Capítulo 1
Capítulo 2
Por
aquél entonces, yo era un zagal dispuesto a comerme un mundo que no me
pertenecía. Pero quién sabe, lo que le pertenece a uno o no, a los veintipoco
años. Era un muchacho agraciado. O al
menos, eso me hacían ver las jóvenes del lugar.
Mi
padre, herrero de toda la vida, me había inculcado desde pequeño que hay que
vivir para trabajar. A mí, aquella frase, me gustaba voltearla. Trabajar para
vivir me parecía más lógico, pero lo cierto es, que por aquél entonces, tampoco
daba demasiada importancia a este hecho.
Cada
día cumplía con el horario que me imponía mi padre, severo de nacimiento y
casta, y regalaba algunas horas más al negocio familiar. Eran tiempo difíciles,
y yo un joven avaricioso en cuánto a fortuna.
A
la llegada de la noche, cuando al fin soltaba las herramientas y llegaba a
casa, tomaba un baño y salía a dar una vuelta por el pueblo, junto a mis amigos
inseparables de batallas y juergas.
Pepita,
la hija del boticario, Azucena, la hija del veterinario, Lola, la hija de la
maestra... acudían como palomitas a la luz en busca de mi sonrisa. Sí, sí, ya
sé que suena presuntuoso, pero así era, y si mis amigos aun vivieran, podrían
dar buena fe de ello.
Pero
mi vista estaba en otra parte. Mi vista estaba en Adela, la menor de las hijas
de Zacarías, el borrachín del pueblo. La única muchacha que no se percataba de
mi presencia, ni de mi ánimo de conquista, que se escondía tembloroso, cuando
tenía sus enormes ojos del color del la nuez moscada, tan inusuales, y tan
mágicos, cerca de mí.
Aquella
muchacha me cortaba el resuello y despertaba en mí un fervor casi enfermizo.
Más ella, era ajena a todo aquello, pues además, la única baza que yo tenía
para encandilar a una joven era mi aspecto... pero en el caso de Adela, tampoco
eso servía, pues la muchacha más linda del mundo entero, era ciega.
Cada
noche bajaba yo al pueblo y me pasaba horas frente a su casa. Me asombraba como
la joven conseguía moverse sin golpearse con ningún obstáculo, a pesar de todo
lo que la rodeaba.
Su
belleza era inmensa. Su piel, bronceada por el sol, contrastaba con el tono
tostado de sus cabellos y el brillo claro de sus ojos. Parecía delicada en
apariencia, pero nada más lejos de la sutil realidad, cuando yo la veía cargar
con aquellos barreños de ropa lavada. Cuando empezaba a tenderla, se me secaba
la garganta con el contorno de su cuerpo. A veces, cuando había suerte, y
llegaba el calor, su escote bajaba unos centímetros y me permitía ver un par de
dedos bajo el nacimiento de su cuello, imaginando yo como continuaría esa piel
hasta los pechos que se marcaban con aquél vestido.
La
de veces que espíaba yo a Adela.
Zacarías,
hombre que jamás fue pendenciero, no se enteraba de nada, salvo de aquellos
pretendientes que no dejaban de tocar a su puerta.
Pero
había algo más. Mucho más.
Adela
tenía fama de hacer tres preguntas a sus admiradores, tres preguntas que jamás
eran desveladas por nadie, y que ninguno de ellos acertaba a contestar como
ella deseaba.
Corría
el rumor de que la muchacha jamás elegiría marido, pues a todos les planteaba
las tres cuestiones, siendo fundamental la acertada respuesta para poder tener
una cita con ella.
Mi
obsesión por descubrir cuáles eran las preguntas se estaba convirtiendo en algo
que no me dejaba vivir en paz. Pero era imposible, pues Adela hacía a todos
prometer que no desvelarían la naturaleza de estas cuestiones.
Zacarías
siempre estaba presente en las entrevistas que su hija tenía con los distintos
pretendientes. Pues él debía velar por el buen nombre de su pequeña. Si bien
había bastantes lagunas en su vida causadas por los estragos del alcohol y la
desidia, Adela, era lo único de valor que poseía, y había prometido a su
esposa, en el lecho de muerte de ésta, que velaría por ella hasta el fin de sus
días. Hombre supersticioso a más no poder, no
iba a incumplir esa promesa, si bien también es cierto, que el alcohol
le ayudaba a mitigar al ausencia de su difunta esposa, y los sinsabores que a
diario sufría, por dolencias, necesidades y miedos a una enfermedad cada vez
más avanzada.
No
era fácil la vida de Adela y su padre. La joven tenía dos hermanas mayores, ya
casadas hacía tiempo y, que habían emigrado junto a sus maridos buscando
mejores posibilidades de vida que las que ofrecía este puebluecho en aquella
época.
En
más de una ocasión, la joven había tenído que ir a buscar a su padre al bar del
pueblo, y con ayuda de Tomás, el dueño del bar, llevarle a casa. En otras
ocasiones, y en consideración al estado de la muchacha, eran voluntarios los
que se ofrecían a llevar al hombre, en particular, pretendientes de Adela, que
muchas veces, azuzaban al hombre para que tomase más y más alcohol, y tener así
una excusa para visitarla.
Lo
que yo jamás me imaginaba, era que mis propios amigos pidieran una cita con ella.
Sabiendo ellos como sabían de mi obsesión por ella, convertida en deseo líquido
para mí. No les importó, y me retaron a hacer lo mismo si tanto me importaba la
muchacha.
¿Por
qué no? Había muchísimo que ganar, y poco que perder, tan solo por poder estar
unos instantes en la misma habitación que ella, inhalando su aroma y admirando
su piel, serían una recompensa.
Qué buena pinta tiene estoooooo!!!!!! :D
ResponderEliminarQué buena pinta tiene estoooooo!!!!!! :D
ResponderEliminarJa ja, muchisimas gracias. No se si habrás leido el primer capítulo también. Es una serie cortita, solo cinco capítulos que espero que disfrutes. Bienvenido o bienvenida :D
EliminarEstoy intrigada. Un beso.
ResponderEliminarGracias Susana. Espero que te vaya gustando conforme avance. Muchos besos :D
EliminarEstamos espectantes, no me lo pierdoooooooooooooooooooo!
ResponderEliminarBesos.
Ja ja ja, muchisimas gracias Mari Carmen. Es una mini novela, mini, pero mini de verdad. Es una historia de solo cinco capítulos. Muchos besos :D
EliminarHola!
ResponderEliminarMe encanta la forma que tienes de escribir y me crea gran curiosidad por seguir leyendo
¡Un beso!
¡Gracias Naya! Ja ja, te lo agradezco de corazón. ¡¡Un beso enorme!! :D
EliminarSolo 5 capítulos dice.....a mi se me van a hacer eternos.....
ResponderEliminarJa ja ja, ¡que va! Ya verás, prontito conocerás el final de esta historia... ;)
Eliminar¿Cuales serían las preguntas? Intereante historia, me quedo esperando la próxima.
ResponderEliminarmariarosa
A veces, las preguntas más simples son las más complicadas de responder... espero que te gusten amiga mía :D
EliminarMuy interesante
ResponderEliminarsaludos^^
Me alegro Kristalle. ESta mini novela es muy cortita, solo cinco capítulos, espero que te vaya gustando hasta el final:D
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