sábado, 15 de septiembre de 2018

Don Joaquín Rueda Muñoz, un hombre excepcional




A un hombre excepcional…

La primera vez que vi a Don Joaquín Rueda Muñoz, fue en el bar Tota. En una agradable y fresca noche de verano, en la que yo degustaba una cerveza bien fría, junto a mi familia y mis amigos, José Antonio Contreras y Amalia. Nuestros hijos jugaban como haría cualquier chiquillo además de corta edad, correteando alrededor de las mesas o quizás inventando mundos imaginarios, qué más da.

Fue entonces que un señor de pelo cano y sonrisa en el cuerpo entero, se acercó a nosotros...

saludando con el amor en la mirada a nuestros amigos José Antonio y Amalia. Acto seguido, y antes siquiera de decirnos “hola” a los demás, miró boquiabierto a mi hija, que por entonces contaría con la edad de cinco o seis años. Ella jugaba corriendo con los bucles moviéndose como acordeones que desafían al viento.

Él, dijo, sin más…. “Qué maravilla. Esa criatura es digna de ser retratada por el mejor de los pintores, podría formar parte de un cuadro de Velázquez y ser una menina más. O mejor, podría ser retratada por el mismísimo Da Vinci cual Madonna”.

Y después… como si despertase de una especie de trance, se percató del resto de los ocupantes de la mesa y procedió a presentarse ante nosotros.

De eso hace ya más de veinte años, pero no he olvidado yo aquella hermosa noche, donde un señor de pelo cano y rostro amable, se sentó a compartir con nosotros una cervecita rápida, que le esperaban en casa. Aquella cervecita se alargó en la noche y en las historias que de su interior fluían como si fuesen agua de un manantial fresco y limpio.

No hubo más conversación durante el resto de la noche que escuchar su voz compartiendo anécdotas de su vida, algunas alegres y otras no tanto.  Orador excelente, hombre culto y educado por la vida y las circunstancias, narraba desde el punto de vista de quién ha realizado y vivido, de quién ha experimentado y sentido; pero sobre todo, desde el punto de vista de quién es creador y artífice, de quién lleva en sus venas la sangre de los exploradores, de los aventureros, y los forjadores de historia.

A lo largo de los años, escuché mencionar su nombre en incontables ocasiones, y de cuanto en cuanto, preguntaba a su sobrino  José Antonio Contreras por él. Para José Antonio, su tío Joaquín era un referente en todos los sentidos, y un modelo de esos que tienen los pies bien asentados, sin grietas ni resquicios, salvo aquellos propios del ser humano, que no supusieron obstáculo, sino aprendizaje en su caminar.  

Mi sexto sentido no se equivocó aquella noche cuando mi alma detectó que estaba ante un gran hombre, además de un gran contador de historias. Si mi imaginación es viva ahora, antes no quedaba atrás, y yo sentía que aquél alegre hombre bien podría narrar historias a la luz de una lumbre, pero también podría crear y levantar castillos con cimientos que no serían de aire, si con ello ayudaba a alguna causa justa o humanitaria.

Fue por desgracia el día de su sepelio que yo comprendí, lloré, sentí como era él. Carmona entera lloraba, y yo creo que hasta ahora he asistido a pocos oficios tan sentidos ni emotivos, donde creo que hasta la mismísima Señora asintió emocionada al ser a ella su alma encomendada.

Cuando sus nietos subieron al altar y enfrentaron el dolor de su pérdida a través de aquellas hermosas palabras… mostraron al hombre, al abuelo, al padre, al esposo… Para mí aún fue más grande si cabe. Y sonreí por un momento, entre aquél dolor y las lágrimas inevitables, para susurrar al viento, que de tal palo tal astilla, que de tal árbol, tal rama… que aquellos jóvenes son dignos nietos de su abuelo.

Ahora, tras leer su biografía, comprendo la magnitud de lo vivido por don Joaquín Rueda Muñoz. Comprendo que fue un hombre que se hizo a sí mismo y se levantó de las propias cenizas de una guerra. Que fue alguien con grandes inquietudes de aprendizaje, y aún más inquietudes por vivir. Cada peseta ahorrada era invertida en comprar libros, aprovechando cada resquicio de cultura que a él se acercara, para tomarla, abrazarla, mimarla y al fin, quedársela.

Ah, don Joaquín. Codeándose con todos aquellos grandes maestros que dieron forma a la cultura de Carmona, y de los que no solo aprendió y trabó amistad, sino que compartió con el mundo un cachito de cada uno de ellos a través de su propio arte.

Hoy le rindo este humilde  homenaje, a sabiendas de que desde algún lugar el estará sonriendo, quizás sorprendido, incluso, ruborizado, ante el despliegue de la que fue el amor de su vida, de sus hijos, de sus amigos, y de todos aquellos que tuvieron el honor de compartir trocitos de vida con él, por ensalzar su nombre y situarlo entre los más grandes.

Pero es difícil engrandecer más a quién ya fue un gigante. Así que amigo Joaquín, solo decirte, que supiste vivir, que dejaste una huella indeleble. Y aquella noche, en el Bar Tota, ya teníamos sentado en nuestra mesa a alguien a quien el propio Leonardo Da Vinci hubiese envidiado.








