Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Las maletas están en la puerta. Mi abuela
no ha dejado de llorar desde hace dos días. Si sigue así temo que ahogue las
cepas. Y Sonia me mira con ojazos de gacela, contoneo de caderas y una mirada
libidinosa que casi no me deja arrastrar las maletas.
- No me pasará nada abuela, tranquila.
Jo, eso espero, porque como me pase algo,
la palmo. En menudo lío me he metido. He intentado convencer a Sonia, no porque yo tenga miedo,
sino por ser prácticos, que yo muerto le voy a servir de poco, y aquí en
Miriñaque tenemos futuro con las vides. Pero ella insiste en que todo eso de la
maldición son bobadas y un cúmulo de malas circunstancias alimentadas por el
miedo.
Beso a mi abuela y me subo al coche,
directo a mi destino.
Al cabo de unos siete kilómetros, a Sonia
le entran unas ganas tremendas de vaciar su vejiga, que según ella, no puede
contener. Detengo el coche y en el arcén, ella se baja a fin de proceder a
liberar su problema.
Y es entonces, cuando, yo, a solas en el
coche, siento una aprensión en el pecho. Miro por el espejo retrovisor y una
inmensa nube oscura se acerca a nosotros de una forma extraña. Es más, el cielo
está descubierto, pero esa nube amenazadora cada vez está más cerca. Por
primera vez en mi vida me preocupo un pelín por ese tema de la maldición.
Sonia se sube al coche y ve mi palidez
extrema.
- Cari, ¿te encuentras bien?
- Sí, sí. Es sólo que me preocupa esa
tormenta que se acerca. ¿No te parece rara la nube?
Y ella me mira como si yo le hubiese
hablado en griego antiguo.
- Hemos discutido hasta la saciedad este
tema. No me dirás ahora que estás asustado y quieres volver, ¿verdad?
- No he dicho eso. Solo que ese nubarrón es
muy raro.
Arranco el motor y nos ponemos en
movimiento. Pocos metros más adelante, una fuerte lluvia de granizos comienza a
caer con fuerza sobre el coche sonando a chapa que puede agujerearse. Se que
eso no va a pasar, pero de nuevo, siento dentro de mí esa sensación extraña.
Un frío gélido me atraviesa cuando siento
un leve susurro en mi oreja izquierda, justo al lado de la ventanilla, pero
ésta, está cerrada. Un claro... “Regresa”, llega a mí procedente de una voz
femenina y sugerente...
- ¿Has oído eso Sonia?
- Sí he oído, ¿qué?
- Esa voz.
- ¡Vamos Nacho! ¿Quieres que me enfade en
serio? Concentráte en la carretera con la que está cayendo. Qué disgusto. Estos
granizos van a terminar con las vides.
- Podemos volver y valorar los daños.
- Sí claro, y enfrentarnos de nuevo a tu
abuela y su maldición. ¡Ni hablar! Voy a llamar a Sergio y que él nos informe.
Pobre Sergio, pienso yo. Mal día para ser
el primero en el que se queda a cargo de todo como encargado.
Es entonces, cuando Sonia grita, con todas
sus fuerzas... y yo pierdo el control del coche...
Qué susto. No puedo esperar. Un beso.
ResponderEliminarJa ja ja, gracias Susana. No te preocupes, ya llevamos casi la mitad. No te queda mucho para conocer la historia al completo. Un beso :D
Eliminar¿Por qué tan corto este capítulo?
ResponderEliminarNos haces sufrir. Está muy interesante, espero.
mariarosa
Ja ja , muchisimas gracias Maria Rosa. No te preocupes, que ya se va calentando... Muchos besos :D
EliminarAl leer este capítulo , me he interesado por los anteriores y la verdad , resulta muy interesante y yo te espero en mi nuevo post
ResponderEliminarMe alegro mucho Maje. Ya he entrado yo en el tuyo y me quedo en él. Me ha gustado mucho, y bueno, como yo tengo Taytantos.... ja ja . Un beso y ¡¡bienvenida!!
Eliminarha sido todo un descubrimiento leerte y ver en tu narrativa Margarita un mundo llenode sentimiento y sensaciones , desde mi blog de Horas Rotas cordiales saludos y pasare a seguir leyendote . jr.
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