Hoy es una mañana templada
de domingo. He quedado aquí con Javier. Paseo hacia un banco cercano y observo
que a mi alrededor hay muchas manos entrelazadas y miradas llenas de promesas,
cajitas con forma de corazón, y alguna que otra rosa, circulan por el parque a
mi alrededor. Hoy es San Valentín, día de los enamorados, día de promesas que
es posible que jamás se cumplan.
Me siento furiosa con la
sociedad. El amor es para celebrar todos los días, no solo hoy...
Así se lo dije anoche a Javier, pero él es de los chapados a la antigua. Así que me sentaré a esperarle y vendrá con una de esas cajitas de bombones.
Así se lo dije anoche a Javier, pero él es de los chapados a la antigua. Así que me sentaré a esperarle y vendrá con una de esas cajitas de bombones.
Soy una mujer difícil de
complacer. Soy una de ésas mujeres a las que no sabes que regalar, si acertarás
o no. Inconformista, y además, dudosa en mis decisiones. Cuando esta noche
hagamos el amor, me dirá con cariño que le gusta mi nueva cintura algo más
redonda y que mis piernas son ahora más bellas al estar más llenas. Tendrá
cuidado de no decirme que he puesto peso. Él siempre es muy cuidadoso con las
palabras, y también conmigo. Quizás por ello, y en consideración a ello, estoy
aquí como una tonta sentada en este banco, sin querer mirar hacia ningún lado
en concreto y fingiendo mirar las hojas caídas bajo mis pies.
Durante un momento levanto
la vista del suelo para ver si Javier ya se acerca, y veo como una pareja
octogenaria se acercan cogidos de la mano. Él lleva una gorra que levanta un
instante para hacerme una señal de saludo y después se sienta junto a su
compañera en el banco de al lado.
No es mi intención, pero
están tan cerca, que no puedo evitar escuchar sus palabras. “Mi querido amor,
siento no haberte traído una rosa. No encontré ninguna digna de tu belleza y
desistí. Intenté escribir un poema para ti, pero las palabras adecuadas no
querían venir a mí, y desistí. Tampoco te preparé un pastel, de sobra sabes que
soy mal repostero. Pero aquí estoy, como cada catorce de febrero, para besar
tus labios, mirar tus ojos y repetirte una vez más que te quiero tanto o más
que cuando te propuse unir nuestras vidas hace ya sesenta años. Hoy, día de San
Valentín, te regalo lo único que estoy seguro que te hará feliz. Un te quiero y
una caricia aquí, en el mismo lugar testigo de aquella declaración”
- ¿Qué te ocurre María?
¿Estás llorando? – me pregunta Javier que acaba de llegar. Ni tan siquiera le
he visto acercarse.
- Schhhh, calla Javier.
Calla, escucha y observa.
- ¿Observar qué? – me pregunta
extrañado y preocupado.
Veo que Javier lleva la
misma cajita con forma de corazón que tantas otras parejas. Esa cajita llena de
chocolate e intenciones.
- Javier, mira esos
abuelos de ahí. Él está acariciando la mejilla de ella. ¿Has visto alguna vez
algo más hermoso?
- María, ¿estás bien?
- Prométeme algo. Cuando
pasen sesenta años, volveremos a este lugar, y volverás a traerme bombones,
aunque no pueda comerlos. Como esos abuelos de ahí. Ese es el único regalo que
quiero de ahora en adelante por San Valentín. Que vengamos a este sitio y me
digas que sigues amándome.
Javier me mira como si yo
tuviese fiebre, y creo que lo he dejado bastante confuso… pero yo, por primera
vez en mucho tiempo, acabo de saber con exactitud qué quiero recibir como
regalo, y el verdadero sentido de la palabra compromiso.
De forma totalmente
imprevista, él se acerca a la pareja de ancianos, sonríe, y le ofrece la cajita
con forma de corazón a la anciana. Ella sonríe y la toma asombrada. Después,
vuelve junto a mí, y con aquellos dos ancianos como testigo, hinca su rodilla
en la tierra algo húmeda de la lluvia de ayer, manchando sus maravillosos
pantalones planchados a raya, y toma mi mano.
- María ¿te casarás
conmigo? ¿Te casarás conmigo y vendrás aquí, a este banco, junto a mí, cada
catorce de febrero mientras ambos tengamos fuerzas?
Miro a los ancianos que me
sonríen con emoción. Ella llora, al igual que yo hace un momento.
- Sí. Sí Javier, me casaré
contigo, y vendré contigo aquí cada año. Y me regalarás chocolate aunque
engorde, pero no en San Valentín. Ese día volveremos aquí, nos miraremos a los
ojos, tomaremos nuestras manos y nos besaremos.
