Cuántas semanas amargas sintió en su pecho la joven Clarisa. Ella, que era de espacios abiertos, se vio, al igual que el resto del mundo, obligada a guardar su vida en una cajita, mientras un virus descontrolado hacía lo posible por cruzar las rendijas de puertas, ventanas, y almas.
Los libros la acompañaron en su aventura. La música suavizó su dificultad para conciliar el sueño. La compañía de sus padres, le resultó extraña, pues desde pequeña, se vio tantas y tantas veces sola...
No podía pronunciar una sola palabra.
Una vez, hacía mucho, perdió su habla.
¿Por qué? Nadie jamás supo explicarle nada. Ella la vio un día perderse a través de un riachuelo, buscando una mejor morada.
Y sintió que se marchaba, al mismo tiempo, que supo, que su voz debía conocer otros lugares para algún día, volver y susurrarle otras vidas, otras almas.
Al fin, una mañana, escuchó a sus padres conversar bajito, pegados al cristal de la ventana; inundada la estancia de suave aroma de café y mañanas. Ya se podía viajar, dijo su madre con los ojos húmedos del vapor de agua que regalan las emociones. Ya se podía viajar, asintió su padre con ganas.
Clarisa sabía lo que ello significaba.
No tuvo que preparar maleta. Llevaba tiempo preparada, esperando, paciente, sobre la cómoda donde apoyaba sus libros, los nuevos bocetos, y las cuentas de madera con las que enhebrara junto a su abuela, los cazadores de sueños para las camas.
Noches de verano de magia.
Doce horas después, su padre detenía el coche y suspiraba.
Los tres observaron el porche repleto de macetas en flor. El día dando las buenas noches, y las viejas mecedoras de madera abrigadas por los cojines de ganchillo de la entrada.
La luz del porche se encendió y la abuela salió con su mejor sonrisa y los brazos abiertos. Al fin habían podido regresar a casa. El olor suave de los pinos los envolvió con cariño y Clarisa escuchó la melodía de la paz mientras la abrazaban. Risas, bienvenidas, algún llanto contenido, trinos y agua...
Su abuelo había bajado al pueblo a comprar harina y traer más leche. En la cocina, un millón de manzanas se amontonaban deseosas de ser transformadas en exquisitas tartas...
Y Clarisa pensó que soñaba.
Abrazó a su abuela y se descalzó, corriendo aprisa al invernadero. Sintió la caricia de la hierba en las piernas y las cosquillas de las ramas más bajas en su bonito vestido verde. Allí le esperaban los recuerdos, y entre ellos, la lámpara de aceite que su abuelo le arregló. La encendió con avidez y corrió sin importar si algo se clavaba en sus pies.
El canto del agua le dio la bienvenida, y Clarisa, se sentó en el banco de piedra que su padre y ella habían arreglado el anterior verano. Sumergió los pies en el agua, y suspiró lejos el encierro. Pequeñas motas coloridas la rodearon casi al instante, mientras el sol se escondía cercano y la luna le guiñaba un destello.
Escuchó feliz la voz del abuelo y observó maravillada como una guirnalda antes invisible, se teñía de pequeñas luces diminutas que se reflejaban en el agua... Contuvo el aliento y pidió prestadas al cielo una infinidad de estrellas en la niña de su mirada. Sintió besos entre sus dedos y vio pequeños hilitos de plata que continuaban agitándose libres y ajenos al resto del mundo.
Noche de verano explorando silencios.
- Una sorpresa te aguarda - le susurró su abuelo, al fin, junto a ella, abrazándola.
Mientras del agua emergía una luz rojiza que poco a poco se aclaraba... Con los ojos, la chiquilla preguntó...
- La encontré Clarisa. Allá, en el fondo del agua, está la entrada. Y encierra todo lo que la leyenda contaba.
- ¿Algún tesoro? - preguntó la madre de la niña que ya también se acercaba.
- Mejor - contestó el anciano.
La luz roja que se reflejaba en el agua se tornó más clara. Y la niña sintió que el agua se volvía cálida, mientras de ella, aparecía un largo collar de algas. Al tocar la superficie, como si fuesen alas, se unieron entre ellas y se fundieron en una caricia rosada, que suave, se posó sobre la garganta de la niña...
Unas lágrimas descendieron por su cara, justo antes de decir...
- Gracias, abuelo. Recuperaste mi voz...
Precioso Margarita!! Me alegro mucho de volver a leerte 😘
ResponderEliminarGracias. Últimamente me cuesta mucho escribir, y si escribo lo que de veras necesito... no es para publicarlo. Así que hoy decidí meter los pies en el agua, y recuperar mi voz.
EliminarBesos :)
¡Qué decir que no sepas ya!
EliminarConociendo algo las circunstancias del momento, de tus momentos, valoro mucho este bello compartir. Bella historia, de la que eres protagonista. Y bello gesto el tuyo por meter los pies en el agua...
Gran abrazo Margarita.
