Quizás fue el azar el que quiso
que en aquella lluviosa tarde de abril todo cambiase en mi vida. Absorta en mis
pensamientos, salí al balcón y contemplé el cielo lloroso. El olor del azahar no se percibía
gracias al aroma a tierra mojada. Un aroma que coqueteaba con el del pastel de zanahoria
que me miraba retador desde la vieja encimera de la cocina, aquella que
conforme al calendario de sobremesa, tan solo utilizaría durante dos
semanas más, pues todo estaba ya listo para mi partida.
De nuevo sentí esa opresión en el pecho,
pues no quería marcharme. ¿Pero qué hacer? Estaba desesperada, desempleada y
angustiada.
Me ajuste mi impermeable, ése conforme a
mis amigos de tono azul, que para mí era color “lapislázuli”, pues
imitaba ese tono brillante y seductor de las piedras egipcias. Me engalané con
él como si fuese un amuleto y paraguas en mano, salí a pasear bajo la
lluvia por mis calles sevillanas.
Al salir a la calle, saludé con una
sonrisa a Tomas, el panadero, que me guiñó el ojo y se atusó el bigote. El
entrañable Tomas, siempre con sus guiños y atusamientos bigotiles. Por la hora
que era, seguro que venía de tomar su carajillo en el bar de la esquina. Ése
desde el que se escuchaba el repiqueteo de castañuelas y el
incesante tamborileo de los tacones sobre la tarima de la escuela de baile
flamenco.
Sentí deseos de llorar y continué mi
deambular ausente. Quizás por ello, no vi aquél
tornillo inerte y peligroso en la mojada acera, que impulsó mi
cuerpo con fuerza haciéndome caer de bruces contra el asfalto. Me dolía la
rodilla, a rabiar, y el orgullo aun más, pero aquél tornillo había dejado al fin fluir esas lágrimas
retenidas.
No tardé en escuchar la voz del solícito
Tomas, ni tampoco la de una desconocida que me decía algo sobre que había que
mirar por donde se pisaba. No escuchaba nada.
Un rayo de sol consiguió vencer las
nubes que le aprisionaban, y llegó coqueto hasta mí. Sentí su calidez en mi
rostro, y el olor a azahar me envolvió de repente. Unos acordes de guitarra
cercanos, me hicieron sentir que quizás, aun no era tarde para intentar
encontrar algo por última vez. Un trabajo, el que fuese, que me permitiese
quedarme.
- Permita que le ayude señorita.
Levanté mi vista hacia el propietario de
esa voz, y mis ojos quedaron fijos en lo que sus manos portaban. Folletos de
diversos colores con las palabras “Se busca cociner@” en letras atrayentes y
esperanzadoras.
- ¿Busca cocinera? Yo cocino muy bien-
fue mi estúpida respuesta.
Él me sonrió.
- Si me permite ayudarla a levantarse
podemos hablar tomando un café. Se está usted empapando.
Y entonces también me fijé en él. Y vi a
un hombre atractivo. Pero vi más, mucho más. Empecé a visualizar la posibilidad
de poder quedarme en mi Sevilla del alma, de seguir oliendo el azahar, de poder
escuchar las castañuelas y seguir haciendo mis tartas de zanahoria en mi vieja
cocina. Empecé a visualizar un futuro, un tal vez, un quizás, un asa a la que
cogerme con fuerza para no marchame.
(Dedicado a mis amigos del Club Literario "El Tintero". Este pequeño relato nace de jugar con las palabras subrayadas)
Pues no me des la dirección de Sr. que en ese caso yo también me presento al puesto de cocinera, que últimamente necesito un sobresueldo, ja,ja. El puesto no te lo voy a quitar, y menos si el Sr. es atractivo, pero el sobresueldo si que lo quiero vecina. Un relato precioso, pero no te marches de Sevilla que si hace falta yo echo dos puñaos más de arroz y comemos tós!!.
ResponderEliminarUn besote enorme vecina.
Con mil sabores
Muchas gracias vecina, ja ja. Yo se que tu echas un puñao de arroz y listo, que tú si que eres apañá y resolutiva. Un beso y porfi no te presentes al puesto que te lo llevas seguro, ja ja. :)
EliminarQué texto tan bonito, me ha gustado la historia. Un beso.
ResponderEliminarMuchisimas gracias preciosa. Tarde sevillana de lluvia y azahar, con esperanzas incluidas... Besos :)
EliminarQuehistoria más bonita, así da gusto buscar trabajo la verdad. Me ha gustado mucho la historia.
ResponderEliminarGracias Silvia, ojala en la vida real todo fuese tan fácil, ¿verdad? Muchos besos :)
EliminarEs una historia muy hermosa, y la forma en que lo relata aún mejor, de esta forma trabajaría encantada.
ResponderEliminarJa ja, muchas gracias Elizabeth. Me gusta dar un toquecito de esperanza. Besos :)
EliminarQue hermoso texto! Me gustó mucho tu escritura. Sigue así, saluditos :3
ResponderEliminarMuchas gracias Florencia. Intentaré mejorar, estoy aprendiendo. Un beso cariño:)
EliminarMe ha gustado mucho el texto guapa! Sigue así.... seguiré pásandome! un besote
ResponderEliminarMuchas gracia Irati. Me alegro que te haya gustado y que sigas pasándote. Esa son las cosas que me animan a seguir escribiendo. Besos :)
EliminarEste texto es estupendo, solo ver la forma y condiciones en que esta mujer podría trabajar y con un churro al lado, pues me imagino que cualqueira en su posición tomaria un trabajo igual.
ResponderEliminarJa ja, gracias Victor. Lo de ese señor está bien, pero lo de quedarse en su tierra, uf. Conozco tantos jóvenes que tienen que marcharse fuera del país para poder encontrar un trabajo, que se me ocurrió. Besos :)
EliminarMira que ni hecha aposta para mí... ¡Un abrazo guapa :D!
ResponderEliminarGracias Cristina, pero tú de irte ni mijita ¿eh? Que te queremos aquiiiiii. Un beso preciosa. :)
EliminarNo has pensado escribir algún libro? Se te da muy bien todo esto de la escritura.
ResponderEliminarGracias Jen. Si lo he pensado, pero no me decido, ja ja. Hay un par de ellos en un cajón, quizás algún día los revise y me decida. Muchos besos y muchísimas gracias :)
ResponderEliminarQue bello texto, tan esperanzador... a veces hay momentos en nuestra vida en los que creemos que todo ha terminado, pero de repente llega a nosotros ese rayo de sol que ilumina un nuevo sendero para continuar nuestro camino. Me encanto, es seguro Margarita que me quedo por aquí.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Montse, y de corazon, ¡¡Bienvenida!! Muchos besos :)
EliminarHola Margarita!! Como estas? Como ya te he dicho eres una artista, tienes la habilidad de crear textos hermosos como en este caso. Yo no creo que con esas palabras se me hubiera ocurrido un texto así. Mi admiración.
ResponderEliminarUn beso grande
Muchísimas gracias Annie, muchos besitos preciosa. Muaaaakkkkk :)
ResponderEliminarHola Margarita. Gracias por el bello texto que has compartido con nosotros, casi podía oler el azahar de las calles de Sevilla y escuchar el acorde las guitarras. Es bueno recordar que las oportunidades llegan cuando uno menos los espera, solamente hay que saber aprovecharlas. Un beso enorme
ResponderEliminarUn beso enorme para tí también Marta, y muchisimas gracias por tu bello comentario. Muchos besos :)
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