jueves, 18 de noviembre de 2021

Amasar

 



Desde que era niña, amasaba junto a su padre en el horno de la familia. Le gustaba sentir el tacto de la harina, dejando que sus dedos se volviesen blancos y ausentes. Le gustaba la frescura del agua y la mezcla que se hacía pegajosa entre sus pequeños dedos regordetes. 

Amaba apretar sus puños cerrados, imaginando que en lugar de harina, eran aquellos chicos que se burlaban de ellos, los que estaban en la mesa de trabajo. 

De pura casualidad se dio cuenta, al comer ella misma el pan que había amasado, de cómo sentía miedo y rencor. Eran los mismos sentimientos que había experimentado al amasar aquel pan que tenía forma extraña de pato sin pico. 

Pronto aprendió, pues era chica lista, que era capaz de volcar sus emociones en la masa. Fue así como se enamoró, y todo el vecindario iba suspirando por las calles. Fue así que aprendió a bailar, observando sorprendida como las buenas gentes de la aldea hacían giros y giros levantando sus manos al cielo...

Y un día, trazó un plan. 

Tomó un largo baño que llenó de pétalos de rosas. Maquilló con sumo cuidado su hermoso rostro, vistiendo uno de sus vestidos más favorecedores. No importaba que sobre el mismo hubiese de colocar el delantal que separaría la masa de su propio cuerpo. Si su padre vio que hoy se había puesto especialmente guapa... no dijo nada. 

Canturreó mientras amasaba, lanzando besos al aire con cada golpe en la mesa, y mirando aquella mezcla harinosa como si fuese el ser más hermoso que pisaba la faz de la tierra. 

Y después, lo cocinó en su justo punto y lo envolvió en la más hermosa de las servilletas de tela que cosiera de pequeña junto a su abuela. Colocó una cinta de su propio pelo sujetando el prodigioso paquete y lo llevó con sumo cuidado al número 5 de la calle Málaga, donde tocó el timbre de forma insistente hasta que él... abrió la puerta. 

El joven se dejó prendar por el maravilloso aroma que despedía aquél envoltorio, mezclado con el suave aroma a rosas y lilas de la muchacha que lo llevaba. No podía ver el maquillaje, ni tampoco el bonito vestido, pues realmente, ver... no veía. 

Pero sí era diestro en  sensaciones, y percibió que aquél paquete envolvía algo más que simple pan recién hecho. 

La voz de ella lo envolvió con sutileza, mientras él agradecía el regalo. 

Aquella noche, saboreó la exquisitez como jamás había saboreado antes nada...

Meses después, ambos amasaban juntos el pan. Las manos de él sobre las de ella, en perfecta sincronía. Habían pasado una larga tarde de amor y pasión, sus cuerpos estaban cansados, pero felices, y la juventud les permitía pasar el resto de la noche amasando...juntos. 

Ella jamás se atrevió a confesarle que utilizó su don para atraparle.

Él jamás se atrevió a confesarle que cuando se vio privado de la vista adquirió un sexto sentido extraordinario, que le permitía atraer a su vida todo aquello que deseaba. Y la deseó a ella una mañana lejana en la que el olor a rosa y jazmín se mezcló con el de pan recién hecho, mientras una voz lo envolvía como solo puede envolver aquel que tiene mucho amor que dar.




30 comentarios:

  1. ¡Hola!
    Bellísimo y emotivo relato. Muy dulce y muy delicado. Me ha gustado muchísimo.
    Un saludo!

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  2. Me fascina todo lo que es cocina Miro recetas veo blog de cocina
    me deleito con la comida y hoy tu eres un placer
    Me gusta amasar la bola de harina. Un abrazo inmenso mi querida

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    1. Hola Mucha, hay algo relajante en la forma de amasar, o al menos, a mi me pasa. Besos :D

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  3. Precioso y emocionante relato, así debería ser la vida de bella y no tanta maldad y envidias amiga.
    Un gran abrazo.

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  4. Bello como todos tus mundos🌷
    Gracias por compartirlo.Abrazobuho 💕📚💕📚😉

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    1. ¡Muchisimas gracias chicas! Pronto, muy pronto, tendré una sorpresa para vosotras. Besos :D

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  5. Una hermosa historia, Margarita. Cuando ponemos lo mejor de nosotros en lo que hacemos, mejoramos el mundo, nuestro pequeño mundo. Te felicito por la entrega y la magia que has puesto en el relato. Me encantó, amiga.
    Mi abrazo entrañable y mi ánimo siempre.

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    1. ¡Muchisimas gracias amiga mia! Di tanta caña en el mes de octubre que pensé...un poco de amor en noviembre. Besos preciosa :D

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  6. Que bien nos conduces al final, una historia emotiva que podemos soñar que ocurra en realidad mas veces. Un abrazo grande

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    1. ¡Hola Ester! REcordé los olores a pan recién hecho de la panadería que había junto a la casa de mi abuela... y salió solo. Besos preciosa :D

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  7. Hermoso, hasta se sienten los olores, los ruidos. excelente Margarita

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  8. Una forma extraordinaria de expresar lo que hace el destino... No cabe duda que cuando 2 personas están destinadas a estar juntos, están si o si.
    Me encanto tu historia, al principio me recordó a una pelicular, pero con forme avanzo, se volvió original.

    Os mando un fuerte abrazo y muy buena vibra!

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    1. ¡Helena! ¡Qué alegría volver a leerte! Durante mucho tiempo no me han aparecido publicaciones tuyas. He intentado comentarte en tu blog pero me da error. Volveré a intentarlo. Muchos besos preciosa y muy, muy feliz de leerte preciosa :D

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  9. Pues si amiga mia, sería toda una aventura de final feliz. Besos :D

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  10. Muy lindo relato de amor amiga, a mi no me gusta amasar porque la harina se me queda en las uñas y me da desesperación.... Saludos y abrazo.

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  11. Precioso relato. Creo que amasar nos conoceta con la esencia d elo que somos, como cantar y contar historias a la luz del fuego.
    Un besote y feliz fin de semana.

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  12. Es que el olor a pan recién horneado es sublime... Hum. Digno de una historia de amor como la que has escrito.

    Besos Margarita

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  13. Hola!! Una historia preciosa y muy romántica. ¡Qué ganas de pan de horno me han dado! Besos!!

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  14. Bonito relato Margarita, lleno de sensibilidad y encanto.
    Gracias por compartirlo
    Feliz fin de semana.
    Un Abrazo.

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  15. Margarita, que romántica te has puesto y vaya superpoderes que otorgas, en cuanto al amasado, es curiosa la connotación tan sugerente que tiene.
    Un abrazo y buen finde.

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  16. El amor utiliza caminos insospechados para llegar a su destino.
    SAludos.

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