CAPÍTULO 2
No
importa cómo. Baste decir que hoy por hoy, soy la directora del
departamento de la muerte.
Me siento orgullosa de ello. Mi puesto es de gran relevancia y soy indispensable en más de un sector. Conozco tantos secretos nacionales, internacionales, y personales, que asusta. He realizado mi sueño. Me he convertido en Dios.
Me siento orgullosa de ello. Mi puesto es de gran relevancia y soy indispensable en más de un sector. Conozco tantos secretos nacionales, internacionales, y personales, que asusta. He realizado mi sueño. Me he convertido en Dios.
El
Ébola o La Malaria pueden dar escalofríos, pero mi trabajo se
centra en otro tipo de criatura. Nosotros creamos una mezcla de
Antrax y Peste. Todo bajo el secreto más absoluto. ¿Ratones? Los
ratones son demasiado pequeños y mueren al instante.
Fue más sencillo cuando empezamos a realizar experimentos en cerdos
y chimpancés. Pero no fue suficiente.
Necesitábamos personas.
Firmamos
un acuerdo secreto con el gobierno. Comenzamos con los condenados a
muerte. Según nuestra legislación, no existe la pena de muerte.
Pero no es del todo cierto. Violadores, psicópatas y asesinos fueron
un regalo.
Siguió
sin ser suficiente. Contacté con determinado sector gubernamental y,
empezó la pérdida. La pérdida de prostitutas, yonquis, marginados.
Debíamos estudiar qué repercusión tenía nuestra criatura sobre
los distintos estamentos. Peso, sexo, condición social, buena o mala
alimentación... todo eran variables a estudiar.
Por
fin, conseguimos aislar lo que necesitábamos. Para entonces, mi
trabajo me había absorbido con tanta fuerza que mi matrimonio murió.
Mi esposo no conocía salvo una pequeña parte de mi estudio, pero no
lo aprobaba. No lo entiendo. Tampoco me importó. Dios no está
casado.
Sentí
la creación como propia y me sentí llena, repleta. Es curioso.
Cuánto más acertábamos con las pruebas, mejor me sentía. ¿Número
de bajas? Eso no importa. Sí importa el poder de conceder el don de
seguir viviendo o, aniquilar, a quién yo estime pertinente. De forma
hermosa. Limpia. Siempre me gustaron las cosas bellas.
Por
ello, mi criatura es totalmente inocua en principio, insípida,
carente de olor, inocente en apariencia. Una sola gotita mezclada con
cualquier tipo de bebida o comida es suficiente para crear un pequeño
ser en tu interior. Un pequeño ser que permanerá dormido hasta que
yo lo decida. Una sola pulverización de lo que en apariencia es un
simple perfume de camelias, es suficiente para despertar su vida y tu
muerte. Dos horas después de esa unión perfecta, el individuo
empezará a sentir cierto dolor de cabeza. Tres horas después, su
sangre se helará literalmente, y a pesar de que su corazón se
detendrá, seguirá sintiendo que está vivo, próximo a la muerte
durante unos breves instantes que le parecerán eternos.
Es
perfecto.
Si
se le practica una autopsia, el diagnóstico será claro. Infarto de
miocardio con trombosis. Sin más.
Pero
ha surgido un problema. Hasta Dios tuvo su disgusto con Adán y Eva, y
después con Abel y Caín. Yo no iba a ser menos.
Continuará...
Me tienes en ascuas, ¿cómo seguirá?¿Hasta dónde llegará la perversidad de tu protagonista, su maldad? ¿Cuál habrá sido el problema? Sigo atenta.
ResponderEliminarHola Manuela, pues vas a descubrir el final de esta historia muy, muy pronto. Eso sí... esta mujer tiene un auténtico problema en sí, ja ja ja.
Eliminar¡Besos! :D
Nadie deberìa tener el poder de decidir. Un beso
ResponderEliminarEn efecto Susana, y menos una loca como esta mujer. Un beso :D
EliminarOyeee por favor, me tienes tela de intrigado. A mí estas cosas de médicos me dan tela de yuyu.
ResponderEliminarBesos, Ricardo.
Ja ja ja, nada Ricardo, ya casi ha terminado esta tortura china, ja ja.
EliminarBesos:D
¡Hola Margarita! Acabo de leer esta segunda parte y muero de curiosidad por saber como acabará esta historia. Te mando un besotote!
ResponderEliminar¡Hola Marita! Pues lo vas a saber muy prontito. Mañana día de los enamorados tengo otra cosita preparada... pero después en el finde... ¡desenlace!
EliminarMuchos besos :D
Escalofriante. Y lo malo es que te hace pensar que enfermedades como el ébola, quizás hayan sido producto de un laboratorio y de mentes maquiavélicas.
ResponderEliminarEn ascuas, a por el tercer capítulo!
Da miedo pensarlo ¿verdad? Se me ha erizado la piel.
EliminarBeso Nuria :D
Sabes que me estoy divirtiendo.
ResponderEliminarPues el final te va a dejar "escuajaringao" de la risa, ji ji ji.
EliminarBesos Jesús :D
Que buena historia!!
ResponderEliminarQué va a suceder de ahora en más...?
mariarosa
Wow, Margarita.
ResponderEliminarMe voy a por el tres. Esta mujer es de armas tomar.
Un besin
Hola Margarita, impresionante la intriga que generas !! Yo también sigo, un abrazo y mil cariños !
ResponderEliminar¡Hola Ana! Muy bienvenida amiga, un beso muy fuerte :D
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