Cuando
era pequeña escuchaba historias de terror en torno a la hoguera. Mi abuela
Carmen me contaba que en el interior del bosque, había una vieja cabaña
derruida, que solo podía verse en el ocaso, pues durante el resto del tiempo no
era percibida por el ojo humano.
Conforme a la historia relatada por mi abuela, en el interior de la cabaña
vivía una mujer de edad indefinida. Para algunos, era joven y hermosa, mientras
otros, la habían conocido como una anciana.
¿Qué
más me da a mí la edad de esa señora? Si ella es la solución, la buscaré. O al
menos, lo intento, pues ya he venido a este lugar tres noches seguidas, tres
ocasos en torno al lugar que mi abuela me indicaba de niña. Tres ocasos
temblando de frío y también, no lo voy a negar, de miedo.
No
me gustan las historias donde algún tipo de magia o brujería puede estar por
medio...
Jamás creí en brujas, ni tampoco en hadas, pero siento un dolor tan
intenso en mi pecho, que voy a arriesgarme.
Tengo
el corazón partido. En dos fragmentos que no consigo unir y que me están
destrozando por dentro. Mi hijo, y el hombre que me ha hecho recapacitar sobre
la vida.
Me
enamoré muy joven, y viví ese amor con intensidad, sin pensar demasiado en las
consecuencias. Fui cuidadosa a mi manera, pero en aquellos años, era una manera
muy alocada. Y me quedé embarazada siendo una adolescente, sin recursos, sin
futuro económico, y sin novio a partir de que le anuncié mi embarazo. Me dejó
sin más. Incluso tuvo el descaro de fingir enfado, furia incluso, acusándome de
estar con más chicos, cuando él bien sabía que había sido el primero en mi
vida. Cuánto dolor me produjo, Qué sensación más cruda de rabia y desconsuelo
me dejó.
Pero
también me dejó a Luis. Mi pequeño Luis.
Abortar
no era algo pensable para mí. Mis padres acogieron la noticia con tristeza, y
también con enfado, pero fueron claros y tajantes con respecto a ello. Si bien
mi cuerpo es mío, también es cierto que yo era menor de edad, y tenía miedo.
Estaba aterrorizada y no comprendía qué pasaba. Así que dejé pasar el tiempo
hasta que sentí como Luis se movía dentro de mí, llenando huecos emocionales
que aquél imbécil que era su padre había dejado. Aquél malnacido que me
abandonó e insultó me rasgó el alma, pero mi pequeño Luis me la remendó como
pudo al nacer.
Qué
época más dificil y complicada. Cuántos sacrificios hicieron mis padres.
Cuántos hice yo. Cuántas carencias tuvo mi pequeño Luis... hasta que llegó
Jorge.
Jorge,
Jorge, Jorge... no me canso de nombrarlo, porque tan solo pronunciar su nombre
me llena y me hace sonreir como una boba.
Cuál persistente fue. Se encontró una coraza enorme en torno a mí y a la
humanidad, una distancia que yo marqué a fuego, pero que él fue capaz de
traspasar con su encanto, su carisma. Me sedujo, y ni me di cuenta. Solo se que
para cuando quise darme cuenta, volvía a creer en el amor.
Ya
por entonces, mi pequeño Luís tenía ocho años. Una edad pre adolescente, y mi
hijo no se lo puso fácil a Jorge. Pero él persistió y persistió. Y consiguió
sanar mi corazón y alegrar el de mi hijo. Solo hay un problema. Y es que amo a
Jorge con intensidad, pero él es marino, de ésos que embarcan y tardan meses en
regresar. No puedo marcharme con él, pues no es justo con Luis. Pero me quedo
con Luís... llorando por embarcar con Jorge.
Pensé
que podría soportarlo, que no me importaría verlo dos veces al año como hacen
tantas y tantas mujeres de marinos... pero me duele mi espíritu, mi esencia de
mujer, mi necesidad de ser feliz al fin. Y no voy a marcharme y dejar atrás a mi
pequeño. Aun no. Tal vez, algún día, cuando crezca y encuentre su propio
camino. Pero ¿puedo esperar tanto?
