El espejo le devolvió una imagen de sí
misma que no le gustó. Una mujer gruesa, robusta, con demasiado de todo.
Grandes pechos, cintura sin forma, pliegues en la barriga y muslos redondos en
demasía. Se sintió mal, muy mal.
No dejaba de escuchar hablar sobre dietas
milagro, ya las había probado casi todas. Apenas perdía algo de peso cuando ya
lo estaba recuperando de nuevo.
La báscula le mentía. Le decía que no había
engordado, pero ella sabía que sí. Solo tenía que desnudarse y mirarse ante el
espejo de su dormitorio para ver como la grasa se acumulaba cada vez más por
todas partes. Silenciosa, aterradora, acaparando cada vez más trozo de ella, o
de lo que quedaba de ella.
La comida empezó a resultarle insoportable.
A pesar de que al principio lo pasó mal, después de un tiempo su cuerpo se
acostumbró a comer cada vez menos, hasta que prácticamente alguna pieza
ocasional de fruta era toda su ingesta calórica del día. Y mucha agua. Agua y
más agua.
Pero el maldito espejo seguía devolviéndole
una imagen que no era la que deseaba. Estaba más delgada sí, pero era tan leve
la diferencia, que ni siquiera sabía cómo había podido apreciarla.
El cansancio empezó a hacer mella en ella. Solo
dormía y bebía agua, sin más. Apenas podía mantenerse en pie, pero al fin, el
espejo empezó a devolverle la imagen de un cuerpo más delgado. Los pechos más
pequeños, la cintura empezaba a marcarse, y el vientre menos abultado. Una
talla menos, dos tallas menos, tres tallas menos.
Algunos le decían que estaba demasiado
delgada. Que debía comer más, que iba a enfermar. Pero ella no les escuchaba. Los
demás no sabían lo que era mejor para ella. No sabían lo cansada que estaba de
no encontrar talla, de que se burlasen de ella, de no gustarle su reflejo.
Y continuó adelgazando. Más y más y más y
más... Y seguía sin verse como quería.
Y de pronto, un día, desapareció. Sin darse
cuenta. La encontró su hermano, tumbada en el suelo, tan pálida como siempre,
sin pulso. Era tan ligera, que cuando el muchacho, apenas un niño, fue a
levantarla del suelo, ella se elevó sin más, desapareciendo ante la atónita
mirada de él.
Después él se miró ante aquél espejo que
ella tanto observaba. Y decidió comer, comer y comer. No le importaba engordar,
no quería desaparecer como su hermana. Porque... él había tenido una vez una
hermana... ¿verdad?
Terrible historia y muy cercana para mí. Un beso.
ResponderEliminarLo siento Susana. La anorexia es una enfermedad muy peligrosa y seria. Un beso, y espero que en tu caso haya resultado de mejor forma. :)
EliminarEs realmente impactante el relato. Invita a la meditación...
ResponderEliminarGracias, Margarita.
Besos.
Gracias a tí. Es impactante porque es un problema muy serio y quería mostrarlo con respeto, pero a la vez, dejando claro lo peligroso que es. Un beso Mari Carmen :)
EliminarWawww.... Ese espejo es maldito, esta embrujado. Muy buena historia, me dejaste sin palabras.
ResponderEliminarmariarosa
Muchas gracias María Rosa. Tú sabes, a veces te miras en el espejo y no ves lo que de verdad el espejo te muestra. Un beso muy fuerte :D
EliminarLos espejos son lo peor del mundo!! yo no soy capaz de mirarme en uno y estra contenta
ResponderEliminarPues eso no puede ser Abbie. Cada uno somos como somos, y tenemos que ser los primeros en aceptarnos, y tú eres preciosa. Un beso muy fuerte :D
EliminarMargarita me encantas Cuando te leo creo sos una maravilla besosssssssssssssssss
ResponderEliminarMuchísimas gracias Mucha. Ups, una maravilla no creo, pero me haces feliz. Un beso muy fuerte amiga :D
EliminarTengo una conocida que padece anorexia y cada dos por tres la tienen que estar ingresando en el hospital para alimentarla forzosamente, solo tiene 24 años pero parece una nena de 12, sin menstruación ni nada, y continua diciendo que está muy gorda ¡¡una lástima!!
ResponderEliminarUn abrazo amiga.
Sí lo es. Y lo peor es que es una enfermedad realmente grave, porque radica en el cerebro y es complicado de solucionar, aunque es posible, y eso al menos, da un poco de esperanza. Un beso Conchi y ojalá esa conocida encuentre una salida. :)
EliminarIncreiblemente inquietante....sin palabras
ResponderEliminarPues sí Marijo, una realidad muy triste, pero que está ahí. Un beso preciosísima, y bienvenida a blogger, ja ja Muaaakk
EliminarNunca he tenido ese problema....Me ha encantado la claridad cristalina de tu texto maravillosamente corto y claro
ResponderEliminargracias querida
Hola Mucha, yo por suerte tampoco. Pero la verdad es que me da una pena terrible cuando escucho o veo imágenes sobre la anorexia o la bulimia. Supongo que a veces los complejos son realmente malignos. Un beso muy fuerte preciosa :D
Eliminarooooooooooooooooooooooohhhhh
ResponderEliminarme fascino esta historia, es real y al final resulta ser magicamente real.
Debe ser horrible vivir eso, el no poder aceptar tu cuerpo ante el espejo,
nunca lo he vivido, siempre he querido mis michelines y mis kilos de mas, aunque tambien de vez en cuando me gustaria ser delgada y bella.. pero me resulta mejor solo ser yo, pasarla bien, y bueno..
hay personas que no lo ven asi, que para ellas o eellos todo lo es el verse bien, el ser aceptados fisicamente, el cumplir con los estandares de la televesion y ser como los artistas, delgados, y como aquellas modelas aun mas esqueliticas a veces...
La historia me ha encantado en todos los aspectos, es como una montaña rusa, donde empiezas, subes, llegas a la cima, bajas, caes, crees que ha terminado. y vuelve a empezar...
Gracias Margarita por dejarnos entrar en tus capturas de emociones.
Muchisimas gracias Paulina. Uf, yo tampoco lo he vivido en primera persona, pero sí he conocido un caso cercano, y es duro, muy duro. Lo mejor, es aceptarse a uno mismo, sin más, pero claro, la anorexia, es igual que un miedo, algo que no puedes evitar, al menos sin ayuda.
EliminarMuchisimas gracias por tus bellas palabras, y por esa descripción de la montaña rusa ¡¡me ha encantado!! Muchos besos :D
Nuevamente felicidades por todo lo que escribes, amiga.Dura realidad y magnífica historia. Siempre tan delicada y respetuosa con todos los temas que tocas.
ResponderEliminarMuchisimas gracias Espe. Lo intento, por respeto, no se si siempre lo consiguiré. Un beso preciosa :D
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