La estrella de Semana Santa

Un manto que se oscurece en la noche nos cubre, un manto de color incierto que guiña con destellos plateados y lejanos. "Estrellas" son llamadas esas pequeñas luciérnagas celestiales, que llegan a nosotros, a pesar de la mayor de la distancia. Hay quién dice que son pequeñas ventanas a otros mundos, otros opinan que son almas dormidas, y que cuando alguien quiere visitarnos, se transforma en fugaz estrella que nos visita...

Una leyenda griega dice que un hombre enamorado, un humilde pastor, conmovió el corazón de Poseidón y que este le ayudó a conseguir el amor de su joven amada. Contra toda lógica, Poseidón apagó la luz de las estrellas celestiales, dejando que conociesen lo que era bañarse en el mar. Su luz se fundió, pero quedó transformada en pequeños anillitos y les dio el poder de regenerarse. Se convirtieron en amuleto de la buena suerte. 

Pero la magia es poderosa, y no solo el cielo y el mar se cubren de estrellas. Naranja estrella que guiña al blanco de la espuma de mar... cielo y océanos repletos de estrellas. ¿Qué ocurre con la tierra? 

Cinco puntas blancas que se regeneran cada año entre el verdor de los naranjos, cubren en estos días nuestras calles. Pura esencia de jazmín almizclado y fruto ácido que se vuelve dulce en los labios. Aroma y fragancia del cielo, el océano, el azul y el blanco... Así es la estrella de la Semana Santa. Cinco puntas con un corazón almizclado de pasión y dulzura. Así es nuestro azáhar sevillano. Blanca túnica y verde manto, tambores y cornetas florecientes. Pasión, devoción e incluso llanto, que se yerguen bajo la luz de los cirios y las imágenes de antaño.