domingo, 16 de abril de 2017

El viejo ciruelo. Capítulo 2


Capítulo 1

Capítulo 2

Por aquél entonces, yo era un zagal dispuesto a comerme un mundo que no me pertenecía. Pero quién sabe, lo que le pertenece a uno o no, a los veintipoco años.  Era un muchacho agraciado. O al menos, eso me hacían ver las jóvenes del lugar.

Mi padre, herrero de toda la vida, me había inculcado desde pequeño que hay que vivir para trabajar. A mí, aquella frase, me gustaba voltearla. Trabajar para vivir me parecía más lógico, pero lo cierto es, que por aquél entonces, tampoco daba demasiada importancia a este hecho.

Cada día cumplía con el horario que me imponía mi padre, severo de nacimiento y casta, y regalaba algunas horas más al negocio familiar. Eran tiempo difíciles, y yo un joven avaricioso en cuánto a fortuna.


A la llegada de la noche, cuando al fin soltaba las herramientas y llegaba a casa, tomaba un baño y salía a dar una vuelta por el pueblo, junto a mis amigos inseparables de batallas y juergas.

Pepita, la hija del boticario, Azucena, la hija del veterinario, Lola, la hija de la maestra... acudían como palomitas a la luz en busca de mi sonrisa. Sí, sí, ya sé que suena presuntuoso, pero así era, y si mis amigos aun vivieran, podrían dar buena fe de ello.

Pero mi vista estaba en otra parte. Mi vista estaba en Adela, la menor de las hijas de Zacarías, el borrachín del pueblo. La única muchacha que no se percataba de mi presencia, ni de mi ánimo de conquista, que se escondía tembloroso, cuando tenía sus enormes ojos del color del la nuez moscada, tan inusuales, y tan mágicos, cerca de mí.

Aquella muchacha me cortaba el resuello y despertaba en mí un fervor casi enfermizo. Más ella, era ajena a todo aquello, pues además, la única baza que yo tenía para encandilar a una joven era mi aspecto... pero en el caso de Adela, tampoco eso servía, pues la muchacha más linda del mundo entero, era ciega.

Cada noche bajaba yo al pueblo y me pasaba horas frente a su casa. Me asombraba como la joven conseguía moverse sin golpearse con ningún obstáculo, a pesar de todo lo que la rodeaba.

Su belleza era inmensa. Su piel, bronceada por el sol, contrastaba con el tono tostado de sus cabellos y el brillo claro de sus ojos. Parecía delicada en apariencia, pero nada más lejos de la sutil realidad, cuando yo la veía cargar con aquellos barreños de ropa lavada. Cuando empezaba a tenderla, se me secaba la garganta con el contorno de su cuerpo. A veces, cuando había suerte, y llegaba el calor, su escote bajaba unos centímetros y me permitía ver un par de dedos bajo el nacimiento de su cuello, imaginando yo como continuaría esa piel hasta los pechos que se marcaban con aquél vestido.

La de veces que espíaba yo a Adela.

Zacarías, hombre que jamás fue pendenciero, no se enteraba de nada, salvo de aquellos pretendientes que no dejaban de tocar a su puerta. 

Pero había algo más. Mucho más.

Adela tenía fama de hacer tres preguntas a sus admiradores, tres preguntas que jamás eran desveladas por nadie, y que ninguno de ellos acertaba a contestar como ella deseaba.

Corría el rumor de que la muchacha jamás elegiría marido, pues a todos les planteaba las tres cuestiones, siendo fundamental la acertada respuesta para poder tener una cita con ella.

Mi obsesión por descubrir cuáles eran las preguntas se estaba convirtiendo en algo que no me dejaba vivir en paz. Pero era imposible, pues Adela hacía a todos prometer que no desvelarían la naturaleza de estas cuestiones. 

Zacarías siempre estaba presente en las entrevistas que su hija tenía con los distintos pretendientes. Pues él debía velar por el buen nombre de su pequeña. Si bien había bastantes lagunas en su vida causadas por los estragos del alcohol y la desidia, Adela, era lo único de valor que poseía, y había prometido a su esposa, en el lecho de muerte de ésta, que velaría por ella hasta el fin de sus días. Hombre supersticioso a más no poder, no  iba a incumplir esa promesa, si bien también es cierto, que el alcohol le ayudaba a mitigar al ausencia de su difunta esposa, y los sinsabores que a diario sufría, por dolencias, necesidades y miedos a una enfermedad cada vez más avanzada.

No era fácil la vida de Adela y su padre. La joven tenía dos hermanas mayores, ya casadas hacía tiempo y, que habían emigrado junto a sus maridos buscando mejores posibilidades de vida que las que ofrecía este puebluecho en aquella época.

En más de una ocasión, la joven había tenído que ir a buscar a su padre al bar del pueblo, y con ayuda de Tomás, el dueño del bar, llevarle a casa. En otras ocasiones, y en consideración al estado de la muchacha, eran voluntarios los que se ofrecían a llevar al hombre, en particular, pretendientes de Adela, que muchas veces, azuzaban al hombre para que tomase más y más alcohol, y tener así una excusa para visitarla.

Lo que yo jamás me imaginaba, era que mis propios amigos pidieran una cita con ella. Sabiendo ellos como sabían de mi obsesión por ella, convertida en deseo líquido para mí. No les importó, y me retaron a hacer lo mismo si tanto me importaba la muchacha.

¿Por qué no? Había muchísimo que ganar, y poco que perder, tan solo por poder estar unos instantes en la misma habitación que ella, inhalando su aroma y admirando su piel, serían una recompensa.





15 comentarios:

  1. Qué buena pinta tiene estoooooo!!!!!! :D

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  2. Qué buena pinta tiene estoooooo!!!!!! :D

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    1. Ja ja, muchisimas gracias. No se si habrás leido el primer capítulo también. Es una serie cortita, solo cinco capítulos que espero que disfrutes. Bienvenido o bienvenida :D

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    1. Gracias Susana. Espero que te vaya gustando conforme avance. Muchos besos :D

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  4. Estamos espectantes, no me lo pierdoooooooooooooooooooo!
    Besos.

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    1. Ja ja ja, muchisimas gracias Mari Carmen. Es una mini novela, mini, pero mini de verdad. Es una historia de solo cinco capítulos. Muchos besos :D

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  5. Hola!
    Me encanta la forma que tienes de escribir y me crea gran curiosidad por seguir leyendo
    ¡Un beso!

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    1. ¡Gracias Naya! Ja ja, te lo agradezco de corazón. ¡¡Un beso enorme!! :D

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  6. Solo 5 capítulos dice.....a mi se me van a hacer eternos.....

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    1. Ja ja ja, ¡que va! Ya verás, prontito conocerás el final de esta historia... ;)

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  7. ¿Cuales serían las preguntas? Intereante historia, me quedo esperando la próxima.

    mariarosa

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    1. A veces, las preguntas más simples son las más complicadas de responder... espero que te gusten amiga mía :D

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    1. Me alegro Kristalle. ESta mini novela es muy cortita, solo cinco capítulos, espero que te vaya gustando hasta el final:D

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