Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Un golpe seco le dejó junto a ella en
precario equilibrio. Notó el calor de su cuerpo. Tocó su cuello. Su corazón
latía. Estaba viva. Inconsciente, pero viva.
El ascenso con el cuerpo de ella se preveía
imposible, tenía que haber otra forma de sacarla de allí. Si lo intentaba hacia
abajo podía resbalar y dejarla caer. Sería el fin. Las rocas que yacían abajo
terminarían con su vida. Solo tenía una forma de mantenerla viva hasta que
alguien llegase. Se quitó la camisa y se
apoyó sobre el cuerpo de la mujer, envolviéndola en una suavidad abrumadora y
regenerativa…
***
El teléfono no dejaba de sonar. El
intendente descolgó y escuchó bien el mensaje. Era imposible, tenía que haber
escuchado mal. Volvió a preguntar…
- ¿Ha dicho usted un sobresaliente en la
cara sur del acantilado de Doña Victoria? ¿Está usted seguro? ¡Salimos para
allá de inmediato!
“Gracias a
Dios” pensó Jeremías, justo antes de lanzar el móvil al mar. Si alguien
descubría que había realizado la llamada desde un aparato totalmente aplastado
todo se complicaría.
Ahora, solo tenía que esperar un poco más.
El sonido de las sirenas se levantó en el aire. Era el momento de desaparecer
de allí. Liberó a la joven de su abrazo, y simplemente, desapareció, cuando el
primer bombero asomó su cabeza por la parte alta del risco, seguido por todo un
equipo de salvamento, mientras un helicóptero sobrevolaba la zona. Alguien
había dicho a los sanitarios que una niña estaba sola en la playa, al otro lado
del acantilado, y ya se dirigían hacia allí.
- Adiós pequeña – escuchó Gema en el
viento, sin saber de dónde procedía, pero segura de que era la voz de Jeremías.
- Adiós – susurró.
Poco después, madre e hija llegaban al
hospital. Aquél día, Ana salió de casa pensando que iba sola a la playa, pero
Gema la siguió sin decirle nada. Ana subió al acantilado para poder ver mejor
el mar. No comía ni dormía bien. Sufrió un desmayo y su cuerpo cayó. Aun no
comprendía como había sobrevivido. Cómo había quedado parada sobre aquél
saliente, y mucho menos, quién había llamado a los sanitarios.
- Es su día de suerte señora – le dijo uno
de los médicos.
- Lo es. Por favor, permítame estar con mi pequeña.
Debe estar asustada.
- Aunque parezca increíble, está bastante
serena. Dice que de mayor quiere ser médico. Es una niña muy valiente, aunque
con bastante imaginación. En cualquier caso, no es usted la única afortunada.
Hoy hemos localizado a un hombre que llevaba varias semanas perdido en alta
mar. ¿Se lo puede creer? Una tormenta lo dejó sin instrumental alguno y varado
en un islote a kilómetros de aquí. Ha sido un auténtico milagro que
sobreviviese y aún más que alguien lo encontrase.
Ana no dijo nada, solo se llevó la mano al
pecho, mientras escuchaba un grito fuerte y claro de su hija…
-¡Papá!
* * *
El doctor se alejó, dejando a la familia
reunirse al fin. Nadie sospechó de él cuando dejó su bata y salió por la puerta
trasera del hospital. Tampoco nadie sospechó de él cuando empezó a alejarse con
paso firme hacia su casa. Esa opresión en el pecho era muy molesta. Por fin, a
salvo en su vivienda, pudo quitarse la camisa y desatar las vendas como había
hecho el día que ayudó a Ana en el risco. De esa forma, liberó sus dos grandes
y hermosas alas blancas.
- Cada día disfruto más de mi trabajo… -
artículo feliz mientras extendía sus alas libres.
Unos días después, la pequeña Gema
disfrutaba en casa de su abuela junto a sus padres, feliz, todos juntos otra
vez. Fue entonces cuando se fijó en una fotografía que hasta ahora no había
visto. Era un señor guapísimo… Su cara le era familiar, entrañable, pero no
sabía dónde le había visto.
- ¿Abuela? ¿Quién es este señor?
- Oh mi pequeña Gema. Este señor es el
abuelo de tu abuelo. Se llamaba Jeremías. Y era marino. Pobre, murió joven. Un
día se perdió en el mar, junto al acantilado. A veces, cuando paseo por allí,
tengo la sensación de verle, ¿qué absurdo verdad?
Aquella noche, Gema tuvo hermosos sueños
con seres alados y durmió muy bien. A la mañana siguiente despertó con la
imagen de un indigente en su mente. Alguien que la había ayudado una vez.
Alguien con quién soñaba de vez en cuando
mientras crecía, y que le servía de inspiración cuando se hizo mayor y decidió
estudiar medicina y ayudar a los más necesitados. Un día, estando de voluntaria
en un centro social, le pareció ver a un mendigo extrañamente familiar. El
hombre tenía muy mal aspecto, pero una sonrisa hermosa y unos ojos realmente tranquilizadores.
Decía llamarse Jeremías. Hermoso nombre. Una vez, hacía mucho, ella conoció a
alguien que se llamaba así…
Fin
Qué bonito y muy aleccionador. Un beso.
ResponderEliminar¡Gracias Susana, me alegro que te haya gustado! ¡¡Muchos besos!! :D
EliminarMe encanta como escribes..estas llena de vida.eres una gran escritora.gracias por tu bello comentario en Recomenzar
ResponderEliminarMuchisimas gracias Mucha. Uf, gracias de corazón. Y en cuánto a Recomenzar... visitarte es vivir. Tu blog tiene vida, es pasión y es emoción, y eso me encanta. Un beso muy fuerte preciosa :D
Eliminar¡¡¡Margarita es una hermosa historia!!!
ResponderEliminarMe encantó. Es difícil crear un cuento con ángeles protagonistas y lo lograste de una forma entretenida y lograda. Felicitaciones.
mariarosa
Muchisimas gracias Maria Rosa. La verdad es que el cuento original era solo una pagina y ha sido un reto ampliarlo un poco, y no pasarme, ja ja. Muchos besos y gracias de corazón por comentar. Muuaakkk :D
EliminarQue bella historia... :( me has sacado unas lagrimillas con el final, es que es tan grafico cuando se quita las vendas y abre sus alas...
ResponderEliminarGracias por esta historia tan bella, y por el gran significado que tiene...
Me pusiste la piel de gallina con este final..
fue tan corta la novela, pero con un gran significado y con un gran gancho hacia mi.. :)
Saludos MArgarita..
Muchisimas gracias Paulina. Uf. Me alegro un montón. Esto de las mini novelas tiene su ventaja, porque me permite seguir manteniendo vivo el blog mientras intento sacar a la luz mi primera novela. De ésas de verdad que tienen todos los capítulos seguidos, ja ja.
ResponderEliminarMuchas gracias amiga. Por tu comentario y por seguirme y por animarme y por estar ahí. Un beso muy fuerte :D
Hola Margarita, se me había pasado leer el último capitulo de tu novela, lo acabo de hacer y me ha gustado el final tan hermoso.
ResponderEliminarBesos.