El rojo siempre fue su
color, quizás por ello no me extrañó que hubiese cogido el candadito de las
narices de ese color en concreto.
“Tenemos que ir, mi amor,
tenemos que ir”. ¿Cómo decirle no? Jamás pude decirle no. Y ella lo sabía, y se
aprovechaba de ello la muy condenada, pero aun así, yo seguía negándome a dejar
de decir no.
Recuerdo aquél día como si
fuese ayer. Las olas bañaban las uñas pintadas de rojo de sus pies, mientras
ella me miraba coqueta y retadora con aquella diminuta prenda de vestir.
Siempre ha tenido un cuerpo de infarto, y yo, desde luego, no soy hombre de
piedra.
No entraba al mar, no le
gustaba la sensación del agua fría por todo su cuerpo. Siempre me decía que
ella era mujer de fuego y temía apagarse. Pero yo siempre me reía y le
contestaba que ella era capaz de calentar el propio mar.
- Tengo algo que pedirte
mi amor – me dijo en susurros mientras aquella tarde, en lugar de dormir la
siesta como se supone que hacemos todos los andaluces, ella decidió hacerme una
especie de bailecito exótico a lo “Nueve semanas y media”.
El mar no sé yo si lo
calentaría o no, pero aquella habitación de hotel a orillas del mar estaba más
que calentita mientras ella iba desprendiéndose de aquél pequeño bikini, como
no, de color rojo.
- Éste no es el momento –
le dije yo. (¿Qué decirle? Si yo en ése momento no podía pensar, y mucho menos
hablar)
Y ella sonrió, con
coquetería y siguió en su travesura de volverme loco. Tres veces me volvió loco
aquella tarde de verano donde el sudor nos cubrió una y otra vez sin que a
ninguno de los dos nos importase demasiado.
Una buena ducha y un
vestido de gasa vaporoso, labios pintados de rojo y ojos de gacela enamorada.
Así, de esa guisa, se sentó la condenada ante mí en una terracita a orillas del
Mediterráneo, con una cervecita bien fría y unos boquerones fritos para
acompañarla.
Colocó su piececito de
sirena sin cola en mis pantorrillas y me rozó la pierna mientras en un ronroneo
ensayado volvía a insistir.
- Venga cari, tenemos que
ir. Será el broche perfecto…
Y claro, con ese argumento y el calentón le dije que sí.
Maldita sea mi estampa, le
dije que sí a ese viaje a Francia que me costó los ahorros que me quedaban, le
dije que sí al paseo por el Puente de las Artes, le dije que sí a colocar ese
candadito, como no, rojo… que iba a simbolizar nuestro amor por siempre.
- Hay que tirar la llave
al río, y nuestro amor durará por siempre…
Aún recuerdo esas palabras,
cuando hoy, presencio como uno a uno van quitando todos los candados que
también adornan el Puente de Triana en Sevilla. Pienso en aquél candado rojo
tan mono que pusimos en su día. ¿Lo habrán quitado también? Qué más da. Ella se
fue con otro, tres meses después del dichoso viajecito a París.
¿Me enfadé? Mucho,
muchísimo. Pero qué le vamos a hacer, la vida es así… al fin y al cabo, olvidé
tirar la llave al Sena. Tal vez fue por eso que ella se marchó…
que bien escribes!!!!
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias Alba! Tú es que me quieres mucho, ja ja. Muchos besos :)
EliminarHola Margarita!! :D
ResponderEliminarMe encanto ! y sabes cual fue mi parte favorita..
"al fin y al cabo, olvidé tirar la llave al Sena"
perfecto!
Me encanto realmente, describe como un amor de poco tiempo, carnal, algo efimero talvez, pero sobre todo algo que unicamente destaca en deseo y nadamas...
Un amor que no seria para mi el mejor, y uno que no quisiera atar a un puente con un candado rojo..
que gran eleccion! Yo tambien hubiera olvidado lanzar la llave... :3
Gracias por tan bellos escritos..
¡Muchisimas gracias! La verdad es que a veces nos concentramos más en los estereotipos que en cuidar realmente lo que tenemos. Este cuentecito ha sido un poco la ironía del tema de querer "amarrarlo" todo, como de la forma en que nos sujetamos a veces a las cosas.
EliminarUn beso muy fuerte Paulina, como siempre gracias de corazón por tus bellos comentarios :D
Hola guapa!!
ResponderEliminarWow me ha encantado!! Aunque el final no sea un felices para siempre tienes una forma de narrarlo que me ha gustado más.
Se lee enseguida y me quedo con ganas de leer más textos tuyos
Un besazo
¡Muchas gracias Arien! Encantadisima de tenerte por aquí. Muchos besos :D
ResponderEliminarMuy bonito el relato sobretodo el final porque resulta inesperado...Aunqu me he quedado con las ganas de saber si al final alguién quitó el candadito..Aunque de hecho sin la lave en el Sena... Besos
ResponderEliminarJa ja ja, ¡muchas gracias! Bueno, la verdad es que quitaran o no el candado, ya era tarde para nuestro prota, pobre hombre. Se guardó la llave y se quedó sin chica, aunque no creo que fuese por eso ¿verdad? Muchos besos :D
EliminarEste texto tiene otro aire distinto a lo que suelo leer por aquí. Cuántas locuras y tonterías se hacen por amor, y ella bastante espabilada, le tenía cogido el truco jajaja. Pobre muchacho, la clave está en la llave que no tiró(?) Bss.
ResponderEliminar¡Hola Paula! Síiiii, por aquí además verás de todo, ja ja. Cuando tengo un día loco ni te cuentoooo. Bueno, por amor se hace casi de todo, pero este pobre chico se quedó sin su enamorada, y la verdad, no creo que fuese no por arrojar aquella llave, ja ja.
EliminarMuchos besos Paula :D
La verdad es que impresiona la historia. Como ella coquetea con él,él que no quiere pero acaba sucumbiendo a sus encantos y total para que,si él se acaba quedando solo como la una y la otra se marcha con otro y que seguramente esa historia acabé como esta. Aunque el chaval hubiese tirado el candado al río,no garantiza de que la relación sea perpetua.
ResponderEliminar¡Hola Silvia! Así es, aunque hubiese tirado la llave al río, creo que esta muchacha se hubiese marchado igual, ja ja. En fin, c'est la vie... o algo así. Muchos besos :D
EliminarLa historia está genial. Me encanta como describes el amor y todo en general. Escribes muy bien :D
ResponderEliminar¡Muchas gracias! Bueno, hago lo que puedo, pero ¿sabes? Cuando escribo sobre historias de amor, me vuelvo un pelín malilla, ja ja. Besos :D
EliminarDeberias lanzarte como escritora y hacer un libro de historiaw cortas. Desde mi punto de vista tienes talento y no estoy jugando es cierto
ResponderEliminarMuchisimas gracias Marcelle, estoy pensandolo, la verdad, no porque piense que tengo talento, sino porque me encanta escribir, y el blog está bien, pero a veces, me gustaría poder tener los cuentos en papel.
EliminarMuchas gracias de nuevo. Besos :D
Estoy con las compañeras de arriba, escribe un libro!
ResponderEliminarEres capaz de hacer que me enganche como una posesa frase tras frase :) La historia está muy bien, aunque me sabe mal por el o la chich@...
Un besote y me quedo para leerte :D
Muchas gracias, ja ja. Me alegro que te haya enganchado, eso me da alas. Si, el chico ha tenido un final regulín, pero quién sabe... igual en una segunda parte hago algo menos dramático, ja ja.
EliminarBesos :D