A mi familia: Me voy de vacaciones con vuestro sombrero rojo

Mi familia es de otro planeta. De un planeta hecho con algodón de azúcar y envuelto en puro acero. Están todos como una regadera, locos de atar, ¿Y saben por qué? Porque creen en unicornios, luciérnagas parlantes, fantasmas hechos con hilos de cordel, puertas mágicas, y en mí. 

Sí. Creen en mí.

Cada vez que un nuevo proyecto asoma a mi puerta, ellos ya están ahí animándome. Si intento echarme para atrás, me pegan un empujón. Si me ven triste, me compran pañuelos de color violeta. Si sienten que me falta aliento, todos soplan a la vez. Si me pongo unos zapatos rojos en la primera presentación de mi primera novela... ellos me regalan un sombrero rojo en la segunda. 

Y hoy, por ellos, me hago esta foto. Porque son especiales y me regalaron este sombrero con mucha ilusión y mucho amor. Y me da igual si tengo cara de loca, de foca marina, o de patata rebozada... lo único que quiero es darles a todos ellos LAS GRACIAS por estar ahí. Gracias por regalarme un sombrero rojo para que no espere a los 70 para ponérmelo y salir a la calle a divertirme. Gracias por aguantar mis locuras, por creer en mis letras, por acompañarme en mis desvaríos, y por ser, simple y llanamente, LA FAMILIA MÁS MARAVILLOSA DEL MUNDO. 

He pensado que dadas las circunstancias, era la mejor foto que podía subir en esta entrada. ¿Y qué circunstancias son esas? Pues que durante DIEZ DÍAS NO ESTARÉ POR AQUÍ, porque me voy a cumplir uno de los grandes sueños de mi vida. ¿Quéreis saber más? A la vuelta os contaré todo con pelos y señales. 

¡Gracias por quererme tanto, familia mía! 

¡Un beso pintado de rojo carmín!