La primera vez que sintió entre sus dedos el tacto de la lana, respiró hondo y saboreó el instante. Apenas levantaba un palmo del suelo, aun no sabía leer, y le costaba trabajo vestirse sola. Observó la lana de un vívido color rojo, la tomó en sus dedos y pidió a su madre una aguja de tejer.
La madre se negó. Era demasiado pequeña, alegó.
La chiquilla guardó silencio, entró en la habitación de su hermano y tomó dos lápices. Y después, se dejó llevar por las voces de su cabeza, hasta que hubo terminado la labor.
Había creado un nido, de cuyo interior nació una flor. Porque el rojo se le hizo flor en su corazón al tocar la lana.
Fue entonces que su madre decidió comprarle unas agujas de tejer. Para ello, la llevó a una antigua mercería a la que ya nadie acudía. Pero la niña quedó extasiada, eligiendo con exactitud las agujas que quería y, señalando en silencio las lanas que la acompañarían a casa.
Durante días no hizo otra cosa que tejer. De sus manos salieron elaborados diseños de cestas, tapetes, bolsos y gorros.
De las cestas brotaron risas de lana recubiertas de bosque. Las llamaron maceteros.
De los tapetes surgieron pensamientos que se alinearon en verdades.
De los bolsos emergieron multitud de objetos cuya utilidad era extraña, pero imprescindible una vez utilizados.
Pero de los gorros...
De los gorros no salía nada.
Y se lo echaron en cara a la pequeña.
Ella solo contestó con calma...
-Cuando tejo gorros, solo sirven para proteger la cabeza del frío. Si no fuese así, cambiarían el pensamiento de los hombres y... yo podría tejerlos a mi voluntad para conseguir todo aquello que quisiera.
Y fue entonces que los demás temieron. Algunos pensaron que no se debió dar alas a la niña. Otros, por el contrario, pensaron que había que potenciar ese poder.
La pequeña fue apresada, ya no tejia lo que su corazón le pedía, sino lo que le ordenaban. Hasta que al fin, dejó de tejer. Sus manos se deformaron, eran incapaces de crear...
-¿Qué ha ocurrido? - preguntó alguien.
Y también alguien contestó...
-La magia es como la alegría. No se puede imponer, y solo crece si se la alimenta desde el corazón. No atiende órdenes, muriendo si se la encierra.
La niña fue liberada, se había convertido en alguien normal, alegaron.
A escondidas, la pequeña empezó a practicar otras artes. Sus dedos doblados eran fantásticos para hilar con aguja de ganchillo. Lo primero que tejió fue una cortina de colores tras la que ocultarse del exterior.
Que bonita historia mágica. Un beso
ResponderEliminarMuchisimas gracias Susana :D
EliminarMe encanta tu relato tan tierno.
ResponderEliminarMuchos besos, cariño.
Muchisimas gracias Maria :D
EliminarMe gusta este relato, porque de principio a fin nos muestra facetas en donde se refleja claramente la realidad. Pero ademas es entretenido vero como ocurren cosas con la magia de esta pequeña.
ResponderEliminarMagnifico
Muchisimas gracias José. Me encanta jugar con la magia. Besos :D
EliminarUn cuento que nos muestra que el arte ha de ser libre y volar al viento con el respeto de los demás...Una preciosidad donde la inocencia y creatividad de una niña nos llena de magia e ilusión.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo entrañable, Margarita.
¡Muchisimas gracias preciosa! Muchos besos :D
EliminarJo, qué bonito, Margarita. Hay quien dice que con el arte se puede mover las voluntades de la gente o refugiarse en su propio mundo, pues he aquí una muestra y con magia incluida.
ResponderEliminarMe encantó, un abrazo!
¡Muchisimas gracias Pepe! Besos :D
EliminarHola Margarita.
ResponderEliminarFantástico cuento con ese toque mágico. Donde brotan risas, pensamientos y objetos hasta crear nuevas artes de una pequeña que pelea por hacer las cosas como lo hace los mayores. Con creatividad.
Que bonito...
Un abrazo de buenas noches.Hola
¡Hola Mónica! ¡Muchisimas gracias! Besos :D
EliminarQue hermosa forma de decir tu
ResponderEliminarrelato, que nos llena de ternura
y esa magia muy especial y tierna.
Besitos dulces
Siby
Muchisimas gracias Siby. Besos:D
EliminarQue lindo cuento Margarita, lleno de fantasía, hasta me dieron ganas de tejer. Me encanto esa magia que derramada en letras me invita a tomar el ganchillo. Saludos.
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias! Besos Sandra :D
Eliminar¡Hola, Margarita! Me ha encantado leerte y me quedo con esta frase: "La magia es como la alegría". Que tengas una linda semana. ¡Un besito!
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias Marita! ¡Igualmente! Besos :D
EliminarSoy tejedora y me gusta cómo has descrito el tacto de la lana y esa compulsión que te hace seguir tejiendo hasta terminar la prenda. Aunque estés cansada.
ResponderEliminarUn beso, Margarita.
¡Hola Rocío! ¡Muchisimas gracias! Besos :D
EliminarQue bien se nos da romper la ilusión de cualquiera.
ResponderEliminarPrecioso cuento.
Un beso.
Gracias Ángel, besos :D
EliminarPERO QUE BONITO
ResponderEliminarMe ha encantado cariño, me ha parecido precioso
gracias por compartirlo
besos ♥
¡Hola Naya! ¡Muchisimas gracias a ti! Besos :D
EliminarHola, como todo lo que nos regalas es precioso, que envidia me da, yo no sé tejer y mira que lo he intentado.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Hola Flor de Cereza! A mi también se me da de pena, ja ja. Besos :D
Eliminarmi dulce amiga me encanta tu cuento
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias corazón! Besos :D
Eliminar¡Hola, Margarita! Qué bonita historia. La niña me causó mucha ternura, y la magia le dio un plus a tan bello relato. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminar¡Un beso!
¡Hola! ¡¡Muchísimas gracias!! Muchos besos :D
EliminarUna historia sensible y mágica Margarita.
ResponderEliminarAbrazos.
Buenísimo, Margarita. Me ha encantado.
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