Tras el fallecimiento de D. Joaquín Rueda Muñoz, el pasado 24 de mayo. La Real Hermandad de Cristo Nuestro Señor, María antísima de la Soledad y Santa Ana, junto a la Peña Cultural “La Amistad”, reunidas sus respectivas Juntas de Gobierno y Directiva,  han acordado promover, ante el Excelentísimo Ayuntamiento de Carmona, una iniciativa para que se reconozcan los méritos y valores de este conciudadano, carmonense ejemplar, por concurrir en su persona una extraordinaria trayectoria cultural y social, a lo largo de toda su vida, para promover la Cultura en Carmona.


D. Joaquín Rueda Muñoz no sólo fue una gran persona, sino que contribuyó, desde muy joven, a mejorar la sociedad que hoy disfrutamos en nuestra localidad, a defender su patrimonio, a elevar el nivel cultural de los carmonenses, fomentando la vida asociativa.
Entendemos que es un ejemplo y referente para todos, que centró su vida y su trabajo en difundir y fomentar la Cultura como fuente de progreso personal y social, defendiendo una sociedad más culta, abierta, tolerante e integradora. Una persona que, desde todas las instituciones y entidades en las que participó, se esforzó por plantear y llevar a efecto cambios que han propiciado la sociedad que conocemos.

Sin estudios previos, fue un autodidacta que se formó en los aspectos que más le interesaban e inquietaban. Extraordinariamente activo y polifacético. Nacido en una familia humilde, no pudo acceder a estudios para los que tenía sobrada capacidad. Este hecho no resultó un obstáculo para mejorar su formación, ya que fue capaz de cultivar su espíritu y sus facultades intelectuales. Consciente de la falta de oportunidades para intentar cambiar las condiciones de esa época, se rodea de otros jóvenes con los que comparte intereses y aficiones para desarrollar sus proyectos, a los que escucha y para los que encuentra siempre un espacio. Desde esos momentos, su actividad no decayó hasta prácticamente el final de su vida.

Su legado es enorme y muy diverso, puesto que sus iniciativas tocaron campos muy diferentes, y ya forma parte inseparable del patrimonio socio-cultural de Carmona. A diferencia de otros ilustres carmonenses, su legado no es sobre todo inmaterial, su actividad se desarrolló en el ámbito del voluntariado, y salvo su etapa como docente, no le reportó nunca ningún beneficio económico.

No se desanimó ni desalentó ante las dificultades que encontraba para llevar a buen puerto sus iniciativas, siempre buscando el consenso, utilizando el diálogo y rehuyendo la confrontación, desde un talante de humildad y sencillez.

Por su entusiasmo y capacidad de contagiar su ilusión a los demás. Por su talento multidisciplinar y creatividad, ofreciendo siempre respuestas motivadas y documentadas basadas en razonamientos o argumentaciones fundamentadas capaces de convencer. Por su generosidad sin límites, actuando siempre por pura vocación, a veces incluso alejadas de sus intereses personales y a costa de su tiempo libre. Por su actitud crítica, su espíritu inconformista y su talante humanista que le han hecho destacar entre todos sus conciudadanos, esta Real Hermandad de Cristo Nuestro Señor, María Santísima de la Soledad y Santa Ana, junto a la Peña Cultural “La Amistad”, consideramos de justicia emprender las actuaciones oportunas para solicitar la apertura del procedimiento 
administrativo necesario para:

 Que la Casa de la Cultura de Carmona pase a denominarse Casa de la Cultura “Joaquín Rueda”
 Su distinción, a título póstumo, como “Hijo Predilecto” de la Ciudad de Carmona

Para que conozca con más detalle la trayectoria de esta insigne persona, ponemos a
su disposición su biografía que puede consultar en la siguiente dirección de internet:


Con objeto de poder presentar en el Ayuntamiento de Carmona el mayor número de apoyos que permitan conseguir que esta iniciativa sea una realidad, junto a la solicitud de reconocimiento se adjuntaran las adhesiones, desde aquí me atrevo a compartir el enlace hacia la plataforma de change.org 




10 comentarios:

  1. Bellísimo texto, eres capaz de perforar el alma más dura. Homenaje hermoso de un hombre al que no conocí, pero a través de tus palabra me hubiese encantado sentarme con él y empaparme de esa sabiduría que nace de lo vivido y humano.

    Besos, Ricardo.

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    1. Te hubiese encantado conocerle Ricardo, autodidacta sincero y emprendedor, defensor acérrimo de la cultura y en resumen, amante de la vida. Te hubiese encantado.

      Muchos besos :D

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  2. un aplauso paa vos tus sentimientos y tus bellas letras

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    1. ¡Hola Mucha! Muchisimas gracias cielo. Fue un gran hombre.

      Besos :D

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  3. Qué bello homenaje! Muestras la grandeza de una gran personalidad. Un ejemplo en donde mirarnos... no debe caer en el olvido estas personas sabias, docta, honradas y humildes.
    Mi abrazo, Margarita.
    Besossss

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    1. ¡Muchisimas gracias Maite! Joaquín fue un señor de los pies a la cabeza, y yo quería dejarle este pequeño homenaje. Si hubiese muchas más personas como él, el mundo sería diferente en muchos aspectos, créeme.

      Muchos besos :D

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  4. Hay personas que son luz y como duele cuando esa luz se apaga... pero que gusto haber podido conocer y compartir.
    Un beso grande.

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    1. Así es Diana. Y Joaquín tenía luz propia. Un beso cariño :D

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  5. Nos hemos quedado sin palabras, ojala se les diera más valor a la gente así sin duda nos hubiera encantado conocerlo. Gracias Margarita por presentárnoslo. Un abrazo.

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    1. Gracias a ti Ainhoa, y a Guille, por verlo a través de mis ojos. Muchos besos :D

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