- Las hadas no existen.
Así, rotunda, fue su respuesta.
El pequeño miró a su madre, las lágrimas haciendo brillar su mirada, y la barbilla, temblando en un movimiento casi invisible, pero presente.
- Pero...
- Las hadas no existen - insistió aquella mujer a la que el dolor le había arrebatado demasiado.
El niño no se atrevió a decir más.
Dejó su lápiz con suavidad sobre la mesa, y observó como rodaba despacio hasta caer al suelo.
Se agacho a cogerlo, sin prisa, para que su madre no viese cuánto dolor le habían causado sus palabras.
El golpe seco de la puerta al cerrarse, le hizo comprender que al fin, estaba solo en la habitación.
Recordó las palabras de su padre. Aquél que partió tan joven hacia un lugar que a su madre le causaba llanto.
"Solo será real aquello a lo que tú otorgues poder"
¿Qué habría querido decir su padre con aquellas palabras?
Con cuidado, colocó el lápiz junto a los demás que reposaban sobre la tarima de la mesa. El lápiz blanco, el azul, el verde...el negro.
Qué bonito le había quedado el dibujo de la flor favorita de su madre. Galantos.
Tan bonito le había quedado, que a través de la neblina de las lágrimas le pareció que tenían más volumen, e incluso, más color. Color y... ¿movimiento?
De una pasada ágil secó sus lágrimas, observando asombrado como aquellas flores que había trazado en un papel, se despegaban del mismo como pequeñas aspas blancas sobre un fondo de color, elevándose cual bailarinas y emergiendo un pequeño cuerpo de cada una de ellas.
Un pequeño guiño, algo de purpurina, un suave aroma, un tintineo, unas alas diminutas, unas sonrisas y un cántico.
Hadas.
Unos pasos se escucharon acercándose a la puerta, y aquellos cuerpecitos volvieron a ocultarse, quedando solo visibles sus vestidos cual pétalos de galanto blancos.
El niño contuvo la respiración.
Una a una, mientras el tiempo parecía haberse detenido, el pequeño observó como iban bajando al papel interpretando una representación de ser solo dibujos, mientras, una, solo una de ellas, seguía volando, danzando, girando en torno a una estela de brillantes sueños, y anidando al fin, en el corazón del pequeño.
Su madre ya había abierto la puerta.
Pero nada dejaba ver que un suceso tan maravilloso acabase de pasar. Nada, salvo que el corazón del niño ya no lloraba.
Tomó sus lápices y abrazó a su madre.
- No te preocupes mami. Dibujaré hadas para tí, y te querré tanto, que un día, tú también las harás volar.
Que bonito. EL dolor hace que algunas personas pierdan la ilusión y la esperanza. pero la realidad les va sembrando caminos de luz para rescatarlas.bella historia.
ResponderEliminarmariarosa
Hola María Rosa. Muchisimas gracias amiga mía.
EliminarBesos :D
Que ternura de texto Margarita. Me encanto. Es bellisimo amiga. Saludos.
ResponderEliminar¡Hola Sandra! Muchisimas gracias, es lo que ha salido hoy de este loco corazón. Besos :D
Eliminar¿Sabes? Tienes la capacidad de leer uno tus primeras estrofas y de ya saber que eres tú quien las escribe. Eres una pequeña hadita de esas que mencionas en el texto. Dulzura a más no poder, encanto y una infinita ternura.
ResponderEliminarBesos, Ricardo.
Muchisimas gracias Ricardo, que sepas que me has emocionado. Me gusta ver la vida desde un ángulo que quizás no sea el más realista, o el más idóneo; pero qué quieres que te diga, tú me conoces bien, me encanta dar pequeños toques de magia en lo que escribo. Ojalá pudiese darlos también en la vida real.
EliminarBesos amigo mío :D
Yo mismo he sido el niño de la historia mientras la leía...
ResponderEliminarY en cuanto a "hadas", ya sabes que interactúo con ellas a diario. :)))))))
Fuerte abrazo Margarita. Escritora de realidades.
Ainss amigo Ernesto. Algún día igual consigo ir a conocerte, no lo sé. Me encantaría ver esas hadas que hay por allá, en el Norte. Yo aquí, en el sur, juego a diario con las que me rodean, que son muchas. Algunas veces se esconden, pero luego, vuelven a aparecer y me traen alegrías.
EliminarMuchos besos :D
Gracias por esta preciosa historia. Un beso
ResponderEliminarGracias a tí Susana. Un beso :D
Eliminar"Sólo será real aquello a lo que tú otorgues poder"...Así es Margarita y en torno a esta frase construyes toda la fuerza del relato. Me encantó, porque tu relato se convierte en "todo un lema" para resistir ante cualquier problema o circunstancia. En este caso son las hadas las que animan al niño, en otro será la música,la literatura o cualquier afición que nos haga feliz. Lo cierto es que cada cual tiene talentos para hacerlos reales y en los que apoyarse en momentos difíciles.
ResponderEliminarMi felicitación por tu claridad rotunda en las letras, tu magia y tu buen hacer.
Mi abrazo y mi cariño, Margarita.
Oooh, muchisimas gracias María Jesús. Lo cierto es que a veces la vida es como una madeja que se enreda y aprieta. La escritura es en cierta forma mi manera de intentar suavizar esos nudos,no siempre lo consigo, pero me gusta intentarlo.
EliminarA veces, nos parece que nadie ni nada podrá desenredar esa madeja, pero con tino, amor, amistad, y mucha paciencia, a veces, se logra desanudar.
Un beso muy fuerte amiga mía, y muchas gracias de nuevo :D
Todos llevamos alguna pequeña hadita en nuestro interior, aunque no lo queramos ver. la magia está en todas partes. Me ha encantado el relato, es tan...tierno y conmovedor. Te felicito, es una preciosidad.
ResponderEliminarBesos
Muchisimas gracias cariño. Un beso muy fuerte y que sepas, que a mi también me encantan tus historias. Tienen magia. :D
EliminarMucha melancolía ❤
ResponderEliminarHola Kinga, sí. Hay melancolía en el texto, pero también esperanza, o eso espero.
EliminarMuchos besos :D
Que bonito y tierno <3 me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesos
Gracias Espe, un beso muy fuerte :D
EliminarEscribes con mucha delicadeza. Eres un hada de las letras, Margarita.
ResponderEliminarMuchos besos.
Muchisimas gracias. Un beso enorme y gracias otra vez :D
Eliminar¡Preciosa entrada cariño!
ResponderEliminarY la foto que acompaña, y la temática * - *
Un besazo grande ♡
Muchisimas gracias Naya. Un beso muy fuerte :D
Eliminar¡Hola Margarita!
ResponderEliminarAy, entiendo tanto al pequeño... Me ha encantado el relato. Nunca hay que dejar de creer en las hadas :P.
Besos.
Nunca hay que dejar de creer en las hadas, ni tampoco perder la esperanza. Muchos besos preciosa :D
EliminarQue cierta esa frase de "sólo es real aquello a lo que tú otorgues poder". Me parece una reflexión fantástica de cómo a veces los fantasmas sólo están en nuestra mente.
ResponderEliminarUn texto precioso.
Un beso fuerte.