Mandalas

 

Hubo una época de mi vida en la que todo se puso patas arriba. De eso hace más de una década. Mi hijo era muy pequeño, mi hija una adolescente. 

Hube de enfrentar una situación que me desniveló a nivel emocional, y necesité un tiempo para encontrar de nuevo mi equilibrio. Fue entonces que una amiga mía me dijo... ¿Por qué no dibujas mandalas? 

Recuerdo que la miré como si le hubiesen crecido antenas. Pero tampoco tenía nada que perder. De esta forma, busqué en internet dibujos de mandalas para colorear, y bueno, durante algunas semanas, mis hijos y yo nos dedicábamos a mezclar colores de forma geométrica, a veces con música de fondo, otras con alguna película de estas de sábado y domingo tarde. 

Lo cierto es que sí que es cierto que relaja y mucho. El ver como el color va poco a poco llenando los espacios. El hacerlo despacio para que el rotulador se extienda de forma conveniente, el compartir el momento entre los tres... Fueron tardes muy agradables, y cuando dejamos de dibujarlos y pasamos a hacer otras cosas, los guardé en una carpeta y los metí en el cajón del olvido. 

Pero hace unos días, haciendo limpieza a fondo de esa que en casa tanto temen (soy tremenda tirando cosas), encontré los mandalas guardados en una de esas carpetas que vuelves a colocar en el estante, pero no abres. 

Recordé a mi amiga María del Carmen, del blog Universos Paralelos , en el que nos mostraba unas viñetas que dibujó hacía tiempo. Y pensé, ¿por qué no? 

Solo que a mi, se me ha ido la pinza y bueno, hasta he enmarcado cuatro de ellas, ja ja. 

Chapuceras, pero repletas de recuerdos agradables. Así que, ¿Por qué no? 

¿Alguna vez habéis coloreado para desestresaros? ¡Os lo recomiendo!