domingo, 14 de enero de 2018

Como el café

(Imagen Pixabay)


Desde que le vi aquella primera vez, sabía que algo nos uniría. Algo fuerte. Muy fuerte. Algo tan fuerte como el café.

Intenté que no se diese cuenta. Que siguiera pasando frente a mi ventana sin más, sin verme, y así, yo podría fijarme en él.

Podría observar su forma de saludar a la señora del bajo, que siempre barre la acera a la misma hora, o verle mientras sonríe al ver los rosales de Paco.

Podría fijarme en la forma en que suele echar su pelo para el lado cuando le cae sobre los ojos, allí, tras el refugio de mi cristal. Podía a veces, con suerte, ver los hoyuelos que se forman al lado de las comisuras de sus labios cuando sonríe de esa forma que él lo hace, iluminando el mundo en un instante.

También podía observar con detenimiento su forma particular de caminar. Esa forma de pisar con fuerza el mundo, diciendo… sí, aquí estoy.

Podía imaginar el tacto de su chaleco burdeos, ése que da la sensación de ser tan suave como su oscuro cabello y que a él también le gusta.

Lo único que no podía observar de frente eran sus ojos. Sus maravillosos ojos que yo sabía oscuros como el café.

Pero lo que no imaginaba es que a veces, la vida puede ser muy causal. No imaginaba que aquella mañana, la señora del bajo le detendría para hacerle una consulta, y que ésta duraría mucho más de lo que nadie esperaba.

No imaginaba que la señora del bajo le entretendría tanto, que el señor Paco saldría a correr como hace muchas mañanas, y ello también le entretuvo, pues al parecer, aprovechó para preguntarle por su variedad de rosales.

Y lo que yo jamás imaginaba, era que el no verlo pasar ante mi ventana a la hora de siempre, significase que aún no había pasado, y no que lo hubiese hecho antes, como yo supuse.

Por todo ello tampoco imaginé, que cuando aquella mañana salí corriendo de casa a toda prisa a pesar de la humedad del suelo, iba a sentir como mis pies se deslizaban sin control alguno sobre el pavimento mojado, y mi cuerpo se elevaría en un vuelo sin control.

Tampoco pensé jamás, que en tan solo un instante, el paisaje que veía cada mañana tras el cristal de mi ventana, iba a cambiar de vertical a horizontal en segundos y que mi cuerpo entero se elevaría en el suelo, para bajar de forma brusca después, haciendo que toda yo sintiese el mundo a cámara lenta, incluida mi cabellera elevándose en el aire para cubrirme la cara, mientras yo solo atinaba a cerrar los ojos previendo el enorme golpe que iba a recibir.  

Y desde luego, lo que jamás de los jamases pude imaginar cuando desperté esta mañana, era que alguien iba a detener mi vuelo abrazándome sin más en una caricia profunda y suave. Como tampoco esperaba la leve caricia de unas manos echando para el lado mi cabello, y permitiéndome ver frente a mí unos enormes ojos grandes y oscuros como el café. Unos hermosos ojos acompañados de esos hoyuelos que se le forman al sonreír.

Sí. Desde que le vi aquella primera vez, sabía que algo nos uniría. Algo fuerte. Muy fuerte. Algo tan fuerte como el café, o el pavimento resbaladizo de mi calle, algo tan fuerte y tan suave a la vez, como la caricia de su mirada en la mía.

16 comentarios:

  1. Precioso Margarita ,me encanta como escribes...es un relato basado en hechos reales?

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    1. ¡Hola Princesa! No. Es total ficción, pero te confieso que no me importaría resbalarme en la acera con un resultado así, ja ja.
      Muchos besos cielo :D

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  2. ¡Que bonitooooooo!!!!

    Intenso y dice tela. Saludos.

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    1. ¡Gracias Ricardo! Muchas gracias, de vez en cuando me sale la vena romanticona, ja ja.

      ¡Besos! :D

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  3. Sos única bella mujer y escritora
    Tus palabras me invadieron
    Un abrazo

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    1. Muchisimas gracias Mucha, y tú eres un sol. ¡¡Besos!! :D

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  4. Pero que bonito texto de verdad
    me sorprende cada vez más
    Un besazo!

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    1. ¡Muchisimas gracias Naya! ¿Y esos exámenes? ¡Muchos besos! :D

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  5. ¡Que linda y romántica historia!
    Me gustó. Tiene romance y la ilusión que a veces se hace realidad.

    mariarosa

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    1. Me alegro mucho que te haya gustado Maria Rosa, y si, tenía ganas de escribir algo así, con ilusión y final feliz. ¡Muchos besos! :D

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  6. Me encantan ese tipo de historias! La verdad soy muy romántica! ♥️♥️♥️

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    1. Yo también, aunque a veces me resista, ja ja . Muchos besos Carolina :D

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    1. Al menos en esta historia sí, ji ji.
      Muchos besos Abbie :D

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  8. fantastico!!!! quedo sensacional y con el color del cafe nada puede quedar mal!!!!!abrazosbuhos.

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    1. Ja ja ja, ¡muchisimas gracias chicas! Ainss, el amor...
      ¡Muchos besos! :D

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