sábado, 16 de septiembre de 2017

Silvia






Tan solo disfruté de tu presencia una vez, única y real, pero fue suficiente para que tu alma límpida quedase guardada en mi recuerdo.

La intensidad agua marina de tu mirada se mezcló con el azul del cielo al sonreír. Joven, intrépida, viva, me impresionaste con tu dulzura y me regalaste paz. 

No nos conocíamos de nada, pero viniste a casa...
y al instante, te quedaste en mi corazón. Abrazaste a mi hermano y le miraste, como solo aquellos que no tienen miedo a lo que sus ojos le muestran, pueden mirar. Le miraste como una valiente y entre ambos, el universo se relajó. No es fácil mirar a los ojos de aquellos que no ven tu aspecto, sino tu interior. Al igual que para él es imposible, desde su discapacidad psíquica, seguir un protocolo… pero en aquél día te guardé dentro de mí, porque lo que yo vi fue el abrazo entre dos almas limpias que tal vez se reencontraron a través del tiempo. 

Tu forma de compartir aquellos momentos, tu forma de mostrarte ante mi familia y ante mí, que no éramos más que desconocidos para ti, se quedó aquí dentro, almacenadita, dentro de mi corazón.

Y poco después, me contaron tu historia.

Me contaron la historia de la chica de corte de pelo atrevido y pupilas que se aferraban a la vida. Me contaron que la quimio había sido tu asesora de imagen. Y yo pensé… que tu fortaleza interior y tu espíritu de guerrera era quien te asesoró para aferrarte a cada momento y cada instante. 

No te conocí… y sin embargo, supe tanto de ti en un solo instante…

Cuando tu enfermedad decidió dominarte, yo preguntaba por ti con miedo. Con el miedo que te sentía por dentro. Tan joven, tan linda, con toda tu vida por delante… y luchando de forma literal para continuar un solo instante. 

Tu cuerpo se durmió, mi querida niña. Porque no eras más que eso. Una niña de cuerpo, que de espíritu… viviste muchas vidas en una. 

Pero ¿sabes? Me niego a pensar que te fuiste sin más. Porque no fue así. Tal vez tu cuerpo perdió la batalla contra tan cruel enemigo. Pero tu alma, tu esencia, tu espíritu, tú ser… siguen tan vivos como aquél día en que me dijiste “Hola, soy Silvia”, con el brillo de la felicidad en tu mirada, y con la serenidad del luchador que sabe que aun pereciendo, habrá vencido la batalla. 







(Quiero enviar desde aquí un beso a la familia de Silvia, para mí, la chica de la alegre mirada que me regaló un ratito junto a ella, y que a pesar del tiempo o la distancia, sigue muy viva en el interior de quienes la conocieron, entre ellos mi primo Nicolás, gracias al cual la conocí, y Miguel Angel.

Y un guiño para ti Silvia. Vuela libre)


12 comentarios:

  1. Agradecido y arrodillado ante su relato. Gracias

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    1. Soy yo la agradecida por haberla conocido. La sensación que me dio al conocerla fue... como la de un riachuelo de agua fresca en verano, que lo ves pasar risueño y alegre y cuando te sumerges en él descubres que te transporta a otro mundo y te transmite un bienestar inmenso.
      No olvido su sonrisa, ni tampoco su mirada sincera. Y pensé que igual era muy atrevido escribirle unas líneas sin decir nada a su familia... pero también pensé que en un día como hoy iba a darles un poco de luz saber que su niña seguía viva en más corazones.
      Un beso Rafael Tomás. Un beso para todos de una amiga.

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  2. Indudablemente una lluvia de alivio el recibido por sus sinceras palabras. Mil gracias

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    1. Justa ésa era la intención Rafael, recordarla pues está ahí, presente. Y a la vez, enviar un abrazo con todo mi respeto a su familia. Si he dado un poquito de paz hoy a sus corazones, ella estará sonriendo. Un beso Rafael :)

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  3. ¡Ay Margarita! Es una historia tan emotiva como hermosa, desgarra el alma que una chavala tan joven fallezca, ella que compartió con vosotros un día feliz para la familia. Sí, es precioso que la tengas en tu corazón y la dejes ahí para siempre.
    Esta entrada peñizca fuertemente el alma.

    Besos.

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    1. Hola amiga. Sí. Ella estaba muy unida a un primo mío y a través de él la conocí. ¿Por qué? No lo sé, pero fue una persona que quedó grabada en mi memoria y en mi retina. Parece increible, pero puedo verla sonriendo aquél día con una limpieza en los ojos y un espíritu de lucha impresionantes. Creo que fue por eso. La alegría que le vi en todo lo que hacía a pesar de la gran batalla que estaba librando. Todo un ejemplo de fortaleza.
      Un beso cariño :D

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  4. Una preciosa y entrañable historia, mi querida Margarita, y la verdad es que duele saber que ya no volverá a estar en presencia pero sí siempre en tu corazón y desde tu interior ella te sonrie y te siente como tú a ella.

    Besos enormes.

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    1. Muchas gracias María. Sí que duele. Qué pena que aun no haya curación para determinadas enfermedades. Tan joven, empezando a vivir... A pesar de que solo nos vimos aquella vez, yo sabía de ella a través de mi primo. Ellos si tenían mucha relación con ella, lo que ocurre es que no vivimos en la misma ciudad y además, mi primo es soldado y partió durante meses.
      Cuando me enteré de que ya no había podido más recordé el día que estuvo aquí, la sonrisa de sus ojos, la luz que desprendía. Por eso he escrito estas palabras, para que su familia sepa que no se la olvida. Y si no la olvido yo que apenas la conocí a pesar de lo que me impresionó, imagina las personas que tenía alrededor.
      Un beso María. :)

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  5. Que fuerte esto amiga. Que maravilla de homenaje y cómo se nos parte el alma en varios pedazos al saber de ciertas vidas y ciertas personas.
    Solamente un alma grande como la tuya pueden relatar así con ese fervor, esa dulzura y esa justicia.
    Bello es poco.
    Besos.

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    1. Muchas gracias Navegante. Silvia era y estoy segura de que sigue siendo en algún lugar, una estrella de luz hermosa. Un beso muy fuerte :)

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