Una parada en el camino. Capitulo 2

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Capítulo 2

- ¡Carolina! ¡Carolina!

Ángeles no dejaba de gritar hasta que finalmente y convencida de que en efecto la pequeña no estaba en la habitación, salió al pasillo y continuó con su llamada de auxilio. Igual no había cerrado bien la puerta y la pequeña había salido. Igual... había vuelto a ocurrir.

Al borde del llanto y como si la vida le fuese en ello, comenzó a gritar como una posesa pidiendo ayuda. Rápidamente, la puerta de al lado se abrió y salió un señor de unos cuarenta años. Su rostro mostraba el desconcierto al escuchar los gritos, coincidiendo en el pasillo con el hijo de la dueña, que también acudió al escuchar la algarabía.

Una parada en el camino. Capítulo 1

Capítulo 1

Se sentía angustiada. El viento arreciaba con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos de fijar la dura dirección de su vehículo. La lluvia golpeaba con furia y los limpiaparabrisas parecían querer salir disparados. La carretera comenzaba a volverse invisible y la noche empezaba a ser un hecho.

Ángeles sintió deseos de llorar. Miró por el espejo retrovisor y se dio cuenta de que la pequeña Carolina se había dormido. Suspiró con fuerza, no veía con claridad las señales. Las bifurcaciones del camino aparecían ante ella sin tiempo a tomarlas. La tormenta aumentaba y empezó a tener miedo a no poder controlar el vehículo.

Otoño y olvido

Caen las hojas de los árboles,

como cae el velo sobre tus sentidos,

el camino se torna de ocre y vino,

al igual que se adormecen tus latidos

El otoño susurra a tu oído, 

al igual que al suyo el olvido,

se esparce el olor a leña

y el impulso de lo vivido, 

que mecidos por el viento regresan

aquellos recuerdos perdidos,

a través de susurros de amor

de los seres queridos. 

Silvia

Tan solo disfruté de tu presencia una vez, única y real, pero fue suficiente para que tu alma límpida quedase guardada en mi recuerdo.

La intensidad agua marina de tu mirada se mezcló con el azul del cielo al sonreír. Joven, intrépida, viva, me impresionaste con tu dulzura y me regalaste paz. 

No nos conocíamos de nada, pero viniste a casa...

Blogger Recognition Award

Hola amigos, hoy os traigo una entrada especial. Como vosotros sabéis, a la derecha de mi blog, hay un listado de los blogs más asiduos que visito. Entre ellos, se encuentra HELENA, editora de un blog que desde el principio me enganchó por la gran sinceridad que posee y la forma tan clara y hermosa de expresar sucesos que conforme ella misma explica, están "Basado en Hechos Reales". Pues bien, cual ha sido mi sorpresa cuando al leer su última entrada he descubierto dos cosas. Primera, la Blogger Recognition Award, un reconocimiento a los blogueros donde los distintos editores de los blogs van nominando a otros blogs. Y segundo, que mi amiga Helena me ha nominado a mí y a mi Pergamino de sueños escritos. 

El mensajero de las olas. Capítulo 5

Capitulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4

Capítulo 5

Cuando Miguel terminó de explicar a aquellos extranjeros donde estaba el lugar donde se dirigían, ella ya se alejaba por la arena en dirección a aquél chiringuito llamado “La sirena verde”.

Se apresuró. Era ella. Estaba seguro. Ésa era la sirena que vio aquella noche en la roca.

Karl Bang...y la que yo he llamado su "Reina de ébano"

El olor del fuerte café inunda mis sentidos. Ella es así. Como el buen café. Saborearla despacio es mi vicio más sentido. Pero como el buen café, he de hacerlo de forma dosificada para que mi corazón no rebase los latidos permitidos. ¿Pero… quién es capaz de detenerse una vez comenzada la danza?

Los ojos suaves de ella, hechos de terciopelo, me tientan hasta más allá de lo definido, al igual que su fuerza nacida del corazón y capaz de doblegar a la fiera más salvaje.

Hombre soy que  ya no conoce otros senderos.  Perdido ando entre las curvas de mi reina de ébano. Perdido deambulo en su caminar y sus secretos… más jamás fui tan feliz de perderme, y jamás me encontré tan a salvo…

Karl Bang fue un pintor nacido en Shanghai en 1935. Durante la Revolución cultural de Mao Tse-Tung en China, se le exigía que pintase lo que el gobierno estimaba pertinente. Pero a partir de 1984, se le permitió emigrar a Estados Unidos, y empezó a representar en la pintura lo que él más amaba. Mujeres bellas de distintas razas y culturas. Mujeres de las que plasmaba no solo su belleza exterior, sino la profundidad de su belleza interior, representándolas como diosas fuertes, y a la vez, mujeres  de suaves sentidos.

El mensajero de las olas. Capítulo 4

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3

Capítulo 4

La semana había sido realmente cruda. Miguel sintió que la extenuación lo dominaba. Pero no iba a dejar de cumplir el sueño de su abuelo. Tomó la botella y la arrojó con fuerza, como siempre hacía, amparado por la noche y por el descanso de los bañistas. Observó el brillo plateado de la luna sobre las aguas. Y de pronto, la curiosidad le invadió. ¿Por qué aquél punto exacto para arrojar las botellas?