Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
CAPITULO 4
El cielo se ha vuelto gris y de acero
mientras el suelo se decora con un sol resplandeciente. Los cristales a nuestro
alrededor me dan que pensar que algo no funciona. Intento concentrarme a pesar
del dolor de cabeza, y descubro horrorizado, que el coche está del revés, con
las ruedas hacia arriba y Sonia y yo colgados del cinturón de seguridad en un
extraño ángulo.
No es momento de bromas, pero cuando veo a
Sonia con esa larga cabellera negra caída de esa forma y el extraño ángulo de
su cuerpo, siento un escalofrío inmenso y recuerda aquella otra maldición de la
película “The Ring”.
- Sonia, Sonia, ¿te encuentras bien?
Poco a poco, ella comienza a moverse.
- Sí. ¿Qué ha pasado?
- Hemos volcado.
Se me quita toda la gana de tonterías
cuando echo el cabello de mi novia para el lado y veo una fea brecha en su
frente.
- Necesitamos un médico.
- Necesitamos salir del coche. Por favor
Nacho, ¡sácame del coche! - me grita con desesperación.
- Tranquila, no te muevas.
- ¡Por favor, por favor! ¡Necesito salir de
aquí! ¡Ella está aquí! ¡Está aquí!
¿Ella? El golpe de la cabeza ha debido ser
más fuerte de lo que pensé.
Coloco con cuidado las manos en el suelo,
mejor dicho, techo del coche, y con suavidad quito mi cinturón cayendo mi
cuerpo de forma tonta sobre el mismo. Hago el amago de abrir la puerta y por
suerte, ésta se abre. Salgo del coche a gatas y me dirijo a ayudarla a ella.
Con mucho esfuerzo, consigo sacarla y le
pido que se quede quieta sobre el pavimento. Voy a tomar el teléfono y llamar a
urgencias.
- No te muevas Sonia. Tranquilizate.
- Estaba en el coche Nacho. Estaba en el
coche – insiste llorando
- ¿Quién? ¿Quién estaba en el coche? - le
pregunto mientras voy mirando entre los cristales caídos y tomo el móvil. Con
las manos temblorosas marco a emergencias justo antes de necesitar apoyarme en
el coche. Me siento mareado. Y ella, uf, ella está pálida, traslúcida, diría
yo.
- Sonia, necesito saber. ¿Por qué demonios
gritaste de esa forma?
Un pequeño silencio sigue a mi súplica. Y
entonces, ella, como por ensalmo, me cuenta algo que me pone los pelos de
gallina.
- Me preguntaste que si había escuchado
algo.
- Sí. ¿Lo escuchaste?
- Peor.
- ¿Peor?
- Lo vi.
Y ahora empieza a llorar con desconsuelo.
- La he visto Nacho. He visto a esa Aldonza
tuya de la maldición.
Uf, la brecha de su cabeza es realmente
peor de lo que yo pensé...
- Tú no crees en ella amor. ¿Recuerdas?
- Lo sé, lo sé – me explica con cara de
pánico y entre lágrimas – Pero miré por el espejo. Iba a llamar a Sergio y miré
por el espejo, y entonces la ví. Sentada ahí, en el asiento de atrás. Me miraba
enfadada Nacho. Vestida con un vestido gris antiguo, el cabello largo y
despeinado. Y su mirada... jamás olvidaré su mirada...
¿Qué le digo yo a esta criatura? Es cierto
que yo sentí una especie de soplido en la oreja. La ventana un poco abierta
quizás. Pero ¿ver a una antepasada que
lleva siglos descansando? Bueno, descansando, salvo cuando decide vengar su
muerte, claro está.
Los ruidos de una ambulacia se escuchan
acompañados por dos coches de la guardia civil. Y yo... ¿qué le digo para
tranquilizarla si ha perdido la cabeza y no deja de decir incoherencias?
Y entonces se me encoge el estómago. Recta,
solemne, con la mirada encendida y el ceño fruncido, la mismísima Aldonza me
observa desde el otro lado del coche.
De nuevo siento que me mareo. Creo que voy
a caer al suelo, y salido de no sé qué parte, un hombre me coloca la mano sobre
el hombro. Es en ese momento cuando veo el coche de la Guardia Civil y escucho
una sirena. Un guardia me está hablando y yo le miro como un bobo...
- Por favor, por favor, llévennos de vuelta
a Miriñaque...
Veo a Aldonza sonreir, y a continuación,
desaparecer. Y después, pierdo el sentido.
Pero , este capítulo todavía está más interesante que el anterior , me encanta . Qué historia tan inquietante y gracias por seguirme guapísima , yo también lo voy hacer y quedarme en tu blog
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, ahora es cuando empieza a ponerse interesante, ja ja. Un beso y te sigo encantada y encantada de que tú también te quedes. :D
EliminarEs inquietante! me sorprende porque escribes muy muy bien!
ResponderEliminarMuchisimas gracias Abbie. La verdad es que espero que se ponga todavía más inquietante, ja ja. Un beso muy fuerte amiga:D
EliminarQué susto. Un beso.
ResponderEliminarJa ja. Un beso Susana :D
Eliminarme gustan tus textos con sabor a historias
ResponderEliminarbesos
Muchas gracias Mucha. Un beso muy fuerte :D
EliminarCreer o reventar. La maldición es real; ¡¡los primogénitos se quedan en Miriñaque!!
ResponderEliminarMuy buena tu novela.
mariarosa