martes, 27 de octubre de 2015

La leyenda negra de JACK

Noche de 31 de octubre, Halloween, o Noche de Brujas, una noche algo peculiar, donde algunos niños se disfrazan de brujas, vampiros o monstruos y pasean por las calles pidiendo caramelos bajo la cantinela de “Truco o Trato”.

¿Pero de dónde viene este término? Halloween tiene origen celta, un pueblo guerrero afincado en Irlanda, Inglaterra, Escocia y Francia.
El 31 de octubre, los celtas celebraban su fin de año con el Samhain, una fiesta pagana. Se celebraba el final de la cosecha, el final del verano, y la llegada del invierno, almacenando provisiones y sacrificando animales. Los días iban a ser más cortos, y las noches más largas. Los celtas creían que en la noche de Samhain, los espíritus de los muertos regresaban a visitar el mundo de los vivos. Por ello, encendían grandes hogueras para ahuyentar los malos espíritus.

También se daba la bienvenida al nuevo año, y para ello se dejaba comida fuera de las casas, se encendían velas para que los espíritus fuesen hacia la luz y descansasen junto al Dios Sol, en las Tierras del Verano.

Con el paso del tiempo, la tradición se fue extendiendo por la Europa Medieval, donde se ahuecaban nabos y se colocaban una vela en su interior para guiar a los espíritus. A partir del S XVIII, son calabazas las utilizadas para portar esas velas guías.

Posteriormente, una serie de historias y leyendas, como la del irlandés Jack, que en la noche del 31 tuvo un encuentro con el mismísimo diablo.

El paso del tiempo, y las distintas tradiciones mezcladas entre sí, han dado paso sin lugar a dudas a una noche para muchos mágica, terrorífica y misteriosa, donde se cuentan historias de miedo y se adornan las casas con telas de araña y calabazas huecas.

Si bien en España esta tradición no está arraigada, cada vez son más los niños que salen a pedir caramelos en esa noche.

Hay muchos cuentos y leyendas en torno a esta noche, pero como ya lo he mencionado anteriormente, voy a contarte LA LEYENDA NEGRA DE JACK.

En una lejana Noche de Brujas, un pendenciero irlandés con fama de borracho, llamado Jack, tuvo la mala fortuna de encontrarse con el diablo en una taberna. A pesar del alcohol ingerido, Jack pudo engañar al diablo ofreciéndole su alma a cambio de un último trago.

El diablo se transformó en una moneda para pagarle al camarero, pero Jack, rápidamente la tomó y la guardó en un monedero que tenía grabada una cruz, así que el diablo no pudo volver a su forma original, y Jack no lo dejaría escapar hasta que le prometiera no pedir su alma  en diez años. El diablo no tuvo más remedio que aceptar.

Pasados los diez años, Jack se reunió con el diablo en el campo. El diablo iba preparado para llevarse su alma, pero Jack pensó muy rápido y dijo:
“Iré de buena gana, pero antes de hacerlo, ¿me traerías la manzana que está en ése árbol, por favor?”

El diablo pensó que no tenía nada que perder, y de un salto llegó a la copa del árbol, pero antes que se diese cuenta, Jack rápidamente había tallado una cruz en el tronco. Entonces el diablo no pudo bajar, y él le obligó a prometer que jamás le pediría su alma de nuevo.

Al diablo no le quedó más remedio que aceptar.

Jack murió unos años después, pero su alma no pudo entrar en el cielo, pues durante su vida había sido golfo, borracho y estafador. Pero cuando intentó entrar en el infierno, el diablo lo envió de vuelta, pues le había prometido no tomar su alma.

- ¿A dónde iré ahora?- se preguntó.

Y el diablo le respondió:
- Vuelve por dónde has venido.

El camino de regreso era oscuro y el terrible viento no le dejaba ver nada. El diablo le lanzó a Jack un carbón encendido directamente del infierno, para que se guiara en la oscuridad, y Jack lo puso en una calabaza que llevaba con él, para que no se apagara con el viento.”






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