Atrapasueños

Hay una leyenda india preciosa: narra como una de las abuelas sabias de una tribu tejió una red, una tela de araña de cordón para que las pesadillas quedaran adheridas a ella, deslizándose hasta las plumas colgantes y deshaciéndose en la mañana con la luz del sol. 

Siempre me gustó esta leyenda, tal vez porque de niña tenía miedo de dormir y que al despertar, se hubiesen materializado mis pesadillas. Tenía miedo a ese enorme monstruo con dientes de ansiedad, llamado soledad. Tenía miedo a no enamorarme, a caer al mar sin saber nadar, a que algo malo le ocurriese a mis personas queridas. 

Los años han pasado y la niña ya es abuela. Ahora mis pesadillas son otras. Ahora tengo miedo a no vivir aunque respire. Tengo miedo a no sentir, a no poder bailar, a no ser escuchada y comprendida, a no disfrutar de cada instante, a que mis personas de corazón no sean abiertas conmigo. Ahora tengo miedo a no disfrutar del agua aunque siga sin saber nadar. A no sentir una derrota amorosa por miedo a no amar. A que los hombres grises de Momo vengan por mí.

Por ello he tejido un atrapasueños invisible que me permite respirar. Soy consciente de que nosotros mismos dibujamos muchas de nuestras pesadillas. He descubierto que la soledad no es mala, siempre que sepas vivir contigo mismo. Al contrario; todos deberíamos pasar tiempo a solas con nosotros.

Después... disfrutar de lo sencillo. Disfrutar de lo antiguo. De lo aprendido, de lo que transcurre, de lo que se siente en ese lugar del corazón que cada cual comparte con uno mismo. Disfrutar de aceptarse con todo lo que ello implica. Aprender a hacerse respetar y respetar a los demás. 

Saber decir NO. 

Saber sentir el SI.