Los ancianos sonríen,
algunas personas se detienen ante nosotros y nos observan. Me parece escuchar aplausos. Yo solo puedo decir…
que por una vez acertaron con lo que yo quería como regalo.
odio san valentin con todas mis fuerzas
ResponderEliminarYo no lo odio, aunque tampoco lo celebro. Para mi el día de demostrar el amor es cualquier dia del año, pero supongo que al igual que hay un día para casi todo, también han elegido éste para el de los enamorados, ja ja. De todas formas, el amor,los 365 dias del año
ResponderEliminarChica y si además te trae bombones qué más se puede pedir, deberíamos celebrarlo todos los días, aunque las básculas saltarían por los aires. Un abrazo guapísima :D
ResponderEliminarJa ja ja, pues di que sí Cristina. Total, las básculas con esconderlas... ja ja. La verdad es que a mi no me importaría cuando sea una ancianita que un compañero me mire con ese amor a pesar de mi edad. Un beso muy fuerte cariño :)
EliminarPues a mí ya me gustaría tener a una pareja que me trajera flores o bombones, que me invitara a cenar, que me llamara porque le apetece oír mi voz, que se esforzara por estar presentable cuando quedara conmigo... pero hoy en día, lo que me encuentro son tipos que solo piensan en sí mismos, "eh, aquí estoy, quiéreme", solo piensan en hacer su vida exactamente igual que antes, como si tú no estuvieras, y si tienen tiempo y ganas después, a lo mejor quedan contigo en tu cama. O si te empeñas en salir, vas a cenar y te hacen pagar a ti. lo más romántico que se les ocurre es "qué buena estás" O "no tienes arrugas". Y hablo de más de 20 personas... Venga esa caja de bombones!
ResponderEliminarSupongo que por eso algunas estamos sin pareja, porque tenemos muy claro lo que queremos en un compañero, y es eso, un compañero. Alguien que se fije en algo más que las arrugas o lo buena que puedes estar. En fin amiga mía, tú y yo seguiremos aquí, disfrutando de cada momento del día y de cada instante... y ya se verá, ja ja. :)
EliminarQue bonito!! Me ha echo llorar jajaja... Pero el día de San Valentín es eso... Es solo recordar lo feliz que te hace una persona, no el prometer amor eterno. Ojala yo de mayor este igual que esa pareja de ancianos en el parque recordando ese dia maravilloso.
ResponderEliminarMe ha encantado!!
Eso es lo que yo pienso también Consuelo, en ese momento justo en el banco. Esa persona que te mire con amor a los ojos repletos de arrugas y al alma cansada y te diga "te amo". Un beso preciosa :)
EliminarQue bonito!! Me ha echo llorar jajaja... Pero el día de San Valentín es eso... Es solo recordar lo feliz que te hace una persona, no el prometer amor eterno. Ojala yo de mayor este igual que esa pareja de ancianos en el parque recordando ese dia maravilloso.
ResponderEliminarMe ha encantado!!
Qué bonito relato! Se ponen tantas expectativas en un sólo día que lo que realmente importa es el cúmulo de experiencias, vivencias, amor diario y convivencia. Celebremos todos los días! Precioso.
ResponderEliminarUn beso!
Muchas gracias Eva, la verdad es que sí. Está bonito lo de este día, porque además se festeja de muchas formas diferentes y hermosas, pero la auténtica esencia está en cada segundo de cada día del año. Muchos besos Eva :)
EliminarQué texto tan bonito, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarYo tampoco soy partidaria de celebrar ese día, para mi es uno más, no hay que seguirlo porque todo el mundo lo haga xD
Bss.
Pues si Paula, el amor es algo que se vive día a día. Esa flor, ese dulce, esa cena especial... es hermoso ese día, pero es mucho más hermoso cuando no lo esperas. Un beso preciosa :)
EliminarMuy bonito! y como dicen algunos comentarios el amor se debe de celebrar los 365. Aunque te confieso ayer mi paseo con mis chicos y mi desayuno los 3 juntos para celebrar San Valentin fue muy especial. Besitos :)
ResponderEliminar¡Pues claro que sí Sonatina! Una cosa no quita la otra, y estoy segura de que ese desayuno especial fue una maravilla, aunque con alguien tan encantadora como tú, imagino que cada instante debe ser especial. Un beso muy fuerte mi vida :)
EliminarMuy bonito lo que has escrito y es cierto el amor se demuestra cada día los 365 días el 14 de febrero es mas comercial, aunque es lindo que ese día te llenen de mimos y regalos mas que lo habitual. Un beso
ResponderEliminar¡Gracias! Sí. El amor se ha de demostrar a lo largo de todo el año, pero ese día quizás haya una sensibilidad en el ambiente algo especial. Un beso muy fuerte :)
EliminarQue bonito!! El amor hay que demostrarlo a diario, pero lo cierto es que si tienes pareja y no aprovecháis este día para hacer algo especial es muy raro... No?
ResponderEliminarPrecioso tu escrito
Besos!
¡Pues sí Soraya! Me parece precioso celebrar el día, pero además, celebrándolo también el resto del año, ja ja. Me alegro que te haya gustado. Un beso muy fuerte :)
EliminarOh que cosa tan linda! Es verdad que el amor se debe celebrar todos los días, pero que historia más linda la de los abuelos que después de tantos años seguian con su promesa de amor. Ojalá tu regalo dure así, toda la vida. Besos.
ResponderEliminarHola Susie, muchas gracias cariño. Es hermoso cuando vemos a unos abuelos que se susurran y sonrien. Un beso muy grande preciosa :)
EliminarHay que tomarse San Valentín como lo que es, un día más.. pero siempre es bueno celebrar el amor, sea el día que sea. Un besazo!
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