Por
eso estoy aquí. Buscando una cabaña que jamás he visto, anhelando un milagro,
una solución en la que no estoy segura de creer... Ya, incluso tengo la
sensación de que ese lugar está ante mí. Al menos, una silueta se dibuja
borrosa. Una niebla ha comenzado a envolverme, y siento frío. Un frío intenso.
Esto no puede ser buena idea. La
desesperación nunca fue buena consejera...
-
¿Vas a quedarte ahí divagando mucho más tiempo?
Delante
de mis propias narices, una mujer de unos cincuenta años me mira con
intensidad, intentando quizás, saber el por qué concreto de mi visita, pues es
evidente que vengo a pedir algo. Imagino mi aspecto desaliñado, con frío, el
cabello rizado por la humedad, y mis viejos vaqueros desgastados de faena.
Estaba pintando cuando decidí venir, así, sin más... Sin más no. Después de ver
a Jorge a través de una imagen distorsionada emitida por Skype y sentir un nudo
en el estómago. Y ahora veo a esta mujer ante mí, una mujer de lo más normal...
-
No debí venir
Me
marcho a casa. ¿He perdido la cabeza quizás? ¡Esto son solo cuentos antiguos!
Me giro dispuesta a irme y escucho de nuevo su voz...
-
¿Te vas a rendir ahora? ¿Tan poco significa él para tí?
Esas
palabras me detienen de inmediato y la miro con asombro en la mirada. Y temor.
Ahora sí que la temo.
-
Por favor, pasa y cierra la boca. Vas a coger frío muchacha.
Y
así es como cruzo el umbral de esa puerta, un antes y un después en mi vida. Un
nuevo mundo, otra dimensión, aparece ante mí. Una cabaña destartalada por
dentro se transforma en una hermosa mansión de cristal por dentro, una mansión
con vistas al mar...
-
¿Qué esperabas? ¿Sapos y culebras? - me dice ella sonriendo.
-
No esto, desde luego... ¿Cómo sabe a lo que vengo?
-
Si no fuese así, no te serviría Alba.
-
¿Me conoce?
-
Digamos que te he visto un par de veces. Pero tú a mí, no.
-
Estoy confusa.
-
Es lógico. Por favor, siéntate y cuéntame.
Algo
reticente, tomo asiento en un sofá blanco que hay frente al mar. Un mar que ya
da las buenas noches al cielo.
-
Esto es precioso...
Ella
sonríe.
-
Imagino que no estás aquí para hablar de la vista.
-
Tengo un hijo de diez años. Soy madre soltera.
Ella
asiente, como si comprendiese.
-
Y me he enamorado de un hombre cuyo trabajo le aleja de mí de forma constante.
De
nuevo me levanto, nerviosa.
-
De veras, no se qué hago aquí. Nadie puede ayudarme. No puedo estar con los dos
a la vez. No puedo pedir a ninguno de ellos que sacrifique su forma de vida por
el otro, o por mí. Y tengo el corazón roto. Jorge me ha devuelto la vida, la
ilusión, me ha hecho conocerme a mí misma. Sin él, estoy perdida. Pero Luís es
mi sangre, mi luz...
-
Puedo comprenderte mejor de lo que crees. Es más, tengo una solución, pero tal
vez no sea fácil para tí.
Siento
renacer dentro de mí una luz, una esperanza. ¿Será posible eso?
-
Por favor, hable.
La
mujer me indica que me siente de nuevo. Yo la obedezco, y la veo marchar,
regresando poco después con dos pequeños frascos de algún tipo de líquido. Uno
rojo. Otro azul.
-
No crees en la magia, pero aquí estás. Esto no es fácil. La decisión solo
puedes tomarla tú. Hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, no hay marcha
atrás y necesito que lo comprendas. Yo no estaré aquí si decides volver. Jamás
volverás a verme, salvo que yo lo decida. ¿Lo has entendido?
Esta
vez soy yo la que asiente. Estoy temblando.
-
Jorge está unido al mar, retenido por él. Hay algo que lo sujeta, algo fuerte y
poderoso. Tú no crees en la magia, o eso dices, pero vienes buscando magia como
milagro. La magia es cara Alba. Muy cara. El precio a pagar es muy alto,
créeme. Y Jorge, en cierto sentido, está pagando una deuda.
-
¿Qué puedo hacer?
