jueves, 1 de octubre de 2015

Hay un monstruo en mi jardin

 Un ruido me sobresalta y hace que mi corazón galope con la fuerza de las turbinas y la rapidez del mismísimo sonido…

Estoy sola en casa… la luna ya reina en el firmamento, pero esta noche no luce redonda y llena, sino más bien, como una especie de guiño entre las estrellas. El ruido se repite y siento que tal vez… después de todo… no esté sola.

Me levanto del sofá con las pupilas dilatadas y el estómago encogido.  Parece ser que el ruido proviene del patio. Así que voy a dar al interruptor para que se haga la luz, y de paso gritaré algo así como "¡Qué voy! ¡Llevo un rodillo en la mano!" (Y la escoba en la otra)

Pero las circunstancias hoy no me son favorables, así que descubro horrorizada como la bombilla intenta hacer un guiño y tras un sonido acojonante, todo queda en silencio. Se acaba de fundir la dichosita bombilla. O eso, o ha sufrido un desmayo inoportuno.

A tientas encuentro el móvil, ése que últimamente utilizo más como linterna que como medio de comunicación. Acompañada por el sonido de mi propio corazón, llego al cuadro eléctrico y conecto de nuevo la bendita electricidad. Pero… la bombilla del patio está definitivamente muerta.

Aun así, no puedo acostarme sin más, y dejar a un psicópata asesino en mi patio. Así que salgo de nuevo, esta vez con el rodillo y el móvil en lugar de la escoba. Todas las películas de vampiros y monstruos sangrientos que se nutren de la noche vienen a mi mente.

Y entonces le veo. Allí, delante de mí, mirándome de manera fija y persistente. Su contorno me marea, su figura es abrumadora. Es grande, alto, ¿ancho?… y sé que de un momento a otro se abalanzará sobre mí y me tragará entera, me agarrará con sus montoncitos de dedos afilados...



Aterrada solo articulo a recordar que llevo el móvil en una  mano y el rodillo en la otra. Así que lanzo el rodillo con toda la fuerza de la que soy capaz mientras grito de manera estrambótica y rezo para que mis vecinos me escuchen y auxilien a tiempo…

Lo sé, pensareis que estoy loca, pero tomo mi móvil y enfoco a la criatura siniestra. Le cegaré durante un instante con mi flash. Voy a captar su imagen, a deslumbrarle, a sorprenderle, a dilatar el momento de mi captura… ¡Y disparo! Mi móvil, claro. ¡Tomaré una imagen real del monstruo!

Con tanto ruido, al fin, mis vecinos me auxilian encendiendo la luz de su patio contiguo, vecino, cercano… y ello me permite ver como el geranio llora, la gitanilla se ha replegado en sí misma de puro terror, y el monstruo que me amenaza  ahora calla, pues ya tiene nombre…

- ¡Vecina, estás bien!
- Ehhh, ¡Sí! Regaba las plantas, je je.

Mi monstruo se llama Schefflera arborícola… ¿Qué no la conoces? ¿Ves? Al final sí que fue útil la fotografía…



El geranio me denunció dos días después por acoso. Yo denuncié a la bombilla.



5 comentarios:

  1. Gracias Cristina, hay partes algo exageradas, pero te puedo asegurar que hay partes muyyyyy verídicas ja ja . Un beso:)

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  2. Jolín vecina que susto hasta el final!!!!, y yo que pensaba que se iba a pasar a mi patio el dichoso monstruo!!!!, mientras no me mandes la salamanquesa esa enorme que tenemos a medias los demás monstruos me los mandas sin problemas que si como dices son altos y anchos no deben estar mal del todo.

    Cuidate y feliz finde.

    Un besote enorme.

    Con mil sabores

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  3. Tu tranquila cariño, que mientras yo tenga un rodillo en casa, no hay monstruo que se me resista, eso sí, excentuando nuestra salamanquesa, a la que personalmente he bautizado como Sagustiana, por eso de que al tener nombre es como de la familia y puedo decirle cuatro cosas cuando me asusta entre las macetas, ja ja ja.
    Buen finde para ti también. Besitos :)

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  4. Buenisimo! Me encanto especialmente en el momento en que la bombilla se desmayo queria correr a tu patio ayudarte.

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