Gracias Ernesto, tú siempre ves lo más hermoso que haya entre líneas. Esa voz que yace bajo el agua es la mía propia, la que espero recobrar algún día. Solo que en lugar de un abuelo, quizás debí decir un padre, porque es quién espero me ayude a recuperarla.
EliminarY lo haré.
Porque soy tan cabezota como lo era él.
Muchos besos amigo mío y gracias por ver siempre lo hermoso :)
Un texto maravilloso. Qué bien tenerte de vuelta
ResponderEliminarUn beso fuerte.
Hola mi querida Rocío. Muchísimas gracias, estoy sembrando pequeñas historias, ojalá florezcan pronto y pueda ir compartiéndola con vosotros. Muchos besos :)
EliminarHay épocas de sequía literaria o que nos cuesta escribir pero yo te animo a seguir haciéndolo porque lo haces genial.
ResponderEliminarSigue cuidándote. ¡Muac!
¡Muchisimas gracias! Claro que sí, han sido momentos duros y la mente, estaba muy lejos. Sigue estándolo, pero poco a poco, la traeré de vuelta. Muchos besos y gracias otra vez :)
EliminarMe encanta prima
ResponderEliminarMuchas gracias cariño. Un beso enorme :)
EliminarQue maravilla, lo he estado sintiendo como si fuese la niña. Besos mil.
ResponderEliminarHola Mari Carmen, muchísimas gracias cariño. Esa era la idea. Muchos besos :)
EliminarMaravilloso de principio a fin amiga, me atrapo este cuento. Saludos Margarita.
ResponderEliminarMuchisimas gracias Sandra. Un beso muy fuerte. Muaaakkk :)
EliminarUn texto mágico. Un beso
ResponderEliminarMuchísimas gracias Susana. Besos para tí también :)
EliminarPrecioso regreso, Margarita. Me encanta ver activo de nuevo tu blog, poco a poco...
ResponderEliminarBesos.
Sigo de vacaciones, hoy toca comentar.
Hola preciosa, pues a descansar estas vacaciones y gracias cariño. Muchos besos :)
EliminarOhhhhh por dios, qué bonito, me encantan tus textos tan emotivos y preciosos, cada vez te superas más!!!!
ResponderEliminarMuchos besitos!
¡Muchos besos Soley! ¡Y muchísimas gracias cariño! :)
Eliminar¡Qué bonito cuento! Está lleno de ternura, de magia, de una enorme sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Margarita
¡Muchísimas gracias Rita! ¡Un abrazo fuerte! :)
EliminarBella mujer
ResponderEliminarPoeta del alma
Muchisimas gracias Mucha. BEsos :)
EliminarQue preciosidad de relato!
ResponderEliminarMuchisimas gracias Laura. Besos cariño :)
EliminarRecorriendo blogs amigos me he encontrado con el tuyo y he disfrutado de tu bello cuento Margarita. Espero que te animes a seguir escribiendo! Te dejo un saludo cariñoso desde mi Espejo del Alma
ResponderEliminarHola Lady Blue, muchisimas gracias por tu visita. Espero que te guste lo suficiente como para quedarte. Yo ya te he visitado a tí, y ya tienes una seguidora más.
EliminarBesos :)
Margarita, tu alma de niña vuela entre tus versos como una bella luciérnaga, regalándonos su luz y la magia de su corazón. Una preciosidad, que me ha llevado a los cuentos infantiles, que intercambiaba con las compañeras de colegio. Precioso y sentido, nos eleva y nos llena de fuerza e ilusión.
ResponderEliminarMi felicitación y feliz semana última de julio.
Mi abrazo y mucho ánimo, tu padre está esperando tu sonrisa, amiga.
Muchisimas gracias Mª Jesús. Un beso enorme con todo mi cariño. Y gracias por tu bella visión del cuento. Gracias por este bello comentario, y espero que pronto mi sonrisa sea fuerte otra vez. Gracias por tu apoyo y por estar ahí.
EliminarBesos :)
Hola, como siempre un relato precioso, espero poder seguir leyendo más cosas de ti, enhorabuena por un texto tan bueno.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Hola lady Isabella, muchisimas gracias. ¡Claro que sí! Besos :)
Eliminarescribir mi bella amiga nos limpia el alma
ResponderEliminarAsí es Mucha. Un beso muy fuerte :)
Eliminar¡Hola Margarita!
ResponderEliminarME ENCANTAN TUS HISTORIAS. De verdad, el final ha sido maravilloso.
Sigue trayéndonos estás cositas tan bonitas que haces.
Un beso.
Hola Aida, muchisimas gracias cariño. Besos :)
EliminarHola,
ResponderEliminarPrecioso este relato, me ha calado profundamente, es un gusto leerte y compartir contigo tantos sentimientos y emociones.
Besos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Muchisimas gracias Miss Bridgerton. Besos :)
EliminarHola Luiz. Ya tienes una seguidora más. Un saludo :)
ResponderEliminarPrecioso y emotivo relato. Me ha traído muchos recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,
Nuria