Un ruido me sobresalta y
hace que mi corazón galope con la fuerza de las turbinas y la rapidez del
mismísimo sonido…
Estoy sola en casa… la
luna ya reina en el firmamento, pero esta noche no luce redonda y llena, sino
más bien, como una especie de guiño entre las estrellas. El ruido se repite y
siento que tal vez… después de todo… no esté sola.
Me levanto del sofá con
las pupilas dilatadas y el estómago encogido.
Parece ser que el ruido proviene del patio. Así que voy a dar al
interruptor para que se haga la luz, y de paso gritaré algo así como "¡Qué voy!
¡Llevo un rodillo en la mano!" (Y la escoba en la otra)
Pero las circunstancias
hoy no me son favorables, así que descubro horrorizada como la bombilla intenta
hacer un guiño y tras un sonido acojonante, todo queda en silencio. Se acaba de
fundir la dichosita bombilla. O eso, o ha sufrido un desmayo inoportuno.
A tientas encuentro el
móvil, ése que últimamente utilizo más como linterna que como medio de
comunicación. Acompañada por el sonido de mi propio corazón, llego al cuadro
eléctrico y conecto de nuevo la bendita electricidad. Pero… la bombilla del
patio está definitivamente muerta.
Aun así, no puedo
acostarme sin más, y dejar a un psicópata asesino en mi patio. Así que salgo de
nuevo, esta vez con el rodillo y el móvil en lugar de la escoba. Todas las
películas de vampiros y monstruos sangrientos que se nutren de la noche vienen
a mi mente.
Y entonces le veo. Allí, delante de mí, mirándome de manera fija y
persistente. Su contorno me marea, su figura es abrumadora. Es grande, alto, ¿ancho?…
y sé que de un momento a otro se abalanzará sobre mí y me tragará entera, me agarrará con sus montoncitos de dedos afilados...
Aterrada solo articulo a
recordar que llevo el móvil en una mano
y el rodillo en la otra. Así que lanzo el rodillo con toda la fuerza de la que
soy capaz mientras grito de manera estrambótica y rezo para que mis vecinos me
escuchen y auxilien a tiempo…
Lo sé, pensareis que estoy
loca, pero tomo mi móvil y enfoco a la criatura siniestra. Le
cegaré durante un instante con mi flash. Voy a captar su imagen, a
deslumbrarle, a sorprenderle, a dilatar el momento de mi captura… ¡Y disparo!
Mi móvil, claro. ¡Tomaré una imagen real del monstruo!
Con tanto ruido, al fin,
mis vecinos me auxilian encendiendo la luz de su patio contiguo, vecino,
cercano… y ello me permite ver como el geranio llora, la gitanilla se ha
replegado en sí misma de puro terror, y el monstruo que me amenaza ahora calla, pues ya tiene nombre…
- ¡Vecina, estás bien!
- Ehhh, ¡Sí! Regaba las
plantas, je je.
Mi monstruo se llama Schefflera
arborícola… ¿Qué no la conoces? ¿Ves? Al final sí que fue útil la fotografía…
El geranio me denunció dos días después por acoso. Yo denuncié a la bombilla.
Muy buenoooooooo :D
ResponderEliminarGracias Cristina, hay partes algo exageradas, pero te puedo asegurar que hay partes muyyyyy verídicas ja ja . Un beso:)
ResponderEliminarJolín vecina que susto hasta el final!!!!, y yo que pensaba que se iba a pasar a mi patio el dichoso monstruo!!!!, mientras no me mandes la salamanquesa esa enorme que tenemos a medias los demás monstruos me los mandas sin problemas que si como dices son altos y anchos no deben estar mal del todo.
ResponderEliminarCuidate y feliz finde.
Un besote enorme.
Con mil sabores
Tu tranquila cariño, que mientras yo tenga un rodillo en casa, no hay monstruo que se me resista, eso sí, excentuando nuestra salamanquesa, a la que personalmente he bautizado como Sagustiana, por eso de que al tener nombre es como de la familia y puedo decirle cuatro cosas cuando me asusta entre las macetas, ja ja ja.
ResponderEliminarBuen finde para ti también. Besitos :)
Buenisimo! Me encanto especialmente en el momento en que la bombilla se desmayo queria correr a tu patio ayudarte.
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