A esas horas, el tráfico se
escuchaba denso en las atestadas calles sevillanas. Mientras, a este lado de
los cristales, era otro el sonido que reinaba. El continuo traqueteo de los
teclados y las incesantes voces de las impresoras, marcaban un ritmo acelerado.
De nuevo, la mujer se alisó su
impecable falda plisada y planchada a conciencia. La blusa de raso blanco,
comenzaba a mostrar en algunas zonas, huellas de lo que podría ser nerviosismo.
Un hombre delgado, joven, de aspecto
serio, se acercó a ella.
- Por favor
señora Antúnez, pase.
- Señorita.-
aclaró ella.
- ¿Perdón?
¿Cómo dice?- preguntó él distante.
- Que no soy
señora, sino señorita – repitió ella.
Él se limitó a indicar que pasara, y
ella volvió a alisar su falda, una vez más, antes de entrar al despacho. En el
interior del mismo, una mujer joven y muy maquillada, la esperaba sentada con
la espalda erguida.
- Buenos
días – saludó con timidez al entrar.
- Buenos
días. Por favor, siéntese, señora Antúnez.
- Señorita.
– repitió una vez más.
El asistente hizo un pequeño gesto
que bien se podría interpretar como un amago de sonrisa. Después, salió,
cerrando la puerta tras él y dejando a ambas mujeres en aquél despacho de paredes
en tonos melocotón, muebles de diseño y aura de poder.
- Se
preguntará por qué la he llamado- preguntó la más joven.
La muchacha se puso en pie para
estrechar la mano de la señorita Antúnez. Una mano firme y fría. Vestía un
elegante jersey de hilo y una falda como la de la mayoría de las ejecutivas de
la empresa, muy corta. Luego, volvió a
su posición inicial, sentada, dominando la estancia.
- La verdad
es que sí- contestó la aludida tomando asiento.
- Su nombre
es Sofía, ¿cierto?
Sofía Antúnez, asintió.
- La he
llamado por el largo de su falda.
Sofía miró su ropa con gesto de
incertidumbre, volviendo a alisar una vez más los pliegues de la misma. Era su
falda gris favorita, muy elegante, por debajo de la rodilla.
- ¿Qué edad
tiene?- preguntó la joven sorprendiéndola.
- Cincuenta
y nueve.
La muchacha joven la miró con una
sonrisa en el rostro.
- Yo tengo
veintisiete.
Un silencio se instaló en el
despacho. Desde allí, no se escuchaba nada, ni el tráfico, ni las
impresoras.
- Habrá
escuchado algo sobre la nueva dinámica de la empresa - añadió la joven.
Sofía palideció. Aun así, contestó
con serenidad.
- Algo he
escuchado.
- Es un tema
sumamente desagradable. Los tiempos cambian y es necesario hacer gestiones para
modernizar el rendimiento.
Sofía dirigió su mirada a la
ventana.
- Hace calor
hoy. – afirmó.
La joven la miró extrañada y
continuó.
- Hay
trabajos que yo podría realizar personalmente, pero un buen jefe debe contar
con ayudantes eficientes. Personas conocidas en la empresa. Alguien que lleve
tiempo en contacto con los trabajadores y que no tenga miedo a lo que puedan
pensar los demás. Por supuesto, estos ayudantes tendrían una subida de sueldo
importante. – añadió con perspicacia.
- No estoy
segura de comprender.
- ¿Se ha
fijado en sus compañeras de sección? Jóvenes, delgadas, con faldas que no
sobrepasan la mitad de sus muslos…Son nuevos tiempos. Y sí, hace calor hoy.
- ¿Qué le
pasa a mi falda?
- ¿Perdón?
- Dijo que
me había llamado por el largo de mi
falda.
- Es el
apropiado para mi propósito. Sólo una mujer a la que no importa el qué dirán,
llevaría hoy en día una falda así en esta empresa.
