De forma fortuita y trágica, la Muerte acudió a aquél pequeño hogar situado a las afueras de un pueblo tan pequeño, que por no tener, no tenía ni nombre.
Junto al cuerpo del joven que habría de acompañarle, una niña permanecía absorta acariciando su cabello. Era tan joven que aún podía llamarse niña. No lloraba, y en su hermoso rostro se dibujaba la más serena paz. Fue en ese instante que la Muerte anheló de una forma profunda y casi dolorosa, apreciar la mirada que se ocultaba bajo unas pestañas que brillaban como el rocío de la mañana.
Sabía que no había peligro en ello, a pesar de la extrañeza del deseo. Sabía que aquella criatura que parecía un ángel, no podía verla, ni percibir su presencia, ni tocarla... Más se equivocó.
El más mínimo ruido producido tan solo al bajar la capa que la cubría, hizo que la joven girara su cabeza hacia la Parca y contuviese de forma leve, un aliento que era tan frío como el que hasta hacía poco había exhalado el cuerpo del joven que estaba ante ella.
La intensidad grisácea de aquella joven e inocente mirada se clavó ese ser extraño que había aparecido de la nada en la estancia, cubierto con un hábito que de seguro era extraordinariamente antiguo y que a la chiquilla la hizo fruncir el ceño.
Su voz sonó con tanta claridad y frescura, que de nuevo dejó impresionada a aquella que jamás se sorprendía ante nada ni nadie.
- ¿Puedes llevarme a mí, en lugar de llevarlo a él?
No era la primera vez que alguien le hacía esa pregunta. A menudo, las madres intentaban cambiar su suerte por la de sus hijos. Pero jamás una joven que apenas despuntaba a la vida había sido tan valiente o tan osada... Una extraña sensación recorrió la que debió ser en alguna ocasión la espalda de aquella forma de humo que habitaba el hábito. ¿Era deseo de realizar su petición lo que oprimía un corazón que no poseía?
- Me ves.
Fue una afirmación. Una afirmación que dejó un espacio entre ambas miradas y que hizo que la pequeña tan solo asintiese, mientras ese ser comprendía cada vez menos lo inaudito de la situación.
- Te estaba esperando. Has de llevarme y regresarle a él la vida.
- No puedo hacer eso.
- Pero deseas hacerlo...
¿Acaso la Muerte tragaba una saliva que no poseía? Desconcertada lanzó un alarido que heló la habitación al completo, pero que no logró intimidar a la joven que le miraba, de una forma tan directa, que provocaba mucho más que incertidumbre en quién solo debía portar un alma.
- Imagino que eres una de ellas - articuló la Parca sorprendida del esfuerzo que de pronto, le suponía hablar.
- No soy un bruja, tampoco una médium. Es solo que una vez me tuviste en tus brazos. ¿Ya no lo recuerdas?
Poco necesitó la Muerte para recordar. ¡No! ¡No!
Sí. Una vez abrazó su alma, y lo hizo con el mayor deseo de que viviese. Había algo en aquella pequeña que le hizo romper todas las normas. Le devolvió la vida insuflándole un poco de su propio aliento.
- Eras tú.
- Me sorprende que no me hayas reconocido.
- No hay mayor ciego que el que tiene miedo a ver.
- ¿Tienes miedo de mí?
El silencio podría haber sido la respuesta a aquella pregunta, más la Muerte decidió ser valiente.
- Aquél día me enamoré de tu alma.
La pequeña sonrió.
- Y la acariciaste para que no te temiera. Me hiciste un regalo muy especial.
- Te devolví a la vida.
- ¿Por qué?
- Porque el amor también es ciego.
La pequeña se acercó a él y alargó su brazo posando un instante sus dedos en aquél hábito que se volvió de terciopelo donde ella apoyó la yema de sus dedos.
- Llévame contigo. Así debió ser. Y devuélvele a él la vida.
"No. No."
- Llévame y estarás junto a mi - insistió la muchacha.
Fue entonces que la Muerte intentó cerrar unos párpados de los que carecía, y se dio cuenta de que al lado de aquella extraordinaria criatura, se volvía humano por segundos, mientras que la pequeña se volvía más y más etérea...
- ¿Qué estás haciendo?
- ¿Acaso no te has dado cuenta aún?
Una vaga sensación de vacío recorrió el frío cuerpo que no lo era... El pánico más profundo llenó aquella mirada y una vertiginosa sensación de desconsuelo y vértigo subió desde un estómago que no debería estar ahí, hasta una boca que hacía unos minutos no necesitaba para hablar...
- Soy tu alma gemela. Mil años serás tú la muerte, mil años lo seré yo. Así se hizo, así se pactó. Así se ha cumplido desde el principio de los tiempos. Solo si experimentamos la muerte podremos ser generosos con aquellos que han de morir. Y ahora... te toca a tí. Pero no temas, no temas jamás, pues tu alma me acompañará hasta que pasado el tiempo... seas tú quien abrace la mía.
