"...Por fin veo los cipreses. Yo les llamo cipreses guardianes, porque cuando era pequeña, veía como se recortaban sus figuras estilizadas contra el cielo, y se me asemejaba en la imaginación a la guardia de la escolta real británica, tan erguidos y majestuosos...
...Con asombro descubro que tras los cipreses guardianes y las buganvillas, hay un hueco cubierto por algo de maleza, que yo, desde luego, no recordaba. La mala hierba del suelo disminuye y las hojas reverdecen...
...Observo que la hiedra que recubre el muro se ha adueñado de unas viejas vigas de madera y sirven de techo a una pequeña galería totalmente cubierta de hiedra y con pequeñas campanillas violetas por doquier. Hay una especie de estanque pequeño, tiene nenúfares... y todo está sumamente cuidado. No salgo de mi asombro cuando ante mí aparece ella...
Es la fuente más hermosa que jamás pude imaginar. Una fuente de piedra blanca coronada con la hermosa escultura de un ángel. Un ángel hermoso. Siempre he escuchado que los ángeles no tienen sexo, pero yo diría que en este caso se trata de una mujer. Muestra una gran serenidad en su rostro, es muy hermosa y extrañamente familiar. Es increíble, tan increíble que me hace contener la respiración. El parecido con mi madre es asombroso. A pesar de que solo es una escultura, consigue que se me pongan los vellos de punta.
Una mujer hermosa que eleva una mano al viento mientras la otra señala hacia la dirección contraria a la casa. Da la sensación de señalar a los rosales. Tiene una larga cabellera que parece retar al viento, y viste una túnica o camisón que se adhiere a su cuerpo como si una brisa soplase. Su cara mira hacia abajo...Me quedo absorta observando sus inmensas alas..."
Fragmento de "Estatuas de sal"
Hola amigos. Cuando escribí Estatuas de sal, mucho de mi subconsciente emergió sin darme cuenta. Ese caserío andaluz que se hallaba repleto de sucesos paranormales, se parecía mucho al lugar que vio crecer a mis padres. La inmensa cocina era muy similar a la de una familia adorable de Córdoba. La entrada de la casa se parecía curiosamente a la de un museo que visité de pequeña y cuyo recuerdo quedó en mi memoria.
La entrada a "Villa Ana", me recuerda a una finca situada en mitad de la vega, y que desde la carretera, se presenta altiva entre naranjos y cipreses.
Pero lo cierto, es que el subconsciente nos acompaña a la hora de escribir. Tal vez por ello, la entrada al jardín secreto de Estatuas de sal, nos habla de unos guardianes puntiagudos y elegantes llamados cipreses.
He aquí los mismos, dispuestos y a la espera, guardando en este caso una parte de la Necrópolis Romana de Carmona.
Este hermoso paisaje es el que veo cada mañana cuando voy a trabajar, y bueno, cada tarde cuando regreso. Cuando tengo turno de tarde y vuelvo al anochecer, con el juego de luces y sombras, los tonos violáceos en el cielo, es como si los cipreses me hablasen y me dijesen... ¿Una segunda parte?
El ciprés era el árbol preferido de mi abuela...
ResponderEliminarEsa fuente tan bonita verla a diario al regreso del trabajo tiene que ser una delicia. Me hago una idea del lugar.
Un beso.
Hola preciosa, lo de la fuente es un fragmento de Estatuas de sal. Los cipreses si que los veo a diario. Supongo que al escribir sale mucho de nuestro subconsciente, ja ja. Besos :D
EliminarBonito paisaje y más si vas andando al trabajo, los cipreses son arboles, para mí, muy elegantes y sobrios.
ResponderEliminarNo hay nada como tirar de las propias vivencias para escribir, cada cual con su maña, y tu tienes mucho arte.
Un beso.
