¿Sueño?

 

Sentí que era tan ligera que el propio aire me llevaba. Mecida, como una hoja de árbol que el viento hace bailar. 

Sentí que ascendía hasta que las nubes fueron mar. 

Descalcé mis pies, busqué con la mirada. Nada encontré y temí que tal vez yo ya no era cuerpo, sino alma. 

Una barca llegó en silencio hasta mí. Sentí la invitación y la acepté subiendo a ella. 

Me abracé las piernas e incliné la cabeza, desorientada, temerosa...

Un pequeño aleteo me hizo cosquillas en la piel. Y otro, y otro. 

Abrí los ojos y descubrí a mi alrededor infinidad de mariposas. Eran tantas que ya no sentía soledad.

 "Serán más almas, como yo" 

De la madera de la barca brotaron hojas de cobre que brillaban hermosas en tonos de fuego y oro. De pronto no tenía miedo, solo incertidumbre.

Un pensamiento me llenó. ¿Acaso estaba en un sueño?

Así debía ser, con lo cual, respiré aliviada y alejé la angustia de saberme despojada de vida.

De lejos se escuchaba el murmullo de los niños en el parque, la música del vecino del quinto y hasta a la señora de enfrente discutiendo con su nieto. Sí... había sido un sueño. 

Me levanté despacio, aún algo aturdida. Tal vez por ello no percibí el ligero aleteo de mariposas que ascendía desde mi espalda. Sí pude ver la sombra que proyectaban las hojas de cobre que brillaban hermosas en tonos de fuego y oro sobre mí, llenando de pronto toda la estancia. Miré a mis pies... descalzos. Sentí la rugosidad de la madera. Toda la habitación era ahora barca... mientras los niños se dibujaban de color de nube, la música del vecino se hacía arpa, y la señora de enfrente no discutía, solo me decía... "Bienvenida".