-
Tienes dos opciones con las que te puedo asegurar al cien por cien que no
sufrirán ni Luís, ni Jorge. No puedo decir lo mismo de ti.
“Ay
madre, ay madre...”
-
Si tomas el líquido de color azul, él te olvidará.
-
¿Por siempre?
-
Por siempre jamás. Él no sufrirá con tu pérdida, pero tú si le recordarás a él.
Y le verás cuando regrese a puerto. Y sufrirás, te lo garantizo.
-
¿Y si tomo el frasco rojo?
-
Te convertiré en una estrella.
Estoy
segura de haber escuchado mal.
-
¿Cómo?
-
Te convertiré en una estrella. Durante el día, podrás elegir donde estar.
Podrás trasladarte con rapidez. Podrás alternar tu vida con ambos. Eso sí,
tendrás que buscar un argumento válido, pues ellos no pueden saber lo que vas a
ser en realidad. Pero durante la noche... tendrás que subir a tu lugar.
-
¿De veras puede hacer eso?
-
Sí.
La
miro y veo en su rostro algo de inquietud.
-
¿Por qué me parece que la segunda no es una buena opción? ¡Oh, señor! ¡Estoy
dando por hecho que puede hacerlo! ¡Esto es una locura!
-
Porque en el fondo, sabes que puedo hacerlo. Y lo haré si bebes el líquido
rojo. Pero...
-
Pero... ¿qué?
-
La historia no tendrá fin. Deberás ser estrella por siempre. Luis crecerá.
Jorge envejecerá. Tú seguirás igual. Serás joven por siempre, es más, tendrás
la edad que quieras tener. Adquirirás sabiduría. Y podrás aprender mucho con el
transcurso de los años. Pero ellos, un día, se irán. Morirán cuando su tiempo
termine. Y tú seguirás aquí.
Ahora,
mi sudor es frío. Siento vértigo.
-
¿Me está diciendo que si bebo el líquido rojo seré joven por siempre? ¿Podré
estar con ambos a la vez durante el día?
-
Sí. Solo tendrás que pensar en uno u otro y viajar. Podrás estar con ambos. Y
sí, serás joven por siempre. Vivirás tanto tiempo vive una estrella. Cuando
estés en el firmamento, aprenderás, verás, observarás, formarás parte de algo
más fuerte.
-
¿Cuánto tiempo tengo para pensarlo?
-
Hasta que amanezca. En el momento en que el sol salga y toque con sus rayos el
barco de Jorge... ambas pócimas perderán su efecto y tú no recordarás nada de
esto. Pero si tomas alguna de ellas, cada cual hará su efecto y en ambos casos
me recordarás. Ahora tienes que irte.
-
¿No le debo nada?
-
Muchacha, el pago será en consecuencia de la decisión que tomes, y será a tí
misma a quién habrás de abonarlo. Yo solo comparto mi sabiduría contigo. No
necesito ningún tipo de bien material.
La
miro antes de marcharme, sujetando con fuerza cada frasco en una de mis manos.
Juraría que ahora es más joven que cuando llegué. Tiene más luminosidad en su
rostro. Se ve hermosa, cálida, inalcanzable...
Camino
a casa. He dado pocos pasos cuando decido regresar y hacer una última
pregunta... pero ya no hay rastro de esa cabaña. Y recuerdo sus palabras; “Yo no estaré aquí si decides volver.
Jamás volverás a verme, salvo que yo lo decida”
Siento
una gran necesidad de ver a mi hijo. Me acerco a él y le beso en la frente,
despertándolo.
-
¿Mamá? ¿Qué hora es?
-
Tarde hijo mío. Duerme.
Una
gran calidez se instala en mi corazón. Supongo que el gran amor que siento por
mi pequeño. Un zumbido me asusta. Es mi ordenador. Me acerco y pulso. Jorge
aparece en la pequeña pantalla.
-
Alba cariño. Hay muy mala señal. Tranquila mi vida, no tienes que preocuparte
por nada, he tomado una decisión. Voy a renunciar a mi puesto como capitán en el
proyecto de la India.
-
Pero Jorge, ¡no puedes hacer eso! ¡Llevas toda tu vida esperando esta
oportunidad!
-
No me sirve de nada si me aleja de tí tanto tiempo.
