sábado, 4 de marzo de 2017

Primogénitos. Capítulo 3


Capítulo 1
Capítulo 2

Capítulo 3

Las maletas están en la puerta. Mi abuela no ha dejado de llorar desde hace dos días. Si sigue así temo que ahogue las cepas. Y Sonia me mira con ojazos de gacela, contoneo de caderas y una mirada libidinosa que casi no me deja arrastrar las maletas.

- No me pasará nada abuela, tranquila.

Jo, eso espero, porque como me pase algo, la palmo. En menudo lío me he metido. He intentado  convencer a Sonia, no porque yo tenga miedo, sino por ser prácticos, que yo muerto le voy a servir de poco, y aquí en Miriñaque tenemos futuro con las vides. Pero ella insiste en que todo eso de la maldición son bobadas y un cúmulo de malas circunstancias alimentadas por el miedo. 

Beso a mi abuela y me subo al coche, directo a mi destino.

Al cabo de unos siete kilómetros, a Sonia le entran unas ganas tremendas de vaciar su vejiga, que según ella, no puede contener. Detengo el coche y en el arcén, ella se baja a fin de proceder a liberar su problema.

Y es entonces, cuando, yo, a solas en el coche, siento una aprensión en el pecho. Miro por el espejo retrovisor y una inmensa nube oscura se acerca a nosotros de una forma extraña. Es más, el cielo está descubierto, pero esa nube amenazadora cada vez está más cerca. Por primera vez en mi vida me preocupo un pelín por ese tema de la maldición.

Sonia se sube al coche y ve mi palidez extrema.

- Cari, ¿te encuentras bien?
- Sí, sí. Es sólo que me preocupa esa tormenta que se acerca. ¿No te parece rara la nube?

Y ella me mira como si yo le hubiese hablado en griego antiguo.

- Hemos discutido hasta la saciedad este tema. No me dirás ahora que estás asustado y quieres volver, ¿verdad?
- No he dicho eso. Solo que ese nubarrón es muy raro.

Arranco el motor y nos ponemos en movimiento. Pocos metros más adelante, una fuerte lluvia de granizos comienza a caer con fuerza sobre el coche sonando a chapa que puede agujerearse. Se que eso no va a pasar, pero de nuevo, siento dentro de mí esa sensación extraña.

Un frío gélido me atraviesa cuando siento un leve susurro en mi oreja izquierda, justo al lado de la ventanilla, pero ésta, está cerrada. Un claro... “Regresa”, llega a mí procedente de una voz femenina y sugerente...

- ¿Has oído eso Sonia?
- Sí he oído, ¿qué?
- Esa voz.
- ¡Vamos Nacho! ¿Quieres que me enfade en serio? Concentráte en la carretera con la que está cayendo. Qué disgusto. Estos granizos van a terminar con las vides.
- Podemos volver y valorar los daños.
- Sí claro, y enfrentarnos de nuevo a tu abuela y su maldición. ¡Ni hablar! Voy a llamar a Sergio y que él nos informe.

Pobre Sergio, pienso yo. Mal día para ser el primero en el que se queda a cargo de todo como encargado.

Es entonces, cuando Sonia grita, con todas sus fuerzas... y yo pierdo el control del coche...


7 comentarios:

  1. Qué susto. No puedo esperar. Un beso.

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    1. Ja ja ja, gracias Susana. No te preocupes, ya llevamos casi la mitad. No te queda mucho para conocer la historia al completo. Un beso :D

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  2. ¿Por qué tan corto este capítulo?

    Nos haces sufrir. Está muy interesante, espero.

    mariarosa

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    1. Ja ja , muchisimas gracias Maria Rosa. No te preocupes, que ya se va calentando... Muchos besos :D

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  3. Al leer este capítulo , me he interesado por los anteriores y la verdad , resulta muy interesante y yo te espero en mi nuevo post

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    1. Me alegro mucho Maje. Ya he entrado yo en el tuyo y me quedo en él. Me ha gustado mucho, y bueno, como yo tengo Taytantos.... ja ja . Un beso y ¡¡bienvenida!!

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  4. ha sido todo un descubrimiento leerte y ver en tu narrativa Margarita un mundo llenode sentimiento y sensaciones , desde mi blog de Horas Rotas cordiales saludos y pasare a seguir leyendote . jr.

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