(Imagen Pixabay)
Una guardia
infinita. Casi treinta horas de cambio de catéteres, sondas
colocadas, apósitos caídos, y miedo en los rostros desconocidos y
en algún que otro… que ya no lo es. Agotamiento, extenuación
incluso, al abrir la puerta de urgencias, y salir como un preso
liberado al fin de su cautiverio.
El viento
en la cara me revive, haciéndome notar cada parte de ella, y
susurrándome misterios al oído… y ese olor a tierra mojada, me
hace aspirar con fuerzas renovadas, llenando mi pecho de aire y
ganas. No me importa la frialdad de las primeras gotas de lluvia, ni
tampoco como el viento levanta mi falda, yo solo aspiro libertad,
vida y agua no salada.
En minutos
llego a casa, con el agua en el pelo, la ropa y la cara. Enciendo la
chimenea y me alumbra la llama tímida, que se envalentona con
suavidad cogiendo fuerza, calentándose mi corazón y sonriendo mi
alma. El crepitar de la madera me recuerda mi propio cansancio, y
desnudo mi cuerpo, que se dora con el reflejo de las llamas, para
ahogarlo de nuevo, esta vez en el agua de la ducha.
Pijama,
zapatillas y saciar una necesidad, es ahora imperioso para mí. No me
importa tomar café antes de dormir, jamás me quitó el sueño,
supongo que debido al puro cansancio. El borboteo alegre de la
antigua cafetera de mi madre, arranca mi sonrisa, mientras siento
como toda la casa se inunda con el olor del café recién hecho,
aroma que llena mis sentidos y me hace regresar por un instante, a
aquél primer beso, con sabor ardiente a grano de café mezclado con
chocolate… pecaminoso y adorable.
El agua
golpea los cristales de las ventanas, dibujando en ellos su historia,
y regalándome música ambiental. Mientras, yo vierto el oscuro y
caliente café en mi taza favorita, y salivo ante la pura necesidad
de disfrutar de mi bebida favorita. Casi como si se tratase de una
ceremonia antigua, me dejo caer con suavidad en el sofá que
hay frente a la chimenea, y tomo la taza entre mis dedos mirándola
con reverencia, sintiendo su fuego.
Toda la
casa huele a café y leña ardiente, a descanso y calidez… y
termino sonriendo como una boba, mientras aparto la cucharilla que
hasta hace un momento bailaba dentro de la taza. El momento en que lo
acerco a mis labios es… sublime. Apoyo mis labios en el borde y doy
un pequeño sorbo, despacio, saboreando, paladeando, y dejando que el
amargor del café se convierta en dulzura en mi paladar…
Estoy
segura. A veces, el cielo existe aquí, en la tierra.
Treinta horas tienes mucho mérito. Un beso.
ResponderEliminarHola Susana, pues sí. Y diría que es una barbaridad, si no lo hubiese escuchado de boca de un médico en una conversación con otro, se me quedó grabado a fuego.
EliminarMuchos besos preciosa :D
El cielo está en la tierra. Solo hay que pensar en ti. Preciosas
ResponderEliminarpalabras, amiga.
¡Muchisimas gracias Espe! Opino lo mismo de tí y lo sabes cielo. Muchos besos :D
EliminarNiña ¿cuando me vas a invitar a café?
ResponderEliminarEs broma amiga, me has dejado sin palabras.
Exquisito el escrito, más que el café.
Besos Ricardo.
Ja ja ja, muchas gracias Ricardo, eres un sol. Cuando quieras te invito a café, aunque yo últimamente abuso más de las infusiones, que no veas que ritmo frenético, ja ja.
EliminarMuchos besos :D
Después de leerte necesito imperiosamente un momento de calma y una fragante taza de café.
ResponderEliminarMuy bueno Margarita!
Ja ja ja , muchisimas gracias Nuria. Hacen falta esos momentos. Muchos besos cielo :D
EliminarEn ocasiones la vida da vueltas que nos llevan a valorar lo que tenemos. Un texto muy real y cierto y hermoso. Descansa y esperamos que pronto estes mejor. Un abrazo Margarita.
ResponderEliminarGracias Ainhoa, yo estoy bien cariño, es mi personaje del relato la que está estresada a tope, aunque lo cierto es que cambiando cambio de catéteres por otras cuestiones... uf, creo que yo también necesito ese café, ja ja.
EliminarMuchos besos cariño :D
Certero y hermoso. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminar¡Muchisimas gracias Guille, y bienvenido a mi mundo! :D
Eliminar30 horas me suena a novela! la verdad es que escribes muy muy bien
ResponderEliminar¡Hola preciosa! Muchas gracias, y encantada de ver que has regresado. Muaaakkk :D
EliminarOtra vez enganchada ;)
ResponderEliminarBss
Ja ja , gracias María. Esta vez no tiene continuación, es un relato solo en lugar de mini novela. Menos sufrimiento, ja ja.
EliminarMuchos besos :D
Precioso!Gracias por tu visita!💜💜💜
ResponderEliminarMuchas gracias Carolina, y me encanta visitarte. Muchos besos :D
EliminarEl universo está en tus palabras y el cielo en la pluma de tu alma.
ResponderEliminarUn placer leerte, mi querida Margarita.
Un beso enorme.
¡Muchisimas gracias Maria! ¡¡Besos!! :D
EliminarDelicioso escrito, precisamente como el aroma del fuego y del café.
ResponderEliminarInfierno y paraíso están aquí en la tierra, es lo que podemos llegar a vivir en el momento menos pensado. Elijo el paraíso, claro.
Ya me he descargado las 5 partes de La Pluma Dorada. Disfrutaré su lectura y luego comentaré.
Besos.
¡Muchisimas gracias Navegante! Y totalmente de acuerdo contigo. El infierno y el paraiso están aquí en la tierra. Yo también elijo el paraiso, ja ja.
EliminarMuchos besos :D
hola! con un café todo se hace mas soportable, bendito sea! gracias por tu calidez maravillosa que transmiten tus palabras, si hasta parece sentirse el rico olorcito del café!!gracias amiga, abrazosbuhos!!(veo que puse muchas veces la misma palabra y es que nos encanta¿¿ tomamos unos juntas? abrazotes.
ResponderEliminarun beso de buenas noches a las estrellas y abracitos a la luna.Buenas noches bella dama... abrazosbuhos.
ResponderEliminarJa jaja, ¡¡gracias chicas!! Esa frase me suena mucho, ja ja. Alguien diría que estáis leyendo Estatuas de sal. Muchos besos chicas y gracias por estar siempre ahí. :D
EliminarFeliz finde guapa!!
ResponderEliminarBss
¡Igualmente María! Muchos besos :D
EliminarEncantada de leer tu ultimo post!!!Feliz fin de semana precios@!!!💜💜💜
ResponderEliminar¡Igualmente Carolina! Y buen fin de semana para tí también cielo.
Eliminar¡Besos! :D
Nada mejor después de un día de trabajo agotador , que llegar a la casa, ponerse cómoda y saborear un café. Muy bien narrado Margarita, lo disfrute.
ResponderEliminarmariarosa
¡Muchisimas gracias María Rosa! Un beso muy grande. ¡¡Besos!! :D
EliminarTan cierto, el cielo está en muchos pequeños placeres y sin duda el café y el olor que deja en casa es uno de ellos : )
ResponderEliminar¡Gracias Diana! Opino igual. Ese olor intenso que llena los sentidos. Muchos besos cariño :D
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