Y
la transmisión se corta.
Miro
ambas botellas y siento una gran agitación. ¿Qué hago?
Rojo.
Rojo. Rojo. Podré estar con ambos. Y vivir siglos y siglos... y verlos a ellos
envejecer, y morir...
Azul...
me dolerá. Le recordaré, le seguiré amando. Pero él no sufrirá. Y seguirá su
camino. Luis no me echará jamás en falta, y Jorge me olvidará.
Ello
me provoca un gran dolor. ¿Qué hago? Miro el reloj de la chimenea. Está próximo
el amanecer...
Y
bebo.
Está
dulce. Y lloro mientras bebo. Y siento una extraña sensación mientras veo a uno
y otro alternativamente, cada vez más lejanos, y yo me siento volar mientras
todo se oscurece a mi alrededor y pequeños puntos blancos me envuelven
haciéndome cosquillas...
-
¡Alba, Alba, despierta! ¿Te encuentras mal?
Abro
los ojos y veo a Jorge sobre mí.
-
¿Jorge?, ¿Qué haces aquí?
-
¿De veras me preguntas eso después de la fiesta de anoche? Pues sí que bebiste.
¡Luis! ¿Te importa preparar café? ¡Muy cargado! ¡Tu madre está resacosa – me
dice sonriendo.
-
Sí. Debo estarlo. ¿Qué pasó anoche? ¿Una fiesta?
-
Alba, mi amor, me estás asustando de veras.
Ya te avisé que estabas bebiendo demasiado...
Asombrada
veo como mi hijo entra con una bandeja y un café humeante sobre ella.
-
Venga mamá. Levanta ya dormilona. Qué tienes que hacer muchos preparativos.
-
¿Preparativos?
-
Para nuestra boda Alba. ¿Te llevo al hospital? ¡Me estás asustando de veras!
¿Boda?
¿Qué boda? ¡Si yo bebí el líquido azul!
Una
llamada al timbre nos sobresalta a todos.
-
¿Boda?
-
Pero qué mal estás. ¿No recuerdas? Luis y tú os venís conmigo a la India...
-
¡Mamá! Una señora pregunta por tí, dice que es importante.
-
Creo que es mejor que sigas en cama – me dice Jorge preocupado.
-
No, no. Quiero levantarme, lo necesito. Ya me siento bien
No
me gusta mentir, pero pocas alternativas tengo. Llego al salón, y ante mí
aparece la mujer de la cabaña con una gran sonrisa. Quiero hablar, pero no
puedo. La voz no me sale. Todo se vuelve
blanco. Y entonces Luis y Jorge quedan en un segundo plano borroso, y ella y yo
estamos como en otro plano, otra realidad.
-
Te mentí Alba. El líquido azul te dejaba tal y como estabas. Y Jorge ya había
encontrado una solución que comentó contigo y con Luís. Pero tu memoria de las
últimas cuarenta y ocho horas se ha borrado. Viniste a la cabaña hace dos días.
-
No entiendo.
-
Decidiste el sacrificio por amor. Y has obtenido una recompensa. No siempre es
así. Yo elegí tomar el líquido rojo. Jorge es un descendiente de mi árbol
genealógico. Yo nací en el Siglo XVI. Y cada noche, soy una estrella. Me
olvidarás Alba. Lo siento, ha de ser así. Mucha suerte en vuestra nueva vida, y
en esa boda.
-
Pero no quiero olvidarte...
Ella
me dedica una sonrisa tierna...
-
Cada noche, mira hacia arriba. Hay una estrella que brilla con más fuerza. Por
aquí la llamais “Estrella Polar”. Soy yo, que quiero que todos mis descendientes
puedan verme. Mira hacia arriba y pide deseos, si están en mi mano, te los
daré. Pero recuerda... siempre eres tú quién tiene la última palabra...
muy lindo este relato, me imaginaba cada escena mientras lo leia estuvo muy entretenido... esos sacrificios que se hacen por amor, aunque en algunos casos esa persona nunca valore lo que haces o dejas con tal de verlo feliz.
ResponderEliminarAsí es, a veces hacemos sacrificios por amor, que igual, incluso, unos son necesarios y otros no, pero así es ese hermoso sentimiento, te hace perder la razón. Un beso chicas :)
EliminarPreciosa e intensa narrativa, me ha encantado como van surcando las emociones del personaje, es maravilloso como transportarse a través de cada relato y sentir sensación con la historia. Me fascina.
