Notre Dame

Qué curiosa la vida ¿verdad? Hace mucho tiempo que deseo con mucha intensidad viajar y conocer sitios nuevos. Me encantaría conocer a fondo mi propio país, que es hermoso y magnífico, y entre todo él, me muero por pisar los bosques del norte. 

Pero además, puestos a soñar, hay lugares del extranjero que siempre soñé conocer. El mundo es grande, no me preguntes el motivo, pero siempre pensé en Escocia como un imán. Sin embargo, últimamente, empecé a escuchar susurros en la noche de un sitio más cercano. Un lugar donde me ha llevado mi amor por las letras y donde "la vie en rose" se me antojaba paseando por el Sena, visitando pequeñas librerías escondidas y ¿por qué no? Mirando esos ojos de piedra de las gárgolas y el colorido de las vidrieras. Escuchar su historia. Desgranar sus secretos. 

Ayer mismo hice una promesa que compartí en Twitter...

Algún día te visitaré, entre letras y papel, dibujaré tus calles y soñaré tus noches...

Pocas horas después, me enteré que Notre Dame ardía. 

El tiempo se detuvo, cuántas y cuántas personas observábamos impotentes las imágenes que nos iban llegando. Imágenes de esa gran señora de casi novecientos años ardiendo con fuerza. Una chispa que se extendió como un gran dragón de fuego que no quería cerrar las fauces. 

(Imagen de La Vanguardia)

Pero no quiero mostrar este tipo de imagen, pues prefiero imaginar que en lugar de dragón, es ave Fénix que resurge. La estructura se ha salvado, y las labores de reconstrucción no serán fáciles, pero existe esa posibilidad. 

Así que hoy quiero compartir con vosotros su cara hermosa. Y pensar así en ella. Porque así, es como volverá  a ser. 

Las imágenes son un regalo de Pixabay.es; pero espero algún día, no dentro de demasiado tiempo, compartir mis propios imágenes.