sábado, 28 de enero de 2017

El acantilado. Capítulo 4



El acantilado. 

Capítulo 4 



Ver capítulo 1
Ver capítulo 2
Ver capítulo 3


- Gema, tienes que escucharme un momento. Solo un momento, tienes que quedarte aquí. No te muevas ¿de acuerdo? Vuelvo enseguida, solo tengo que subir algunas rocas para ver si tu mamá está ahí. Pero todavía no me has dicho como va vestida, o como se llama.
- Se llama Ana. Y lleva unos pantalones vaqueros y una camiseta roja. Le gusta mucho el color rojo.
- De acuerdo. Eso me ayudará mucho. Ahora, tienes que prometerme que te quedarás aquí, sentada sobre esta roca, quietecita.

La niña le miró con un gesto extraño.


- Eso sé hacerlo. Lo de quedarme quieta. Lo hago muy bien. Mi mamá me lo dice.
- ¿De veras?
- Sí. Yo me quedo quieta con ella. Ella me enseñó. Cuando venimos a esperar a papá.

Jeremías la miró a los ojos y vio en ellos tanto desconcierto que no pudo reprimir el preguntarle.

- ¿Cuándo se marchó papá? ¿Se fue por el mar?

La niña asintió.



- Mi papá es marinero. Y un día, fue con su barquita a pescar y no volvió. Mi mamá lleva días y días sentada mirando al mar. Y yo, sentada a su lado. Aquí aprendí a hacer de estatua como ella, porque cuando se sienta aquí, yo le hablo, pero ella no me contesta, como las estatuas.  

- Lo siento mucho Gema.
- Mi mamá se perdió también con mi papá. Eso me dice mi abuela. Que aunque mamá esté con nosotras, una parte de ella se ha ido. Yo no lo entiendo bien, pero es lo que mi abuelita me dice. El mar es malo.

Jeremías comprendió el odio de la chiquilla hacia el mar.

- Y mamá se pasa todo el día llamando por teléfono. Y luego, venimos aquí a merendar en la playa, por si papá vuelve, me dice.  Y por las noches llora, y aunque se ríe, está rara.

Jeremías pensó en cuánto estaría sufriendo esa mujer y de pronto temió que se hubiese quitado la vida. Sintió una aprensión terrible. Pero no era momento de sentir, sino de actuar.

- Vale Gema. Ahora, debes esperar como te he dicho, ¿de acuerdo pequeña? Yo no me perderé. Pero has de prometerme que no te moverás de aquí. O no podré encontrarte.

La niña asintió y se sentó tranquilamente sobre una de las rocas.

Jeremías miró hacia arriba. Para él, encontrar personas era una tarea que practicaba continuamente. No siempre obtenía buenos resultados, pero esta vez, los necesitaba.

Comenzó a ascender por aquellas piedras, con un nudo en el estómago, y sin querer encontrarla. No allí.

Su cuerpo se tensó. El maldito acantilado se había llevado a tanta gente durante los últimos años que no entendía como aquella zona no estaba vallada, inaccesible al paso. Como era posible que la gente pretendiese acercarse tanto al borde…

Y fue entonces cuando ocurrió.

De nuevo esa sensación, esa certeza de que…


Sí. Ella estaba allí. O eso indicaba un trozo de tela en una roca, una tela roja enganchada en uno de los sobresalientes unos metros por encima de él...


13 comentarios:

  1. Estoy impaciente por seguir leyendo tu novela,has sido capaz de transportarme a ese acantilado...
    Un Beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Princesa. Ya queda muy poquito, jaja. Un beso muy fuerte :D

      Eliminar
  2. Respuestas
    1. Ja ja, ¡gracias Susana! Prontito verás como termina. Muaaakk :D

      Eliminar
  3. Respuestas
    1. ¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado, y aquí estoy para cuando quieras visitar mi riconcito. :D

      Eliminar
  4. te gusta escribir y despliegas tu arte maravillosamente Es un placer leerte y ver lo bello que comentas tambien

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchisimas gracias Mucha, la verdad es que cuando me pongo a escribir, simplemente, me dejo llevaaaaar. A veces me paso, ja ja ja. Pero es algo que realmente me gusta. Un beso muy fuerte :D

      Eliminar
  5. Al menos surge una esperanza....

    Te sigo.

    mariarosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchisimas gracias Maria Rosa! Muchas gracias de verdad, por comentar que me anima muchísimo y hace crecer mi pequeño rincón, y por seguirme. Yo también estaré ahí. Un beso :D

      Eliminar
  6. Estoy lo que se dice "en ascuas" Margarita, cuando lees un libro le das la vuelta a la página, pero en este caso........

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ja ja ja, muchas gracias Conchi. Queda poquito, aunque te aviso, ahora que nadie nos lee, que estoy preparando uno basado en la historia de las mil y una noches, y ése si que espero que deje a todos impaciente de una semana a otra, ja ja Muchos besos :D

      Eliminar
  7. nooo... que miedo he sentido, y a la vez esperanza de que la mujer este aun con vida, esperanza de que este por ahi aguardando a su esposo, al marinero...

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...