ResponderEliminarMuchisimas gracias chicas, sabéis como animar a una aspirante a escritora. Muchos besos :)
Eliminarvaya !!! que relato tan intenso... la verdad que da que pensar....
ResponderEliminarHola Campanela, si te ha dado que pensar, es bueno. Tú sabes, ese sentimiento que se llama amor es complejo, y a veces, escribir sobre él también lo es, pero bueno, ahí está el intento. Muchos besos :)
EliminarMuy chulo el relato, animate a escribir más a menudo, que seguro que nos encantará leerte. En algunas cosas me recuerda a mi peque y a mi , jijiji
ResponderEliminar¡Hola Silvia! ¿De veras? Pues entonces lo habrás leído de forma más intensa. Muchos besos preciosa, y muchas gracias por tus ánimos para seguir escribiendo. :)
Eliminar:) me ha encantado tu relato, es bastante emotivo, la verdad que un pequeñito a pesar de las dificultades siempre alegrara la vida porque son hermosos :D gracias por el relato. saludos ya te sigo
ResponderEliminarMuchas gracias a tí, por leerlo, por comentarlo y por seguirme. Eso me anima mucho, porque las opiniones de mis lectores son lo mejor para mí. Muchos besos :)
EliminarMuy hermoso, muy bien logrado!
ResponderEliminarEs muy conmovedor y mágico, me gustó mucho. También adoré la atmósfera, es algo que valoro mucho de las historias y la de este relato es impecable, muy bien conseguida.
Un abrazo
Muchas gracias Meli, muchísimas gracias. Son historias breves, e intento que llegue en tan pocas páginas, asi que me das una alegría:)
EliminarQue hermoso escribes!
ResponderEliminarFue tan atrapante que en un momento perdí la noción de que estaba leyendo, me metí tanto en la historia, fue de lo más interesante, te felicito!
Me gustó mucho el mensaje!
Saludos
¡Muchísimas gracias! Creo que es el mejor piropo que me pueden decir. Muchisimas gracias de nuevo. Besos :)
EliminarQué precioso relato guapa, como siempre nos llevas de la mano con tus palabras y nos haces suspirar y soñar. Me encanta. Una historia preciosa donde el amor triunfa porque todo lo que se hace desde el corazón se devuelve el doble :) Un abrazo guapa :)
ResponderEliminar¡Hola Diana! Gracias a tí, me alegro que te haya hecho soñar, que te haya gustado. Un beso muy fuerte preciosa:)
EliminarMuy bonito relato! Me encantó, siempre tienes una narrativa preciosa.
ResponderEliminarSaluditos :3
Muchas gracias Florencia. Besos :)
EliminarLa sentí tan real, me a gustado mucho, tiene de todo, a mí si me gustan las de misterio y magia, sigue escribiendo.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarEstas publucaciones enamoran causas escalofrios y probocan sensaciones de tranquilidad de que estamos en el.lugar preciso para ser quien realmense somos para sacar lo mehor de nosotros y no buscar mas alla de lo evidente siempre estamos en el.lugar donde debemos aprender y brillar. Hermoso escrito da emocion me encanto. 😘
Hola!
ResponderEliminarEstas publucaciones enamoran causas escalofrios y probocan sensaciones de tranquilidad de que estamos en el.lugar preciso para ser quien realmense somos para sacar lo mehor de nosotros y no buscar mas alla de lo evidente siempre estamos en el.lugar donde debemos aprender y brillar. Hermoso escrito da emocion me encanto. 😘
Muy buen relato, supongo que es la continuación de algún relato que empezó unos cuantos posts atrás, no obstante se puede ver más o menos de que va. La chica sufre una decepción de amor desde muy joven, quedando embarazada y teniendo a su hijo. Su abuela le cuenta un cuento de misterio y ella va en busca de esa anciana del cuento, quizá para buscar alguna respuesta a sus preguntas o dudas? Muy buen relato. Besos.
ResponderEliminarUna buena historia es cuando los que están leyendo se puede ver en su interior.
ResponderEliminarEs un relato fascinante!