viernes, 13 de octubre de 2017

Una parada en el camino. Capítulo 4




Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3


Capítulo 4

La frialdad de la respuesta de ella y la forma tan brusca en que el llanto cesaba y ella retiraba su mano de debajo de la de él... no le gustaron. Tampoco esperaba como ella se levantaba y de pronto parecía crecer varios centímetros mientras le miraba con una sonrisa no propia en ese instante.

Antes de darse cuenta de qué ocurría, el buen doctor sacó una placa del bolsillo de su chaqueta. 

-         Inspector Armando Vázquez. Raúl Gómez Martínez, queda usted detenido por el secuestro de su hija Carolina y por el intento de internamiento en una clínica psiquiátrica de su esposa, Dª Ángeles León Fernández.
-         ¿Cómo? ¡No sé de qué habla!
-         Disculpe que no le crea. Tenemos infinidad de pruebas. Entre ellas, el documento que acabo de firmar. Puede usted guardar silencio o todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra …

Aún no había terminado de leerle sus derechos, cuando Ángeles se acercó a su marido y, el silencio se instauró en aquél pequeño y desvencijado vestíbulo de hostal, tras el sonido de la bofetada que ella le propinó.

-         ¿Cómo has podido?- le preguntó con la voz temblorosa.
-         No sé de qué me hablas.
-         De veras vas a seguir fingiendo – le dijo ella con un tono de voz que no dejó a aquél hombre otra alternativa más que hablar después de todo.
-         Estás loca Ángeles. Totalmente loca.
-         ¿De veras? Bien. Perfecto. Entonces no te habrá importado que ahora no tengamos bienes gananciales. ¿Verdad amor? Sí. Lo hice hace poco. Tan solo hace dos semanas. Fíjate.
-         No puedes hacer eso Ángeles.
-         ¿No? ¿Ni siquiera cuando tienes pruebas sobre que tu marido te es infiel?

Fue entonces que él se cayó de pronto para intentar continuar.

- Jamás te he sido infiel.
- Tengo fotografías Raúl.
- Donde estoy contigo…
- ¿Conmigo? ¿Cómo sabes eso?

Y de pronto Ángeles se levantó el pantalón.

- ¡Ella no tiene esta cicatriz, maldito hijo de puta!

La consternación se apropió en un instante de él.

-         ¿Desde cuándo lo sabes?
-         Empecé a sospechar de ti la tercera vez que me hiciste pasar por esta tortura. Además, la pequeña Carolina balbuceó el nombre de mi hermana y empecé a atar cabos. ¿Desde cuándo estáis juntos?

El hombre la miró exasperado.

- No podrás demostrarlo.
- ¿No? Tengo fotografías y un vídeo, mi amor. Un video… ¿Desde cuándo estás con ella?

Finalmente Raúl cedió.

-         Desde antes de nacer las niñas.
-         Eres un cerdo.
-         Lo siento Ángeles, no quería que las cosas se complicasen tanto, pero estaba lleno de deudas, tú no ibas a aceptarlo...
-         ¡Vete al infierno Raúl! ¡Has utilizado mi dolor por la muerte de nuestra hija! ¡Nuestra, capullo insensato! ¡Ibas a internarme! Mi marido y mi hermana... - terminó diciéndole en un susurro. – Solo espero que ambos podáis vivir con lo que habéis intentado hacer.

Quince minutos después se escuchaban las sirenas y un coche de jefatura llegaba. Raúl era detenido, junto a la dueña del hostal y su hijo como cómplices.

Él actúaba así. En efecto, hacía un par de años, tuvo un accidente donde murió una de sus hijas, la gemela de su pequeña Carolina, Evangelina. Ella también tenía su propia gemela, su hermana Lourdes, que supuestamente presa de un ataque de dolor tras el accidente, se había marchado al extranjero.

Pero la realidad era bien distinta. Raúl y Lourdes mantenían una relación desde hacía casi tres años. Raúl iba a separarse de Ángeles cuando descubrió que estaba embarazada.

Después continuó con ambas hermanas, hasta que finalmente, ocurrió el accidente. Si se divorciaba de ella tendría que cederle la mitad de lo que habían conseguido en el matrimonio, un restaurante de alto standing.

Así que optó por la solución más fácil. Convenció a Lourdes para fingir que Ángeles había perdido la cordura tras la muerte de Evangelina. Y Lourdes, lamentablemente, aceptó.  Raúl sobornaba a los propietarios de hostales pequeños donde a causa de la distancia o incluso, de forma concertada, sabía que ella se quedaría a pasar la noche. Después, grababa un vídeo donde Lourdes, idéntica a Ángeles, entraba sola en el lugar correspondiente, portando una mochila idéntica a la de su mujer.

Ya solo faltaba llevarse a la pequeña y de ello se encargaba la propia Lourdes. De esa forma, Carolina no se asustaba.

Firmas de testigos iban atesorando el ingreso de Ángeles en una clínica, así como su imposibilidad para administrar un negocio.

- Mi hermana estará arriba en una habitación. Escondida con Carolina. Por favor, agente, búsquela y devuélvame a mi pequeña – dijo Ángeles dejándose caer sin más abatida en el frío y asqueroso suelo. – Esta vez no tendré que esperar a que mi hija “aparezca” sin más.

Raúl la miró con una intensidad que Ángeles solo percibió como odio.

Minutos después, una joven idéntica a ella y vestida de igual forma bajaba las escaleras. La pequeña Carolina venía en brazos del inspector.

- ¡Mami!, ¡Mami!
- ¿Cómo está mi pequeña? – le dijo ella con cariño tomándola en sus brazos con fuerza.
- Hermana… puedo explicarte…
- Déjalo Lourdes. Nada justifica lo que has hecho. Siempre me tuviste celos, y no sé por qué. Tú eras la favorita de nuestros padres. Te aprovechaste de mi dolor. ¿Y después qué? ¿Vivir juntos sin más? A fin de cuentas, somos idénticas… por fuera.
- Mamí… volvió a decir Carolina – Ados tita…

De pronto Lourdes, ya esposada, se detuvo ante su hermana.
- ¿Cómo nos distingue? Somos idénticas.
- No. No lo somos. Yo siempre supe quién era Carolina, y quién Evangelina. Siempre. Y mi hija también lo sabe. Es su corazón. Pero claro, hermana, tú y esa cosa de ahí no sabéis que es tener corazón.

Por fin, todo había acabado. De verdad.

- ¿Qué va a hacer ahora? – le preguntó el inspector.
- ¿Qué voy a hacer inspector? Pedir la custodia de mi hija y divorciarme.



5 comentarios:

  1. MARAVILLOSO
    Me encanta como escribes de verdad, no voy a cansarme de decírtelo
    Espero que jamás dejes de traernos estas historias porque me encanta pasar el tiempo leyéndolas
    Un besote!

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    Respuestas
    1. Muchísimas gracias Naya. Me alegro un montón que te haya gustado. Gracias, gracias. Un beso :D

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  2. Respuestas
    1. Esa era la idea Susana. Desconcertar un poco. Muchos besos :D

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  3. Que mal tipo y seguramente que hay muchos esposos así. Pierden la cabeza o se enamoran de otra mujer, cosa que puede suceder, pero internarla en una clínica y quitarle la hija; es de mala persona.

    Muy buena tu novela, te dejo mi aplauso.

    mariarosa

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