- ¿Es cierto
lo de modificar la plantilla?
- Alguien
deberá estudiar ese tema y hablar con los empleados. Quizás, algún empleado que
ya haya pasado de los cincuenta. Es mala edad ésa para encontrar un nuevo trabajo.
- Pero la vida
de esa persona cambiaría por completo. Dejaría de tener amigos. Podría ser muy infeliz.
- No seré yo
quien opine sobre ello. Mi puesto de trabajo no está en juego.
Sofía volvió a alisar su falda.
- Su falda
está impecable. Una mujer que dedica tanto tiempo a planchar esos pliegues,
debería hacer otras cosas, como viajar. Piense en nuestra conversación. Sería
estupendo que pudiese viajar.
- Pero…
- Piense
usted en nuestra conversación, señorita
Antúnez. La recibiré mañana a la misma
hora. Buenos días.
La mujer regresó a su mesa. Ahora,
su despacho, se veía frío, vacío. El ruido del tráfico llegaba desde fuera. Una
joven de largas piernas pasó frente a ella. Y ella, se alisó nuevamente la
falda plisada y larga.
Como siempre me ha encantado Margarita! Ese calor Sevillano se ha sentido hasta aqui. un fuerte abrazo amiga.
ResponderEliminar¡Gracias cariño! Un beso muy fuerte para tí :)
EliminarMe ha sorprendido ¡pensaba que le iban a echar la bronca!
ResponderEliminarJa ja ja, ahí estaba la gracia María, en confundi un poquito, que si no, ya veis el final, ja ja. Un beso :)
EliminarMe ha tenido en vilo hasta el último momento jajaja madre mía que bien, ya me temía lo peor y los pensamientos me invadían jaja, un desenlace nada esperado, es perfecto.
ResponderEliminarAhi se queda la pobre señorita Antúnez pensando en su dilema, ja ja. La verdad, no me gustaría estar en su piel, o despide, o la despiden, ja ja. Un beso muy fuerte chicas!!!! :)
EliminarMe ha encantado tu relato!
ResponderEliminarMe a tenido intrigada asta el final jejeje
Besos guapa
Muchas gracias Anjara, me alegra mucho. Un beso :)
EliminarMe gusta tu relato esta muy emocionante hasta el final. Besos
ResponderEliminarMuchisimas gracias, me alegro mucho que te haya gustado. Un beso y gracias por pasar por aquí :)
EliminarEl relato me ha encantado, tiene su misterio y es algo que atrae al lector
ResponderEliminarGracias Javier, es un poquito irónico, pero me cogió ayer así, ja ja. :)
Eliminarte sigo
ResponderEliminarMuchísimas gracias Jose. Ya sabes donde estoy :)
Eliminarme ha encantado!! yo pense que le iban a reñir pero al ver que lo que estan diciendo es que vuele
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Abbie! Sí, da una impresión y resulta ser otra, ja ja. Un beso:)
EliminarMira que somos derrotistas que todos pensábamos que la iba a echar jajajajaja. Muy bueno guapa.
ResponderEliminarMuchas gracias Cristina. Un beso muy fuerte cariño :)
ResponderEliminarMe ha gustado un montón! Bravo :)
ResponderEliminarMe encantaría saber tu opinión en mi blog, hastaelultimodetalleconmigo.blogspot.com.es mil besos, te espero
Hola Aitana, me ha encantado tu blog, es más, ahora soy seguidora tuya. Me ha gustado muchísimo tu look, es como el que yo suelo usar, me gusta la ropa cómoda y además, moderna. Asi que encantadísima. Un beso muy fuerte, enhorabuena por tu trabajo, y cuando tengas ganas de leer alguna historia, aquí estoy :)
EliminarUn relato interesante ^^ Me quedo por aquí ¡Un saludín!
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias! Nos veremos entonces, je je. ¡Buen finde y bienvenido!!!!! :)
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