Y dicho esto... la propia Muerte se desvaneció ausente en el suelo, regresando al tiempo la vida al cuerpo del muchacho que yacía sobre un camastro tan antiguo como el tiempo, mientras que un hábito oscuro de monje cubría aquellos rubios cabellos y volvía invisibles aquellos ojos grises, dejando tan solo un instante que los labios de la niña pudiesen besar aquellos otros labios que llevaban mil años a la espera.
¡Pero qué maravillosa imaginación mezclada con talento para narrarlo! He disfrutado muchísimo este relato.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Muchísimas gracias Noelia! Un beso muy fuerte :D
EliminarPuro fascínio de leitura
ResponderEliminar.
Feliz domingo … (14 anos)
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Muchísimas gracias Rycardo :D
EliminarPero Margarita, nos has entregado un cuento fascinante, romanticismo puro y de gran imaginación, propio de tu estilo.
ResponderEliminarPD: esto de que no aparezcan los comentarios ya cansa. Me ha pasado aquí, he dejado algunos que no se ven y hoy recibo en mi mail el aviso de que dejaste uno en mi blog, pero no lo veo. Igual me doy por visitado.
Un abrazo.
Hola amigo mío. Cada vez que publicas te comento, pero no sabía que no te llegaban. Os tengo a todos en un listado que tengo a la derecha del blog y que me avisa cuando publicais. La verdad es que vaya tela con los comentarios. Si recibes este, que sepas que sí, que te visito. Besos :D
EliminarIncreíble lo que puede hacer el amor, ni la muerte es capaz de resistirse! Qué buena historia!
ResponderEliminarUn abrazo Margarita
Si es que el amor es la fuerza más poderosa. Besos preciosa :D
EliminarHola Margarita, qué hermosa historia, me gustó mucho y me quedé con ganas de más, de seguir leyendo.
ResponderEliminarUn abrazo, PATRICIA F.
Hola Patricia, muchísimas gracias cariño :D
EliminarHala... estoy flipando muchísimo. Qué maravilla, la atmósfera que has creado, el diálogo y sobre todo la descripción de la Muerte. Y el final, perfecto y mira que es difícil hacer un buen final.
ResponderEliminarEste relato tienes que mandarlo a todos los concursos que encuentres.
Besos, Margarita.
¡Muchísimas gracias Norah! No suelo presentarme a concursos, la verdad es que no me considero tan buena para eso, pero no sabes que alegría me das. Besos preciosa :D
EliminarUn relato fantástico por su categoría y su nivel, Margarita, me llevó a "Conoces a Joe Black?" Un abrazo!
ResponderEliminarHola María Cristina, ¡muchísimas gracias! Besos cariño :D
EliminarWow
ResponderEliminarQué historia.
Me fascinó.
Buenísima, Margarita.
Besos 🏙
Muchísimas gracias Apalonn Lee. Besos amigo mío :D
EliminarHola amiga, como no ha salido tu comentario, lo copié de la notificación por mail y lo pegué en la publicación.
ResponderEliminarAbrazo.
¡Muchísimas gracias! Ojalá se solucione pronto lo de los comentarios. Besos :D
EliminarHola, me ha encantado la historia, creo que esta vez te has superado. Muchas gracias por compartirla.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Hola lady Isabella, muchísimas gracias. Besos :D
EliminarQue maravilloso cuento. Para la muerte se han escrito muchas historias, y sin embargo lo que tú escribes siempre sorprende y emociona. Aplausos Margarita, eres una joya escribiendo.
ResponderEliminarCariños.
mariarosa
Muchísimas gracias preciosa, viniendo además este comentario de alguien que escribe historias como lo haces tú, me alegras aún más. Muchos besos :D
EliminarLa belleza del relato, amiga, de este exquisito cuento, emociona.
ResponderEliminarQué capacidad para sintetizar tanto en tan poco espacio.
Un abrazo muy agradecido y buen martes..
Muchísimas gracias Teo, un fuerte abrazo :D
EliminarMargarita, este cuento está cargado de sensibilidad y el ambiente gótico que emana de cada palabra, consigue estremecerme.
ResponderEliminarHas conseguido un relato que nos dice mucho con pocas palabras, pero que muestra tantas imágenes que nos llevas de la mano hasta su punto final.
Abrazo
Muchísimas gracias Asunción, un beso muy fuerte preciosa :D
EliminarOh!!! Que relato mas emociónate y delicado. Me ha gusto mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias Chelo, un beso muy fuerte cariño :D
EliminarEs un relato que me llega hondo, bonito, con exquisito buen gusto. Felicidades.
ResponderEliminarBesotes.
Es magnífico!
ResponderEliminarMe ha encantado su originalidad, su exquisita sensibilidad, la forma como crea el raro ambiente de la muerte cercana y casi vuelta humana...
Enhorabuena!
Que maravilla de historia, Margarita...Unes lo humano y lo divino y nos dejas extasiados con tu creatividad...Precioooooso, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
(Te comento desde el móvil, mientras me arreglan el ordenador)