¡Muchisimas gracias Ángel! Soy afortunada de tener un trayecto precioso para recorrer a diario. Besos :D
EliminarMe encantas cuando escribes y pintas con palabras lo que vas aviendo
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias Mucha! Besos :D
EliminarSeguro que sí. Anímate. Un beso
ResponderEliminarJa ja ja, gracias Susana. Besos :D
EliminarHola!
ResponderEliminarMe gustó tanto ese libro, todos los que escribes en verdad, ojalá pronto nos traigas nuevas historias que podamos disfrutar
Besos ♥
¡Muchisimas gracias Naya! Besos preciosa :D
EliminarQue relato más bonito, Margarita, lleno de fuerza e imágenes muy sugestivas. A mí los cipreses me gustan mucho, a pesar de estar donde suelen estar. En mi pueblo hay uno de esos bicentenario, es enorme y casi un símbolo de la partida que comandea.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana!
¡Hola Pepe! La verdad es que yo los asociaba a cementerios, pero por suerte ya los he visto en más lugares y he cambiado un poco de opinión, ja ja. Besos Pepe :D
EliminarSeguro que si regresan los fantasmas...... Saludos amiga. Cuidate.
ResponderEliminar¡Hola preciosa! Gracias cariño :D
Eliminar¡Muchisimas gracias cariño! A mi me pasaba igual, pero sin embargo, al igual que tú, ahora lo asocio también con otras cosas. Me parecen majestuoso. Qué bonita ha de ser la Toscana. Muchos besos preciosa :D
ResponderEliminarLos fantasmas siempre regresan, seguramente volverán a inspirarte una segunda parte.
ResponderEliminarUn abrazo y muy linda semana.
mariarosa
¡Muchisimas gracias Maria Rosa! Besos :D
EliminarMe gustan los cipreses con su solemnidad, aunque van asociados a la muerte.
ResponderEliminarUn beso, guapa. Feliz semana.
A mi también, y sí, precisamente por esa asociación con la muerte los elegí para la entrada al jardín de Estatuas de sal. Lo que no me di cuenta hasta después, es que la imagen venía de la Necrópolis cercana a mi casa, ja ja ja. Tú sabes, mis despistes. Besos preciosa :D
Eliminar¡Hola, Margarita!
ResponderEliminarMe encanta tu inspiración y ojalá salga una segunda parte :p. ¡Las fotos preciosas!
Un beso.
¡Muchisimas gracias Aida! Besos :D
EliminarEs lógico que cuando escribes, no solo salen los recuerdos sino que también va aflorando lo guardado en el subconsciente, como en los sueños que luego recordamos.
ResponderEliminarEs de una gran belleza la descripción de los cipreses que se mezclan con imágenes del pasado y el presente.
Un abrazo grande Margarita.
¡Muchisimas gracias Luz! Besos :D
EliminarMe gusta esa forma de narrar el lugar, de adentrar nuestra imaginación en ese espacio, forma sencilla, llana y de fácil asimilación.
ResponderEliminarFeliz semana.
Un Abrazo
Muchisimas gracias José Antonio. Besos :D
EliminarUn paisaje precioso. Tengo tu novela pendiente de leer.
ResponderEliminarUn beso,
¡Hola! Ooooooh, ¿La de Estatuas de sal? Uf, mi primera novela, escrita con mucha ilusión e imagino que tambien fallos, ja ja ja. Pero me sigue haciendo sonreir. Besos :D
EliminarEl problema de los fantasmas no es que regresen, es que no se marchen.
ResponderEliminarMuchas gracias por es aporte, por permitirme descubrir un poco más de tu mente y de tus emociones en un texto donde los cipreses tienen ese halo de claroscuro.
Un beso enorme, Margarita.
Muchisimas gracias Mag. Es que no veas la de fantasmas que hay en Estatuas de sal, ja ja. Besos preciosa :D
EliminarMargarita, cuando escribimos nuestran mente contacta con mundos cercanos, que nos inspiran y nos alientan a escribir. No hay duda de que las musas están ahí, relacionando vivencias y recuerdos, llenándose de asombro de magia. Muy bueno, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tus buenas letras.