yo estaba. Pero yo no estaba sola.
Alguien me empujaba en el columpio. Alguien me hablaba. Yo me reía. Me
sentía... feliz. ¿Quién era?
Andrés se detuvo en
seco.
- No puedo recordarlo
Rebeca. De eso hace mucho. No recuerdo ese momento.
Rebeca le miró
suspicaz y vio el ligero temblor de su cicatriz.
- Mientes. No sé por
qué, pero mientes. Ojala consiga recuperar la memoria y cada pequeño detalle.
Ojala pueda entender porque todos guardais silencio con mis preguntas. Ojalá.
Porque estoy empezando a pensar que debí hacer algo realmente malo para que nadie
quiera contarme qué pasó aquél día.
Oooohh... Que va, que tensión la de Andrés, pero más la de Rebeca... Entiendo lo feo que podría ser no recordar... La angustia de no saber si hiciste algo bueno o malo...
ResponderEliminarSí, y el misterio de él, y el como contarle a ella ciertas cosas... pero amiga mía, ya solo quedan cuatro capítulos de esta mini historia. :D
EliminarMuchisimos besos ;)